Chile inauguró asfaltado de la ruta hasta el Paso de Sico que conduce a Salta

Esta ruta trasandina, ubicada en la II Región del Norte de Chile, así como la ruta 51 en Salta, son parte del Corredor Bioceánico (eje de integración) de Capricornio definido por IIRSA, infraestructura vital para el Norte Grande argentino (NEA-NOA) y toda el área de la Zona de Integración del Centro Oeste Sudamericano (Zicosur). La obra ha sido declarada de interés prioritario por la Unasur y reivindicada semanas atrás en Salta, por el gabinete del presidente Mauricio Macri.

Las obras fueron ejecutadas en el sector Socaire-Paso de Sico, en dos tramos.

Este es un pequeño paso hacia una transformación regional impulsada desde hace cuatro décadas en Salta como un camino de acceso a los puertos de altura del océano Pacífico.

La conexión vial debe tener su correlato con la modernización y refuncionalización del Ramal C-14 del Ferrocarril Belgrano, hoy paralizado por falta de mantenimiento en los rieles. La otra razón de esos desaprovechados accesos es la depresión en la producción de agroalimentos en el NOA, lo cual hace que no haya una cantidad apetecible de mercadería a transportar.

El norte chileno ofrece la inmejorable oportunidad que brindan los puertos de Antofagasta, Mejillones y Tatltal. Nuestra provincia debería generar una producción acorde con semejante infraestructura. Los puertos de altura del Pacífico son las puertas de salida para los productos del Norte Grande argentino (NEA-NOA) hacia los mercados de China, India y el sudeste asiático, superpoblados y con creciente poder adquisitivo. Además, demandantes de alimentos.

Argentina, por ahora, desaprovecha las oportunidades. En la localidad de Mejillones, a menos de 70 km al norte de Antofagasta, se construyó un moderno complejo portuario que el año pasado transfirió 6,4 millones de toneladas. Esta cifra significa un aumento de 5% respecto de 2016. En los últimos 5 años la terminal aumentó en 54% la transferencia de carga. En 2017 transfirió de 3,7 millones de toneladas de granos y 1,3 millones de cobre. El proyecto portuario tiene 50 años de plazo para alcanzar su máximo potencial. Gran parte de su futuro depende de lo que pueda ofrecer el Norte Grande.

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