«17 de Octubre: ¿El ocaso del peronismo como herramienta de transformación?»

«17 de Octubre: ¿El ocaso del peronismo como herramienta de transformación?»

El 17 de octubre de 1945, Argentina vivió una de las jornadas más emblemáticas de su historia política: una multitud exigía la liberación de Juan Domingo Perón, marcando el nacimiento del peronismo como una fuerza política revolucionaria. Hoy, casi ocho décadas después, la pregunta que resuena es si aquel germen de transformación ha sido ahogado por la codicia y la perpetuidad de quienes lo conducen. El peronismo, alguna vez sinónimo de cambio social y justicia, parece haber sido reducido a un aparato de poder y clientelismo, incapaz de adaptarse al nuevo mundo.

Peronismo: de la revolución a la estaticidad

En sus inicios, el peronismo supo ser una fuerza de cambio: nacionalización de recursos, derechos laborales, y un Estado interventor en favor de los más desprotegidos. Sin embargo, ese impulso parece haberse desvanecido en las décadas siguientes. Hoy, el peronismo se muestra diluido, atrapado en una lógica de supervivencia que responde más a intereses personales que a los ideales de justicia social que alguna vez lo impulsaron. El contraste es claro: mientras Perón hablaba de una Argentina autónoma e industrializada, los actuales referentes parecen más interesados en la conservación del poder y en una gestión del Estado que, en lugar de ser transformadora, resulta ineficiente y clientelar.

Las contradicciones del peronismo moderno

Aquellos que reclaman ser los legítimos herederos de la doctrina justicialista, lo hacen desde un país devastado por la pobreza, la inflación y la falta de oportunidades. Las contradicciones son evidentes: mientras el peronismo sigue predicando un discurso de inclusión y justicia social, el país sigue inmerso en crisis profundas, con niveles de pobreza que superan el 40%. Los referentes actuales prometen soluciones a problemas que ellos mismos han contribuido a generar, perpetuando un sistema donde la falta de transparencia y la corrupción han debilitado cualquier intento de verdadero cambio.

El mundo de hoy: IA y materias primas

En un mundo donde la inteligencia artificial (IA) y las materias primas juegan roles cruciales en la geopolítica, el peronismo parece haber perdido el tren de la modernidad. Mientras países con recursos naturales similares se posicionan estratégicamente en un nuevo orden global, Argentina sigue discutiendo cómo resolver problemas estructurales de hace medio siglo. El país tiene el potencial de ser un actor clave en el suministro de litio, gas y otros recursos estratégicos, pero la incapacidad de los líderes para adaptarse a este contexto global pone en riesgo ese futuro.

¿Es posible una renovación del peronismo?

La gran incógnita es si el peronismo puede renovarse y recuperar su papel transformador en la Argentina. La realidad actual no invita al optimismo. Si bien surgen voces que claman por una renovación desde dentro, la estructura del movimiento parece resistirse. La perpetuidad de sus conductores, quienes buscan mantenerse en el poder a toda costa, sofoca cualquier intento de cambio real. El peronismo ha pasado de ser una herramienta revolucionaria a una maquinaria de poder, y su capacidad de generar un nuevo ciclo transformador es dudosa.

Sin embargo, no todo está perdido. El germen de la doctrina justicialista, que abogaba por la soberanía política, la independencia económica y la justicia social, aún tiene un potencial transformador si se logra rescatarlo de las garras del pragmatismo y la corrupción.

Puntos de coincidencia con el libertarismo

El actual gobierno libertario, encabezado por Javier Milei, ofrece una propuesta radicalmente diferente. La crítica a la intervención del Estado y la búsqueda de un mercado completamente libre son los pilares de su proyecto. Sin embargo, curiosamente, en su carácter disruptivo y de «revolución» contra el sistema, guarda ciertos paralelismos con el peronismo de los primeros años. Ambos movimientos comparten un enfoque de transformación profunda de las estructuras, aunque en direcciones opuestas. Milei busca liberar al Estado de la intervención, mientras que el peronismo buscaba intervenir para garantizar derechos sociales.

Los errores del actual gobierno libertario

El libertarismo también enfrenta grandes desafíos. La dolarización, la apertura indiscriminada de mercados y la eliminación de subsidios sin una transición ordenada han generado una serie de tensiones sociales. La política libertaria ha demostrado dificultades para manejar la complejidad de una economía como la argentina, profundamente endeudada y con una gran dependencia del sector público. Los riesgos de una desregulación apresurada podrían llevar a consecuencias económicas y sociales desastrosas, a pesar de las buenas intenciones reformistas.

Reflexión final: ¿Una nueva Argentina sin peronismo?

El 17 de octubre sigue siendo una fecha cargada de simbolismo, pero la Argentina de hoy es muy distinta a la que vio nacer al peronismo. En un mundo gobernado por la tecnología, la inteligencia artificial y la competencia global por recursos estratégicos, el país necesita una nueva fuerza transformadora que tome los mejores aspectos del pasado, pero que mire hacia adelante. El peronismo, en su estado actual, parece no estar a la altura de ese desafío, atrapado en su propia decadencia.

¿Es posible una renovación peronista? Tal vez, pero solo si sus líderes están dispuestos a dejar atrás el personalismo y la codicia que lo ahogan. De lo contrario, el peronismo quedará como un vehículo anacrónico, incapaz de guiar a Argentina hacia el futuro.

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