El tiempo se agota y Macri no recupera capital político

 El tiempo se agota y Macri no recupera capital político

La sociedad argentina aceptó la propuesta de la Administración Macri de esperar hasta el final del Mundial Rusia 2018 para profundizar varios debates y definir decisiones. Para la selección argentina de fútbol, el Mundial ha concluído, luego de la derrota ante Francia. Por lo tanto, hay que abordar la agenda pendiente. Para sorpresa de algunos, el final del Mundial para la Argentina encuentra a Mauricio Macri sin capacidad de recuperar capital político y en una crisis económico cuyo impacto no consigue menguar ni el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, ni la recalificación como «país emergente» que hizo MSCI, ni la exhibición del supuesto aval de algunos gobernadores peronistas que obtienen dinero del Tesoro Nacional aprovechando que todavía el peronismo no se ha reunificado.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Sin Saco y Sin Corbata). La crisis sigue desarrollándose, profundizándose y empeorando el panorama a mediano plazo, casi en cámara lenta, al tiempo que los efectos del drenaje de divisas, creciente inflación y fuerte suba de la tasa de interés se están comenzando a observar en la calle y en los indicadores macroeconómicos que le dieron varias alegrías al macrismo el último año. Sin embargo, en este marco, el Gobierno de Mauricio Macri aparece sin capacidad de reacción y esperando que surja un “rebote” por el sólo hecho de mostrar algo de preocupación y promesas de ajustes futuros.

Ya no hay discusión, estamos frente a una crisis de credibilidad. Las palabras y los gestos no alcanzan. Las personas y el discurso son ya tan importantes como las medidas que se tomen. El problema es que no se cambian las personas, Mauricio Macri se ha pronunciado: los que deciden siguen siendo los mismos que nos metieron en esta crisis; sin embargo, el “discurso” gubernamental no encuentra apoyo en la realidad que viven los ciudadanos y los gestos son diminutos ante la dimensiones que está tomando la crisis.

Marcos Peña sigue gozando del monopolio de la atención del Presidente; tanto es así que él tuvo que terciar entre el nuevo presidente del Banco Central y el nuevo ministro de la Producción por medidas para impulsar el crédito Pyme, y terminó por volcarse hacia Dante Sica, obligando a Luis Caputo a realizar anuncios que, una vez sondeado el mercado financiero, no cayeron muy bien (aunque en el BCRA se desmienta el choque y se minimicen los efectos negativos de los cambios introducidos).

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Mauricio Macri/Marcos Peña: una sociedad inalterable. Marcos cconfirmó que Mauricio será candidato a la reelección en 2019. Pero... para hacer botellas no basta con soplar.

Mauricio Macri/Marcos Peña: una sociedad inalterable. Marcos cconfirmó que Mauricio será candidato a la reelección en 2019. Pero… para hacer botellas no basta con soplar.

Sin embargo, lo peor es que en la Casa Rosada se sorprenden

* con lo que ocurre en los mercados,

* el reclamo constante de los políticos oficialista u opositores de más recursos; y

* el virtual desprecio de empresarios e industriales.

El “Mejor Gabinete de los últimos 50 años” sigue corriendo detrás de los hechos y, cuando toman decisiones, generan más dudas que certezas.

Nunca tuvo explicación haber obligado a María Eugenia Vidal a negociar una pauta salarial irreal y sin “cláusula gatillo”, generándole un desgaste innecesario; o un choque con los gremios que no tiene sentido, más cuando ahora aceptan saltar del 15% al 20%, pero algunos gremios ya comenzaron a llegar a 25%. Todo desgaste político, ningún triunfo en mano.

Otro caso fue la desaparición del submarino ARA “San Juan”. En vez de construir una épica de su búsqueda, se sometieron a la interna de la Armada Argentina y desembocaron en una licitación de búsqueda privada que está un paso de ser descartada por enormes errores en las presentaciones aceptadas; olvidando que en el medio hay 44 familias desesperadas, fuerzas armadas que necesitan ser reivindicadas y un orgullo nacional que debe renacer, luego de la desgracia ocurrida en alta mar.

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¿Por qué

¿Por qué «el Mejor Gabinete de los últimos 50 años manejó tan mal la crisis del hundimiento del ARA San Juan? Foto: Web

¿Qué hizo perder la confianza en el Gobierno de Mauricio Macri? No fue sólo un factor, sino

* la incapacidad política para generar nuevas y fuertes alianzas,

* la acumulación de enemigos de todos tamaño y color,

* la suma de “balazos en el pié”, y

* de errores de diagnóstico e implementación,

* la incesante opción por el gradualismo en nombre de la cobaría y la ausencia de planificación,

* el abordaje a destiempo y sin profundidad de la “herencia recibida”, y

* el desprecio por los medios de comunicación que no fuesen ‘los amigos’, en especial ‘el Gran Amigo’.

