«El problema del cine de América latina es la distribución»

 «El problema del cine de América latina es la distribución»

El realizador y crítico peruano Francisco «Pancho» Lombardi participa por tercera vez del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, en esta ocasión para asistir a una retrospectiva de su obra y para una clase magistral, antes de volver a su país para poner el punto final a su última película, «Troika».

Nacido en Tacna en 1949, Lombardi conoce la Argentina desde joven (estudió en la Escuela de Cine de Santa Fe, donde también lo hicieron los escritores Juan José Saer y Enrique Butti, hasta que fue cerrada por la dictadura de Juan Carlos Onganía); continuó en la Universidad de Lima y formó parte del staff de la revista «Hablemos de cine».

Lombardi recibe a Télam relajado a primera hora de la tarde, recomienda sus películas (las suyas) favoritas, cuenta de su amor por la literatura en castellano y dice que «el problema del cine latinoamericano es el de la distribución. Los latinoamericanos no sabemos qué se está filmando en Bolivia, en Chile, en Brasil, en la Argentina, a menos que algún filme gane un premio en un festival».

«Las editoriales grandes han logrado, a su medida, resolver parte de ese problema, estableciendo filiales acá y allá. Pero eso no sucede con el cine. Existe todavía un enorme desconocimiento entre nosotros. Y somos muchos los que hemos filmado mucho», asegura el peruano.

El aparato industrial y los costos del cine son siempre más altos que los de la literatura. «Pero tampoco tanto. Lo que parece no haber es una voluntad de romper ese desequilibrio. Y entonces se filman demasiadas películas regionales que tienen un techo de recepción bajo, que se confunde con elitismo», dice Lombardi.

«En Perú no tenemos un instituto de cine como tienen ustedes. Ahora despuntan algunas iniciativas, muy embrionarias, que se traducen en pequeños subsidios o incentivos para terminar un proyecto ya empezado pero poco más».

En efecto, afirma luego, «la literatura es para mí una gran fuente de inspiración y de ideas. Alberto Fuguet, Santiago Roncagliolo, Mario Vargas Llosa, he trabajado con ellos, los conozco, pero también me interesan los rusos, Chejov, Dostoievski, y jamás olvido el fútbol (Lombardi fue presidente del Sporting Cristal entre 1994 y 1997). Es muy extraño encontrar buenas películas sobre fútbol».

El director peruano finalmente recuerda el final de los 80 en su país «como un momento complicado para todo (debido a la agresividad de Sendero Luminoso y la respuesta del Estado). Una vez filmamos, en el 88, en las afueras de Tacna, en una zona muy desértica, por la noche, sin levantar la más mínima atención. Esa época se terminó», concluye Lombardi.

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