Furia en la UCR porque Macri no los consulta y prefiere hablar con Massa

 Furia en la UCR porque Macri no los consulta y prefiere hablar con Massa
LPO || Reclaman espacios de poder y participar de las decisiones. La rebelión que frenaron en el Congreso.

En la UCR sobra furia por la nula participación en las decisiones del Gobierno, los pocos espacios de poder y el protagonismo de Sergio Massa, convertido en un garante de la gobernabilidad, el lugar que imaginaban tener los radicales.

Pero Macri hizo otras cuentas. Entendió que el tigrense puede ayudarlo a bloquear la Cámara de Diputados y permitirle gobernar por decreto, porque sin en el Frente Renovador al peronismo le será difícil conseguir quórum propio.

Además, Massa garantiza la mayoría parlamentaria en la Legislatura bonaerense, donde María Eugenia Vidal lo premió con la presidencia de la Cámara de Diputados y cargos en los organismos de control.

A los radicales no les quedó nada y ni siquiera fueron atendidos por Vidal cuando propusieron hacerse cargo del Ministerio de Salud bonaerense.

En el Congreso las cosas están peores. El despido de 2035 empleados del Senado descolocó a los pocos radicales de esa casa que empezaron el año cerca de Capital Federal y se encontraron con menos gente en sus despachos.

El más furioso fue el vicepresidente de la Cámara Juan Carlos Marino, desconcertado porque no sabía como cuidar el trabajo de los correligionarios. Intentó llamar Ángel Rozas, jefe del bloque radical, pero no atendió porque estaba de vacaciones.

Ernesto Sanz, sin cargo pero aún con acceso a la Casa Rosada, debió viajar de urgencia desde Mendoza para calmar a sus ex pares y a Gabriela Michetti, amiga de su esposa. Lo logró a medias.

En Diputados las cosas no están mejores. Mario Negri se enojó porque no pudo poner a ninguna dirección de la Cámara de Diputados, donde sólo le concedieron la secretaría parlamentaria a Eugenio Inchausti.

Menos aún está enterado de las medidas de Gobierno o los proyectos que enviarán al Congreso, como el paquete de leyes para enfrentar la corrupción, algunos de ellos tomados de propuestas del Frente Renovador.

La excursión al Foro de Davos confirmó que si hay un cogobierno es el de Sergio Massa: Macri lo presentó como líder opositor y no llevó a ningún representante radical.

La UCR tiene 40 diputados, uno menos que el PRO, que lo necesitará cada vez que busque llegar a una mayoría. Pero quizá no sean tantas veces si se entusiasma en gobernador por decreto.

La bronca se completa con la falta de cargos nacionales que tiene la UCR. Sólo computan como propios al ministro de Defensa Julio Martínez; y a José Cano, director del plan Belgrano Norte.

Al ministro de Agricultura Ricardo Buryaile no lo toman como propio, porque su historia en la militancia es mínima y llegó al Gabinete por gestión de Alfonso Prat Gay y su pasado en Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).

Oscar Aguad arribó al Ministerio de Telecomunicaciones por su amistad con Macri y ya alejado de la UCR, donde rompió hace años su relación con Ernesto Sanz y Gerardo Morales. Por eso nadie lo llamó y armó su Ministerio a gusto y nombró a su yerno Rodrigo de Loredo como presidente de Arsat.

El ministerio de Defensa quedó como el único refugio radical. Por gestión de Federico Storani, asumió como secretario de logística y planificación Walter Ceballos, el puntano encargado de contar los votos en la Convención radical que avaló la alianza con PRO.

Como opositor, Massa puede decir que aportó tanto o más con figuras como el secretario de Asuntos Políticos, Adrián Pérez; o el e subsecretario de Coordinación de la Obra Pública Federal, Ricardo Delgado.

Pragmático, Macri sí habla seguido con los gobernadores Gerardo Morales (Jujuy) y Alfredo Cornejo (Mendoza), a quienes ayudó personalmente. Al primero en su pelea con Milagro Sala y al cuyano con aportes a la producción vitivinícola.

El problema para los que quieren negociar es la falta de interlocutor desde la renuncia de Ernesto Sanz, al partido y al Gabinete. Puede aparecer, como hizo en el Senado, pero ya nadie le puede exigir.

Y no parece pisar fuerte al santafesino José Del Corral, titular del partido desde diciembre. En la UCR dicen que sólo está interesado en ocupar los cientos de cargos nacionales vacantes en Santa Fe.

Mauricio Macri ni siquiera se tomó tiempo para revisar los lugares vacíos que dejó en Santa Fe y en el resto de las provincias. Cuando lo haga, quizá pueda darle trabajo a más radicales descontentos. Que son muchos.

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