La fortaleza de Mauricio Macri, del PRO y de “Cambiemos” para derrotar al kirchnerismo en 2015 (51,34% a 48,66% = 2,68 puntos porcentuales de diferencia) fue la credibilidad: 51,34% de los votantes de 2015 realmente creyeron que iban a llevar adelante el “cambio” que implicaba borrar lo hecho por el kirchnerismo en 12 años.

No obstante, en vez de hacer ese cambio (que para cada votante tenía una interpretación diferente), el Presidente de la Nación y sus más estrechos colaboradores prefirieron “hacer lo que hay que hacer”; rompiendo el pacto tácito entre electores y elegidos, lo que convirtió en vulnerable a una Administración que tenía por delante tan inmensa tarea de reforma. Por eso no sorprende hoy la fuga de votos del oficialismo, aún en la búsqueda de un destino cierto.

Desde los Panama Papers hasta los recientes casos del intendente de Paraná (Sergio Varisco) y de Pinamar (Martín Yeza), respectivamente, por diferentes temas y en diferentes lugares, la idea de corrupción en el seno de Cambiemos ha estado ganando peso. Entonces, nace la gran duda de una parte de votantes que se volcaron hacia el oficialismo en 2015 y 2017: ¿Vale la pena seguir votando un Gobierno corrupto que hace mal las cosas o es mejor volver a un Gobierno corrupto que, como dijo Hugo Moyano, por lo menos ponía un plato de comida en la mesa familiar? Pese a desbordar de falacias esta enunciación, una franja del electorado está pensando de esta forma.

Luego de las elecciones de 2017, vez de acercar el macrismo al votante, el camino inverso. A partir de una idea que impusieron Marcos Peña y Jaime Durán Barba, de que sólo los “PRO Puros” derrotaron al kirchnerismo 2 veces. Así, la Casa Rosada construyó un aislamiento que hizo recordar al «Vamos por todo» de Cristina Fernández de Kirchner luego del triunfo 2011 con el 54,11% que así dilapidó. Alejado de sus electores,

* Macri perdió el apoyo del establishment (salvo declaraciones formales de cámaras patronales),

* los radicales se refugiaron en la murmuración y

* Elisa Carrió enarbola una volatilidad que provoca que reaccione una semana y desaparezca por tres semanas.

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Elisa Carrió en la Casa Rosada: Mucho ruido y pocas nueces.

Elisa Carrió en la Casa Rosada: Mucho ruido y pocas nueces.

Dos de los pilares que llevaron a Mauricio Macri al poder -Jaime Durán Barba y Marcos Peña-, no han acertado en una sola medida desde el triunfo electoral de 2017.

El asesor ecuatoriano fue quién impulsó a la Casa Rosada a instrumentar 3 proyectos de Ley para “doblegar” a la oposición. Ellos fueron la Reforma Previsional, que no sólo le hizo perder al Gobierno ‘la calle’ y el control de la Cámara de Diputados; la Reforma Laboral, que nunca pudo avanzar y le hizo ganar fuertes enemigos en el sindicalismo al macrismo; y el Pacto Fiscal, que casi está desactivado.

Por su parte, el Jefe de Gabinete de Ministros, y su equipo de colaboradores, fueron los impulsores de intervenir el Banco Central el 28/12/2017, de sacar a Federico Sturzenegger de la institución, de reemplazar a Francisco Cabrera por Daniel Sica (quién aún no dio a conocer alguna medida para impulsar la industria), de negociar con el Fondo Monetario Internacional pero sin avanzar en alguna reforma de fondos. Incluso, Mauricio Macri lo acaba de nombrar interlocutor ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, donde se aproxima la elección de autoridades, y resulta que, por primera vez, el Alto Tribunal amenaza con paralizar sus actividades por cuestiones presupuestarias.

Durán Barba elaboró un discurso, una imagen y un estilo que permitió a Mauricio Macri ser Presidente de la Nación y llevó al PRO y a “Cambiemos” a la Casa Rosada. Nunca le interesó la gobernabilidad, que es la vara con la que será medido, consecuencia de la avaricia que le impidió marcharse del país el día del triunfo en balotaje.

