Por qué Cambiemos seguirá siendo minoría en el Congreso

 Por qué Cambiemos seguirá siendo minoría en el Congreso
El karma de Cambiemos durante todo su ¿primer? mandato ha sido sin dudas su condición minoritaria en el Parlamento. Más aún que la economía, pues podría atribuirse buena parte de esos problemas a su escaso poder de fuego legislativo. La pregunta del millón es si podrá revertir esa situación en 2019, en caso de continuar en el poder. En esta nota brindamos las respuestas.
Por José Angel Di Mauro

Suele decirse que este es el primer Gobierno en cien años que no tiene mayoría en ninguna de las dos cámaras. En efecto, esa es una carencia de la que adolece esta administración desde que Mauricio Macri se convirtió en el primer presidente argentino elegido en un balotaje. Encima, la diferencia para el ganador no fue amplia, apenas 2,68%, aunque la falta de rigurosidad suele reducir ese guarismo, sobre todo para los críticos, que acostumbran a hablar del presidente que “ganó por un punto”.

Pero así hubiera ganado Cambiemos esa segunda vuelta por una diferencia rotunda, en los hechos el efecto hubiera sido cuanto menos inocuo. Lo sabe bien el Gobierno, que debe lidiar con un Congreso capaz de generarle derrotas cuando la oposición se une, o bien necesita inexorablemente del favor de aliados coyunturales para sacar adelante las iniciativas que necesitan. Al principio fue sobre todo el massismo, y en esta segunda parte el peronismo de los gobernadores.

Pasa que si bien el resultado que cuenta a nivel ejecutivo es el de las elecciones presidenciales, resultan clave las legislativas. Y en una elección de tercios, como fue la de 2015, lo que valía para el Congreso era el resultado del 25 de octubre, esa primera vuelta de la que surgió el tercio que Cambiemos consiguió para la Cámara de Diputados.

Mejoró las cosas con el triunfo electoral en las legislativas de 2017, pero así y todo, sigue siendo minoría en Diputados. Primera, pero minoría al fin. Con un interbloque conformado por el Pro (55 diputados), la UCR (40), la Coalición Cívica/ARI (10), más tres monobloques, suma 108 diputados que mantienen al oficialismo aún muy lejos de ser mayoría: le faltan 21 legisladores para tener quórum propio.

Ni hablar del Senado, donde históricamente el peronismo fue mayoría, desde la recuperación de la democracia en 1983. El panorama que encontró el Gobierno en esa Cámara fue desolador al llegar: apenas 15 senadores propios, poco más de una quinta parte de un Cuerpo donde manda el oficialismo, pero Miguel Angel Pichetto tiene las llaves de las leyes.

Con la gran elección de 2017 Cambiemos pudo avanzar numéricamente en el Senado. Es lógico, con una tropa tan exigua, tiene todo para crecer en cada elección, de ahí que lograra el hito histórico de convertirse este año en primera minoría en la Cámara alta. Por un senador de diferencia, los 25 con que cuenta en ese cuerpo hacen que Cambiemos haya logrado desplazar al interbloque que maneja Pichetto, pero fundamentalmente porque el rionegrino decidió separarse de los kirchneristas.

Con todo, al actual oficialismo le falta aún una docena de senadores para dominar una cámara en donde le cuesta mucho más que en Diputados hacer pie. De hecho, como la diferencia la hizo recién este año, al sumar a una senadora al interbloque y perder Pichetto a su comprovinciana Silvina García Larraburu, el reparto de comisiones siguió siendo favorable a la oposición: Cambiemos no pudo quedarse con la Comisión de Asuntos Constitucionales, por ejemplo, aunque sí logró hacerse de la de Presupuesto y Hacienda.

