Desde el 2009 cuando Néstor Kirchner instrumentó FPT se ocuparon 10.000 millones en sostener una actividad prescindible. El dominio del torneo nacional de fútbol y sus derivaciones sirvió para sostener publicidad inmoral del gobierno, pudiendo usar los recursos para sostener políticas inclusivas de deporte social y actividades recreativas de socialización.

15.05.2015 || Ayer en el día del jugador de Fútbol se produjo la irreparable pérdida del jugador jujeño Emanuel Ortega, quien dio muestras de carácter y tenacidad para ascender en el duro mundo competitivo del fútbol nacional.

El testimonio de sacrificio del jugador del interior profundo es una prueba de la inútil derivación de recursos del gobierno nacional a una actividad que involuciona en aspecto de violencia y muerte (más de 260 en una década) protagonizadas por hinchas y parcialidades involucradas en negocios ligados al narcotráfico y sostén de poder político territorial.

FPT ha fracasado y la enorme mayoría de los políticos incluyendo a casi la totalidad de la oposición, consienten la aberración porque ambicionan su poder de propaganda.

Se ha demostrado y se puede constatar que los grandes desarrollo del deporte espectáculo posee otras maneras comerciales de financiamiento en varios casos testimonios del mundo; inclusive Argentina tiene propuestas para ceder sus derechos al futbol asiático que esta dispuesto a contratar los derechos por mas de 3500 millones pero el gobierno no muestra interés porque teme perder su enorme cuota de narcisismo.

En cuando a las deficiencias e inequidades distributivas, con respecto a las categorías menores de AFA, el accidente de Emanuel Ortega demuestra que el derrame de los fondos públicos solo llega a los clubes de la máxima categoría y a un puñado de dirigentes pesados, postergando el ascenso social de miles de jugadores que poseen conductas de verdaderos laburantes por la intensidad y seriedad de sus entrenamientos y conductas de vida.

En este sentido, también se observa que en cientos de clubes donde carecen de fondos, las precarias estructuras no son mejoradas por ningún programa interesado en el desarrollo deportivo profesional, si en cambio digitan el espectáculo otrogando una sola la vía de promoción profesional para lo cual todos deben sostener Al Consejo Federal que recauda millones de pesos sin realizar gestiones para igualar condiciones de infraestructura, a la franja del ascenso que en cada comunidad hace enormes esfuerzos por contener talentos y fomentar desarrollos, sin otro objetivo ya que no hay márgenes para generar rentabilidad desde el deporte social.

Este año, surgió el debate por mejorar la ley actual del deporte, la misma posee un perfil social importante, sería necesario su pronta instrumentación para que haya una base mas amplia de infraestructura de contención, no solo para el fútbol, sino para otras practicas colectivas e individuales de manera de enfrentar con fuertes herramientas la proliferación del consumo de drogas en niños y adolescentes en todo el país.

Por ahora, la política ha disfrutado de la injusticia de FPT la consintió, se sintió cómoda viendo como la publicidad aduló sus pensamiento único; mientras desde la oposición solo se remitieron a pedir informes del uso de los fondos, desconociendo la marginalidad que generaba el uso inútil de los mismos.

Si se hubiera enviado a cada municipio anualmente, esos recursos coparticipados por el número de habitantes, ciudades como San Salvador hubieran recibido casi un millón de pesos, Perico $210.000, San Pedro $300.000, etc; fondos que seguramente hubieran permitido un mayor desarrollo de ligas infantiles, de barrios y escolares; además de promover nuevos espacios de deporte de práctica regular.

El dolor, conmovedor por una muerte evitable del jugador de Perico, debe ser un llamado a la reflexión nacional, que alguna vez debe indicar a la política cual es el uso mas adecuado de los impuestos, desde luego actividades con mayor impacto en formación y protección de la juventud, la cual esta flanqueada por la drogadicción y la ausencia de ofertas laborales.