Por Prof. Jorge Lindon // Hoy es 25 de mayo. Y como cada año, en escuelas, plazas y actos oficiales, se evoca con solemnidad aquel gesto de 1810 como la cuna de la patria. Nos enseñaron que fue una gesta de libertad, una irrupción soberana contra el coloniaje. Sin embargo, la verdad —siempre incómoda— señala otra raíz: la Revolución de Mayo fue también, y sobre todo, una patriada por el libre comercio, una apertura económica impulsada por una elite porteña ansiosa de integrarse a los mercados globales bajo nuevas reglas. No se trató de romper con el mundo, sino de cambiar de socio: del monopolio español al laissez-faire británico.
¿Eso invalida la fecha? En absoluto. Pero nos obliga a pensar qué libertad estamos celebrando hoy. ¿Es la libertad de comerciar sin trabas o la de vivir sin hambre? ¿La libertad de importar sin control o la de producir con dignidad? ¿La libertad de los mercados o la de los pueblos? Porque si algo nos ha enseñado la historia, es que no hay soberanía política sin soberanía económica, y que las gestas patrias se vuelven huecas si no alcanzan el bolsillo del pueblo.
Perico y Jujuy: una revolución postergada
Más de dos siglos después, Jujuy —y en especial Perico— siguen anclados en el rol que nos asignó la colonia: ser periferia extractiva de un centro que decide y se enriquece. Antes fue el oro de Potosí; hoy es el litio del norte. Antes fueron las mulas para el Alto Perú; hoy son escasas las actividades industrializadas mientras se persigue al pequeño productor, se lo ahoga, se lo estafa. El modelo no cambió: se sigue exportando materia prima sin transformar, mientras el pueblo queda atrapado en la pobreza estructural y la informalidad.
Perico es un ejemplo brutal de esa contradicción. Ciudad encrucijada, con historia ferroviaria, agrícola y migrante, hoy parece condenada al rezago. Sin universidad propia, sin acceso garantizado a internet, sin inversiones estratégicas ni planificación urbana, su juventud se desangra en el desempleo o el éxodo. La revolución del bicentenario —esa que prometía inclusión, desarrollo y conocimiento— jamás llegó.
Comercializar para desarrollarnos… pero con justicia
Por eso, desde esta fecha patria, debemos reivindicar la fuerza del comercio, sí, pero desde una lógica emancipadora. Volver a comerciar, sí, pero no como peones de un ajedrez global sino como actores conscientes de nuestro poder productivo. Queremos que Perico y Jujuy salgan de la primarización y la marginalidad construyendo una economía diversificada, arraigada en el territorio y con valor agregado.
¿Es posible? Claro que sí. Pero para lograrlo hay que dejar de ver a la gente como beneficiaria pasiva de planes, y reconocerla como sujeto de derechos productivos. Eso implica acceso al crédito, a la tecnología, a la tierra, a la energía y a los mercados. Implica también un nuevo contrato social donde los impuestos no sean una carga opaca, sino una inversión en el desarrollo común.
De la renta extractiva a los activos ciudadanos
Nuestra propuesta para el 2027 se construye sobre esa base: transformar la lógica impositiva en una plataforma de desarrollo local. Queremos que cada impuesto recaudado vuelva como crédito para cooperativas, energía limpia para barrios populares, infraestructura para pequeños productores y educación gratuita orientada a la innovación. Proponemos también una moneda digital comunal, basada en el ahorro y el consumo local, que incentive el comercio vecinal, reconozca el trabajo no registrado y dé valor a lo que hoy es invisible: el esfuerzo de miles de jujeños y jujeñas por sobrevivir sin respaldo estatal.
Salir de la huelga de ideas, recuperar la dignidad productiva
Argentina —y Jujuy en particular— vive atrapada entre la inflación, la angustia y el desánimo. Las propuestas políticas giran en círculos, mientras la pobreza crece y la esperanza se diluye. Por eso proponemos salir de esta huelga de ideas con un programa claro: diversificación productiva, justicia distributiva, economía popular con derechos y participación ciudadana con poder real.
No queremos una nueva alianza de oportunistas ni una coalición sin alma. Queremos un frente productivista, democrático, feminista y ecológico, que hable del bolsillo y del futuro con propuestas concretas: cómo generar empleo digno, cómo resolver la inflación, cómo transformar la informalidad en innovación. Y sobre todo, cómo gobernar desde la verdad y no desde la especulación.
Del 25 de Mayo al 2027: la revolución vecinal comienza hoy
Hoy no conmemoramos un hecho congelado en la historia. Hoy actualizamos el mandato de Mayo, no desde el fetiche de los próceres, sino desde el derecho de nuestro pueblo a vivir sin pobres, sin corrupción y sin inflación. Esa es la verdadera gesta pendiente. Y no vendrá desde arriba, sino desde el pie. Desde cada barrio, cada emprendimiento, cada aula y cada feria donde se resiste y se crea.
La revolución que nos debemos es la de construir un Jujuy autónomo, productivo y participativo, donde ser pobre no sea destino, donde el desarrollo no sea privilegio y donde la libertad no sea un slogan, sino un derecho compartido.