Primera «víctima» de las paritarias al 15%: el consumo, descartado como motor de la economía en 2018
El Gobierno terminó el 2017 convencido de que el cambio en la meta de inflación (15% para 2018) iba a servir para descomprimir tensiones y dar credibilidad a particulares y empresas.
Pero no será tan así. De hecho, el macrismo arrancó el año con un grave problema: nadie cree que se cumplirá la expectativa oficial.
Así, los acuerdos por salarios se han convertido en la inminente gran batalla política del Ejecutivo, y los resultados tendrán que ser leídos en clave política: según lo que suceda, puede salir más fortalecido o muy debilitado.
Este tema es seguido de cerca por funcionarios, Banco Central, dirigentes oficialistas y opositores. Y también por el «mercado«, ya que los operadores creen que en estas negociaciones el Gobierno se juega la credibilidad de la nueva pauta inflacionaria.
Paradójicamente, fue justo el «día de los inocentes» cuando Marcos Peña y los ministros Nicolás Dujovne y Luis Caputo, junto a Federico Sturzenegger, corrigieron la meta inflacionaria llevándola de entre 8% y 12% al 15% para 2018.
Con esa modificación, apuntaron a cumplimentar un doble propósito: hacer creíble la nueva estimación, por un lado, y propiciar un «ancla» sobre la pauta salarial, por otro.
La estrategia hubiese funcionado si el 15% gozaba de aceptación. Pero no fue así, ya que en pocos días esa cifra perdió credibilidad.