¿Podrá Cambiemos llegar a tener mayoría alguna vez? Por lo pronto, hay que ver si a partir del 10 de diciembre de 2019 sigue siendo Gobierno. Algo que se daba por descontado tras la resonante victoria en las elecciones intermedias, ahora está en duda por la crisis económica que derrumbó los índices de popularidad del oficialismo. Pero para imaginar si en caso de imponerse el Gobierno podría finalmente dominar alguna de las dos cámaras, Parlamentario realizó un ejercicio basado en los dos resultados electorales en los que participó Cambiemos como alianza: 2015 y 2017. Dos elecciones muy distintas: una en la que tuvo resultados diversos, pero que en general fue bastante apretada, y la otra en la que se impuso en buena parte de los distritos.

Faltando mucho tiempo para las elecciones generales de octubre de 2019, esos resultados son el cristal más adecuado para vislumbrar lo que puede llegar a ocurrir, pues difícilmente Cambiemos pueda hacer una elección mejor que la del año pasado, y en caso de que el resultado sea peor que el de 2015, lo más probable es que deje de ser Gobierno y ya no importará este cálculo.

Vayamos entonces a analizar qué podría suceder en cada una de las cámaras, si más o menos se repitieran los resultados contemplados.

Más senadores, pero insuficientes

Al renovarse por tercios, la Cámara alta sigue siendo el lugar donde más tiene por ganar Cambiemos, pese a lo cual aún seguirá siendo minoría, cualquiera sea el resultado. Expone apenas 5 miembros, y en un caso más adverso, como es repitiendo el resultado de 2015, ganaría 7. Esto es, pasaría a tener 2 senadores más, sumando entonces 27 miembros a partir de 2019. Le faltaría una decena para asegurarse ganar las votaciones

Ahora bien, si repitiera los resultados de 2017, la cosa sería distinta: sumaría 13 senadores y pasaría a tener un total de 33 integrantes del Senado, a apenas 4 de la mayoría.

Se eligen senadores el próximo año en Ciudad de Buenos Aires, Chaco, Tierra del Fuego, Neuquén, Entre Ríos, Salta, Río Negro y Santiago del Estero. El único distrito en el que Cambiemos tiene los dos senadores por la mayoría es CABA, donde vencen los mandatos de Federico Pinedo y Marta Varela, más el de un opositor nato como Fernando “Pino” Solanas. Ahí, repitiéndose cualquiera de los dos resultados que estamos teniendo en cuenta, Cambiemos retendrá a sus dos miembros.

En el Chaco es donde puede empezar a hacer diferencia. Si perdiera Cambiemos, como en 2015, retendría la banca que expone y hoy ostenta el radical Angel Rozas; si ganara como en 2017, se alzaría con un senador más.

En Tierra del Fuego cuenta con una aliada, Miriam Boyadjian. En ambos escenarios considerados tenemos a Cambiemos reteniendo ese escaño. Algunos oficialistas se ilusionan con la posibilidad de ganar la elección en el territorio más austral, en cuyo caso sumarían un senador más, pero en aras de mantener el análisis dentro de las consideraciones previstas no tendremos en cuenta tal posibilidad.

Neuquén es otro de los distritos donde concluyen los mandatos de los senadores. Los actuales corresponden al MPN (2) y el kirchnerismo (1), por lo que Cambiemos podría ganar un escaño en caso de reiterar el resultado de 2015, y alzarse con los dos si gana como en 2017.

Alfredo De Angeli es el senador que expone Cambiemos en Entre Ríos. Si salen como en 2015, el oficialismo mantendrá su senador, pero el antecedente de 2017 es halagüeño, pues allí se impuso, con lo que podría estar Cambiemos haciendo diferencia.

Pero si de diferencias hablamos, tenemos el caso de Salta, donde ninguno de los tres senadores es del oficialismo (Cristina Fiore Viñuales, Juan Carlos Romero y Rodolfo Urtubey). Basados en el esquema que hemos delineado para este análisis, no le correspondería a Cambiemos ningún senador en caso de reiterarse la elección de 2015, pues en esa oportunidad el massismo resultó segundo y tercero Cambiemos. Distinto sería el resultado de 2017, cuando se impuso Cambiemos y en ese caso ganaría los dos escaños correspondientes a la mayoría.

