Jujuy 2015: avances territoriales de Fellner en la capital dan rédito a Chuli

 Jujuy 2015: avances territoriales de Fellner en la capital dan rédito a Chuli

Prensa Jujuy | Mientras desde el municipio radical de San Salvador de Jujuy se acusa un permanente ahogo financiero del Poder Ejecutivo provincial, especialmente en el envío de las remesas para pagar sueldos, el gobernador de la provincia, Eduardo Fellner, activó un operativo para ganar terreno en diferentes barrios. En 2013, casi todos le dieron la espalda al FPV.

La comuna capitalina, administrada por el radical Raúl “Chuli” Jorge, actualmente es objeto de cordiales atenciones por parte del gobierno de Fellner. No que el gobernador vaya a dar respuestas de fondo a las distintas necesidades de los vecinos de la denominada “Tacita de Plata”, pero por lo menos empezaron a plantarse algunos carteles en espacios públicos con la marca registrada del gobierno de la provincia.

Cuando los sondeos de opinión siguen otorgando a Jorge un amplio respaldo de sus vecinos, el oficialismo provincial –que en Jujuy también jura y perjura sumisión K- arremetió con avanzadas en los barrios intentando demostrar que la provincia hace, rememorando aquel eslogan de la intendencia de Hugo Conde que pregonaba “la Municipalidad, Hace”.

Uno de los pioneros en plantar la bandera “fellneriana” en el barrio popular de Alto Comedero, no fue sino la figura que hoy expresa con inigualable exactitud el “karma” que –según las religiones orientales- condiciona los actos de cada ser humano. Se trata del hijo del gobernador y diputado provincial, Germán Fellner, devenido en voluntario conejillo de indias para practicar los experimentos políticos que fueren necesarios en el laboratorio electoral de su papá.

Los primeros ensayos no resultaron. Si bien es cierto que no es poca cosa la presencia del hijo, su inexperta figura lejos está de cautivar a las masas, cada vez más adictas a las soluciones rápidas y efectivas. Para el perverso sistema clientelístico que impera desde hace años en Jujuy, “la pinta es lo de menos” o, dicho de manera más cruda, “la necesidad tiene cara de hereje”… no de ángel.

Descartada en principio la estrategia “cool”, los cerebros de la gestión provincial fueron enviando emisarios más discretos, pero no menos activos. El último encargado del “desafío capital” es el secretario de Servicios Públicos, Ricardo Souilhé, conocidísimo promotor del patín carrera en la provincia y hombre de largo aliento en la Era Fellner.

El mensaje principal de Souilhé, más que alabar las mejoras en plazoletas y espacios públicos, fue el de realzar el valor de “los niños, los jóvenes y las familias” vinculados a esos espacios que el gobierno provincial asegura que está “mejorando”.

Es que una de las virtudes de la gestión de Chuli Jorge ha sido –precisamente- la de articular los intereses de variados sectores sociales y canalizarlos a través de actividades igualmente diversas. Separando de este análisis al BEGU (Boleto Estudiantil Gratuito Universal), que sin dudas es la vedette de la gestión radical, la municipalidad capitalina apostó, no por la política del pavimento, sino por la de la integración del multifacético entramado social de San Salvador de Jujuy. Sin dudas, también hay sectores excluidos, desencantados y abiertamente opositores al “chulismo” que apuntan a una supuesta administración letárgica y carente de personalidad.

Sin embargo –aún en este contexto difícil para la municipalidad, competitivamente hablando- las obras que ejecuta el gobierno provincial no quedan encerradas en las paredes de Casa de Gobierno ni impresas en la memoria de una opinión pública inasible, sino que quedan dentro del ejido capitalino, emplazadas en barrios, vistas y palpadas por el vecino que todos los días pasa por allí. Por eso no es descabellado concluir que el gobierno de la provincia –con sus recursos tácticos, políticos, económicos- en esta renovada búsqueda de simpatía electoral, está favoreciendo y fortaleciendo la gestión del adversario que vino a destruir. Jorge, de este modo, vuelve a demostrar que su estilo de liderazgo no conoce de rivalidades imposibles ni de enemistades extremas. Capitaliza las fuerzas invertidas por un gobierno que a veces le retacea recursos y deja que la comunidad –libremente- transfiera el agua del rédito político al molino correspondiente. Es un riesgo que, en buen romance peronista, está asumiendo el fellnerismo: el de que los vecinos coman el asado y voten en contra. Como lo hicieron en 2011 y en 2013 a pesar de que les prometieron la “ciudad cívica” para todos y todas.

Lo dicho, puede sonar tendencioso o, por qué no, sencillamente absurdo. Pero hay que recordar que las simpatías electorales se van configurando desde muchas vertientes.

El gobierno de Fellner, fiel a su estilo estanciero, no admitirá debilidades ni realizará autocríticas. La estrategia, hasta ahora, es la previsible: encerrarse en una burbuja de éxitos aparentes y apuntar las cámaras, los flashes y las miradas hacia ese lugar encumbrado y atractivo, pero inaccesible para la mayoría, especialmente para las vapuleadas bases peronistas. Como ellas dicen, a la torta se la vienen repartiendo entre pocos y, para colmo de males, esos beneficiarios son dueños de un inocultable pasado antiperonista.

Con el desarrollo de los acontecimientos, habrá que sopesar las próximas medidas políticas que tome la gestión de Chuli. La cuestión del aumento del boleto urbano, por ejemplo, amenaza con soliviantar los ánimos vecinales. Otra gran cuestión queda pendiente para el radicalismo: cómo asociar la imagen de Gerardo Morales a la de Chuli Jorge, bogando en el embravecido mar de las mezquindades e intrigas partidistas. También está pendiente la cuestión gremial, aunque la realidad apunta a que los reclamos serán direccionados a la provincia y no al municipio, salvo puntuales reivindicaciones sectoriales.

Habrá que ver si el aparato propagandístico del gobierno provincial, con estocadas a la gestión radical, es capaz de redirigir la intención de voto de los sansalvadoreños a la corroída estructura K de Jujuy.

Según Souilhé, con el fellnerismo en acción en la capital, “los chicos han vuelto a la plaza a jugar, los jóvenes a practicar deportes y los mayores han vuelto a compartir momentos gratos, a tomar mate y conversar entre ellos”. Sinceramente, los capitalinos ya veníamos haciendo todas esas cosas. Si se interviene en serio en la ciudad, esperamos soluciones de fondo, no meros actos publicitarios ni apelaciones nostálgicas a la moral y a las buenas costumbres.

(MA)

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