Él tuvo una 2da. oportunidad en 2017, y también la desaprovechó. En la crisis, ha demostrado que él tenía razón en su autodesconfianza con la gobernabilidad: no acierta en los diagnósticos, en los cambios de discurso y en el giro de las acciones que se realizan. Una campaña proselitista se diferencia en forma rotunda de la crisis. Andar sin corbata descontractura la percepción que genera un funcionario pero no le sirve para provocar confianza en medio de la tormenta. En la crisis, a nadie le importa si un funcionario usa o no corbata, o si timbrea o no timbrea.

Extrañamente,

* hay ministros que hace semanas que no hablan con los medios de comunicación, ni siquiera para apoyar a su Gobierno en medio de una crisis muy grave;

* la gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, busca la forma de mostrar un “rostro social” que no tiene el Gobierno Nacional, sabiendo que el Gran Buenos Aires es un polvorín a un paso de estallar; y

Horacio Rodríguez Larreta parece haber conseguido el «manto de invisibilidad» de Harry Potter, concentrando sus acciones en la gestión territorial, y prefiere exhibir la pantalla gigante en Plaza San Martín para  los partidos del Mundial de Futbol o inaugurar un Parque para Mascotas… cuando la Zona Sur ya se encuentra tan inestable como el Conurbano.

Para esquivar la crisis (esquivar no implica superar), el Gobierno propone acuerdos, pactos y negociaciones con Gobernadores, sindicalistas, intendentes municipales, gremialistas, empresarios, banqueros e industriales.

Sin embargo, lo que buscan los inversores potenciales son demostraciones de poder por parte de Mauricio Macri y su equipo.

Y lo que piden los analistas es un recorte serio, efectivo e inmediato de gastos públicos. No les alcanza con la promesa de un futuro Presupuesto Nacional 2019 a ejecutar dentro de 6 meses… si es que consigue superar un tortuoso camino por el Congreso.

En palabras de la City: “Vender futuro” no siempre genera ganancias, en particular si las expectativas chocan contra la realidad.

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Mauricio Macri intentando convencer a los gobernadores peronistas.

Mauricio Macri intentando convencer a los gobernadores peronistas.

Buscar un acuerdo negociando desde la debilidad siempre genera más debilidad. Hoy, todos los colectivos políticos, gremiales o sociales saben que pueden exigir mucho a cambio de ceder muy poco.

Por ese motivo los Gobernadores peronistas aceptan aprobar un Presupuesto light para 2019, siempre y cuando, el costo económico del ajuste lo paguen los distritos que gobierna el macrismo (la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires), al tiempo que exigen ceder en uno de los pocos logros que pudo exhibir la Casa Rosada luego de ganar las elecciones del año pasado: el Pacto Fiscal, que de esta forma, quedaría en un documento hueco y sin sentido.

Ante este escenario, para mostrar “decisión política” y que el ajuste “va en serio”, se realizan 354 despidos en la agencia de noticias Télam, de la forma más perversa e inhumana posible, en la creencia que esto puede cambiar la precepción de los inversores locales e internacionales. Triste memoria dejarán Rodolfo Pousá y sus colaboradores al prestarse a esa decisión que

* no resuelve la desconfianza,

* no tuvo impacto en los mercados (tal como se pudo observar el viernes 29/06); y

* el grueso del periodismo progresista (que es el grueso del gremio) acaba de declararle la “guerra” al macrismo.

Pousá y sus amigos ya están grandes para alimentarse con humo.

 

Quizás esto no preocupa a la Casa Rosa, que siempre ha despreciado el rol del periodismo en la conformación de las percepciones, pero veremos los efectos en un año, cuando se deba votar y nadie hable a favor de los candidatos macristas. Este partido no concluye en 2018 sino en 2019.

¿Cómo puede haber confianza en el ajuste prometido cuando

* se anuncia una reducción de la estructuras del Estado y todos los funcionarios son reubicados con los mismos sueldos en otras posiciones;

* cuando esa reforma queda a medio hacer,

* cuando se lanza un retiro voluntario al que pueden optar 77.000 empleados públicos, el Gobierno espera que adhieran 5.000 y sólo obtuvo 350 manifestaciones de voluntad de sumarse (es decir, aún no son retiros efectivos)?

El “humo” no genera confianza.

La crisis se está extendiendo y profundizando innecesariamente. Si el Gobierno va a “hacer lo que hay que hacer”, es hora que lo haga. No más dilaciones ni negociaciones. Seguir postergando el ajuste sólo empeorará la situación y el costo social será mucho más grande del que vimos en los recientes 20 años. El tiempo se agota, tal como el capital político.

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