🔥 «Jujuy al borde del colapso político: el 11 de mayo será la sentencia» 🔥

Perico Noticias // El tablero político de Jujuy está en llamas. La decisión del oficialismo de adelantar las elecciones al 11 de mayo ha terminado de dinamitar los últimos vestigios de una gestión desgastada, cada vez más autoritaria y alejada de la realidad. Mientras el sector público sufre salarios de hambre y tarifazos asfixiantes, el gobierno provincial prioriza una jugada desesperada para evitar el derrumbe de su estructura de poder. Pero el cisma interno ya es indisimulable.

El sábado pasado, la suspensión de la Convención Radical confirmó lo que era un secreto a voces: Cambia Jujuy está al borde de la fractura, y la culpa tiene nombre y apellido. Gerardo Morales, el caudillo caído en desgracia, se aferra con uñas y dientes a una conducción prepotente, centralista y asfixiante que ha terminado por expulsar incluso a los suyos. Intendentes y comisionados municipales ya no ocultan su descontento y comienzan a organizar una patriada por la supervivencia del espacio, con Carlos Sadir como único reordenador posible. La diferencia es abismal: Sadir escucha, gestiona y usa la lapicera, mientras Morales y su pequeño círculo de incondicionales solo saben imponer, extorsionar y perseguir.

Pero si el oficialismo está quebrado, la oposición no puede celebrar nada. Los libertarios, que arrasaban en las encuestas, han recibido un golpe letal con el Criptogate y la venta de bancas. El supuesto proyecto de «casta cero» se transformó en un mercado persa, donde las listas no se conforman por méritos ni principios, sino por el mejor postor. Lo que antes era una fortaleza –el outsiderismo disruptivo–, hoy es una debilidad expuesta: la Libertad Avanza en Jujuy es más de lo mismo, solo que con un discurso más estridente.

El peronismo, mientras tanto, sigue atrapado en su propio laberinto. Cristina Kirchner ordenó el rearmado, pero en Jujuy la raíz enferma del PJ sigue intacta. Los mismos rostros, los mismos negocios, el mismo miedo a perder sus sueldos estatales. No hay renovación, no hay autocrítica, no hay alternativa real. Y la sociedad lo sabe. Se viene una nueva paliza electoral para el PJ, y nadie en su estructura parece dispuesto a evitarla.

La izquierda, por otro lado, ha aprendido del juego legislativo y, si logra resolver sus internas, podría convertirse en la sorpresa de la elección. Su desafío es claro: o actualizan sus banderas o seguirán siendo una resistencia testimonial. En cuanto a los nuevos jugadores, Otra Historia apuesta a una construcción transversal y multicultural con bases gremiales, mientras que el Frente Amplio ha logrado un armado territorial sólido con propuestas innovadoras. Ambos espacios quieren convertirse en refugio del votante desencantado, pero aún deben demostrar que su proyecto tiene músculo real.

Y en medio de este terremoto, Carlos Sadir emerge como el gran pivot del oficialismo. Con paciencia, tragándose más de un sapo, ha empezado a dar respuestas concretas. A diferencia del moribundo Morales, entiende que el poder ya no se impone, se construye. Su desafío es titánico: o logra recomponer Cambia Jujuy o se hunde con el naufragio general.

Pero la última palabra no la tienen los políticos. La sociedad jujeña ha cambiado, está más informada, es más crítica y no se deja engañar tan fácilmente. El 11 de mayo será un veredicto implacable. Los que se aferran al pasado con fórmulas caducas recibirán una sentencia inapelable. Jujuy está ante una disyuntiva histórica: o se reinventa o sigue condenada a la decadencia.

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