En Río Negro vence el mandato nada menos que de Miguel Pichetto. Es otro de los distritos donde Cambiemos no arriesga nada, pues los otros dos senadores son opositores: García Larraburu y Magdalena Odarda. Repitiéndose los resultados de 2015 o 2017, Cambiemos se alzaría con el senador por la minoría.

Por último, Santiago del Estero es un distrito dominado por el Frente Cívico Santiagueño. En 2015, Cambiemos resultó tercero, pero dos años después fue segundo, con lo que en ese caso tendría un senador más.

Así las cosas, el oficialismo está en condiciones de sumar en distritos donde no tiene ningún senador, como Salta, Río Negro y Santiago del Estero. Se verá.

Panorama de la Cámara baja

Cambiemos expone este año 47 diputados. En este caso, el método que utilizamos para el Senado limita las expectativas solo a 2017, pues se supone que si se repitiera el resultado más ajustado de 2015… todo quedaría igual.

En rigor, sumaría un diputado más en Jujuy, donde en 2015 uno de los legisladores elegidos correspondió al massismo, y en Tucumán, pues Teresita Villavicencio se fue con Martín Lousteau. Pero se compensaría con Salta, donde Cambiemos obtendría un solo diputado, pero ahora cuenta en el interbloque conAlfredo Olmedo, y Santa Fe, donde Cambiemos consiguió 3 diputados, pero había sumado al radical Hugo Marcucci, que compitió con el Frente Progresista Cívico y Social. Así las cosas, a igual resultado que 2015, el interbloque oficialista mantendría los 108 miembros actuales.

En caso de repetir Cambiemos la buena elección de 2017, obtendría 61 diputados; esto es, 14 más que los que renueva, con lo que llegaría a 122 diputados: todavía le faltarían 7 para llegar al quórum propio. No es poco.

Previsiblemente donde más diferencia podría hacer es en provincia de Buenos Aires; allí, repitiendo el resultado de 2017, sumaría 15 diputados, 3 más que los que renueva.

Agregaría 2 más de los que renueva en Ciudad de Buenos Aires y Corrientes, y uno más en Chaco, Chubut, Jujuy, Misiones, San Juan, San Luis, Santa Fe y Tucumán. Saldría hecho en Catamarca, Córdoba, Entre Ríos, Formosa, La Pampa, La Rioja, Mendoza, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz y Tierra del Fuego.

El único lugar donde a priori perdería un escaño es en Salta, pero habría que ver cómo termina jugando el diputado Alfredo Olmedo.

Estos cálculos sirven, como dijimos, para el caso de que Cambiemos siga siendo oficialismo. En caso de derrota, habrá que ver si la alianza sobrevive y se mantiene como tal en la oposición, como lo hizo en Chile la Concertación. Para el caso del peronismo, el Congreso no suele ser problema, pues cuando llega al poder, sus partes diversas terminan acordando y conformando, sino mayorías, estructuras sólidas que -alianzas mediante- le garantizan un paso no traumático por el Poder Legislativo.

El caso paradigmático es el del Frente para la Victoria: siempre se interpretó que el kirchnerismo gobernó con mayoría propia, pero no la tuvo en Diputados, donde los bloques que durante la mayor parte del tiempo condujeron Agustín Rossi y Juliana Di Tullio nunca llegaron a tener quórum propio, pero sí lo hacían siempre con los aliados. Se acostumbraron a ganar las votaciones difíciles por 130 votos, máximo 132, pero contaban con esos bloques unipersonales y bancadas provinciales con las que no cuenta Cambiemos. Lo que el oficialismo actual cuenta como propio, es todo lo que tiene.

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