Santa Fe, banco de pruebas de estrategias nacionales

 Santa Fe, banco de pruebas de estrategias nacionales

El resultado final de la elección del domingo seguirá siendo una incógnita por unos días. De todas maneras, el desempeño de cada uno de los espacios en disputa permite hacer una evaluación de las estrategias que vienen desplegando durante el largo cronograma electoral que culminará en la elección presidencial.

Por Marcos Duarte
mduarte@diarioalfil.com.ar

Si bien no es posible sacar conclusiones definitivas hasta que culmine el escrutinio definitivo, las apuestas de los presidenciables en la elección santafesina rindieron dividendos diversos. Las particularidades del escenario santafesino también arrojan algunos interrogantes de cara a las elecciones nacionales.

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PRO: Jaque al lema de la “pureza”
La provincia de Santa Fe era el único distrito, fuera de la Ciudad de Buenos Aires, donde el macrismo tenía expectativas de ganar una elección local concurriendo sin alianzas con otros partidos.
La candidatura de Miguel del Sel era la oportunidad para la oportunidad para demostrar que el fenómeno liderado por Mauricio Macri podía germinar en un contexto local diferente a la Capital Federal.
Para los enrolados en el “ala purista” encabezada por Jaime Durán Barba, una victoria contundente hubiera fortalecido su posición con respecto al “ala política” encabezada por Emilio Monzó. Más allá del resultado final, lo que parece demostrarse es la dificultad para desalojar a un oficialismo consolidado sin una articulación política profunda. Muchos observadores indicaban que, de haber aceptado un acuerdo nacional con Sergio Massa, el macrismo hubiera asegurado la victoria en las elecciones del domingo.
Si bien el desempeño de Miguel del Sel fue muy importante, los datos finos de la elección exhiben las debilidades del PRO. En el tramo de diputados provinciales, el actual gobernador Antonio Bonfatti superó al candidato macrista Roy Lopez Molina por más de veinte puntos, otro tanto se dio en el senado provincial donde las bancas se repartieron exclusivamente entre el Frente para la Victoria y el Frente Progresista.
En las ciudades más importantes tampoco tuvo éxito el partido del jefe de gobierno porteño. Tanto en Rosario, donde apostaron fuerte, como en Santa Fe capital ganaron los candidatos del oficialismo provincial. Carlos Reutemann, principal aliado del PRO, lo resumió en forma tajante: “estamos sin apoyo en la legislatura y sin representación distrital” dijo sin cortapisas y poniendo en duda la campaña desarrollada por el macrismo en Santa Fe.
El 20 de este mes vence la inscripción de fórmulas nacionales. Hasta el momento sonaba fuerte la postulación del joven Marcos Peña, preferido de Durán Barba por su perfil compatible con Mauricio Macri pero desconocido y sin inserción territorial ni partidaria. La evaluación de los comicios santafesinos puede modificar la estrategia nacional del PRO.

FPV: La sciolización de los candidatos provinciales
La performance de José Omar Perotti superó las expectativas que se preveían. Contra todos los pronósticos, se prendió en la disputa por la gobernación ubicándose a un punto y medio del candidato frentista en el escrutinio provisorio.
El perfil y la campaña del candidato a gobernador por el kirchnerismo, parece confirmar un fenómeno que se viene repitiendo en las elecciones provinciales. Alejado del relato oficialista, Perotti apostó al electorado clásico del otrora poderoso peronismo santafesino.
La táctica parece haber dado resultado. No solo obtuvo un impensado 29,2 %, mejorando en casi 7 puntos la cosecha de Agustín Rossi en las elecciones del 2011, sino que recuperó un buen caudal de votos con respecto a las PASO abril.
No recibió la seguidilla de visitas de referentes nacionales del gobierno nacional ni abundó en las alabanzas al “modelo”. El estilo moderado, que se repite en los postulantes oficialistas de Mendoza y Córdoba, parece arrojar mejores resultados que el de los candidatos muy identificados con el discurso kirchnerista. La derrota de Miguel Pichetto en Río Negro parece demostrar este diagnóstico.
Muchos observadores sostienen que esta vuelta al peronismo clásico es un dato que anuncia el cambio de ciclo. La sciolización de los candidatos a gobernador puede ser un anticipo del cambio de liderazgo en el justicialismo nacional.

El enigma del Frente Progresista
La alianza radical-socialista demostró una implantación importante en el territorio santafesino. Lo que, luego de las PASO, parecía la crónica de una derrota anunciada se transformó en una victoria por la mínima en el escrutinio provisorio.
La clave parece haber sido priorizar la unidad de la coalición local por sobre las diferencias de los partidos miembros en cuanto a los alineamientos nacionales. En plena campaña provincial, la dirección del Frente Progresista, Cívico y Social decidió inscribir su boleta de diputados y senadores nacionales sin adherir a ninguna candidatura presidencial para evitar conflicto de último momento.
La definición parece haber dado sus frutos. El Frente logró cerrar las heridas que emergieron luego de las primarias entre el socialista Migue Lifschitz y el radical Mario Barletta, lo que fue clave para unificar al electorado que decidió participar de las internas. El socialismo sigue siendo la fuerza mayoritaria en la alianza pero sus propios referentes reconocían la necesidad de una mayor apertura a los partidos aliados.
La incógnita común de los referentes nacionales era el destino de los votos frentistas en las elecciones presidenciales. Algunos arriesgaban que la intensidad de la disputa con el PRO alejaría a este electorado del Mauricio Macri, mientras que otros arriesgaban que pesaría más el sesgo opositor al gobierno nacional. Hay hipótesis para todos los gustos pero la duda sigue vigente.

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