La UE no debe caer en juego aduanero de Trump
El presidente estadounidense quiere extender la disputa arancelaria con los europeos. Que le presten atención es adictivo para él, por eso necesita del «show». Lo que sin duda es peligroso, dice Bernd Riegert.
El drama de los aranceles sobre el acero y el aluminio, con el que Estados Unidos amenaza a sus socios comerciales, está entrando en la próxima ronda. Poco antes de que expire el plazo establecido arbitrariamente por él mismo, el presidente Donald Trump ordenó otras cuatro semanas en el limbo. En ese lapso quiere hacer cumplir sus condiciones. Esta es una política comercial que sigue la dramaturgia de un programa de televisión, moderado por la exestrella de TV, que incluye giros inesperados y suspenso. Lo principal es que la gente lo está mirando a él, un nacionalista enojado de la Casa Blanca, que se supone debe volver a hacer grande a su país. Incluso la persuasión de los últimos días del jefe de Estado francés, Emmanuel Macron, y de la canciller alemana, Angela Merkel, ha sido inútil. Este presidente no aprecia a sus aliados. Los trata como si fueran candidatos en su antiguo programa «The Apprentice». Para él lo único importante es que el show de Trump debe continuar, incluso si termina causando daño económico a Estados Unidos.