En un país donde la palabra “desregulación” se convirtió en consigna libertaria y la asfixia fiscal en sinónimo de decadencia estructural, Jujuy acaba de marcar un récord que no enorgullece a nadie. Según un informe reciente de @argentinaendatos, la provincia impone una alícuota del 8% de Ingresos Brutos (IIBB) a los servicios informáticos, una de las más altas del país, apenas por debajo de Santa Fe (9%) y muy por encima del promedio nacional.
Mientras provincias como Corrientes (2,9%), Santa Cruz (3%) o Formosa (3%) entienden que gravar la innovación es pegarse un tiro en el pie, el gobierno jujeño, conducido por el oficialismo de raíz radical, decidió apretar aún más la tuerca recaudatoria, consolidando su lugar como una de las provincias menos amigables para el desarrollo de servicios tecnológicos y actividades intensivas en conocimiento.
¿Qué se entiende por servicios informáticos?
La actividad 620900 del nomenclador impositivo abarca servicios como:
- Instalación de redes y servidores.
- Mantenimiento y reparación de equipos.
- Soporte técnico.
- Programación de software personalizado.
- Hosting y servicios de nube, entre otros.
Dicho en criollo: el tipo que arregla tu computadora, la empresa que mantiene tu sistema de ventas, o el pibe que programó la app para pedir un turno en salud. Todo, todo paga 8% en Jujuy. Y por supuesto, ese costo se traslada —en parte o totalmente— a vos, usuario o cliente. Es decir: pagarás más por menos.
¿Jujuy adhiere al Régimen de Promoción de la Economía del Conocimiento?
La respuesta es NO. Aunque en 2020 se promulgó a nivel nacional la Ley N° 27.506 (modificada por la 27.570), que busca beneficiar con reducción de cargas impositivas, estabilidad fiscal y aportes patronales diferenciales a las empresas que se dedican a software, biotecnología, servicios satelitales, entre otras, Jujuy no adhirió formalmente. O si lo hizo, no lo implementó con incentivos concretos ni armó un régimen provincial que dialogue con esa ley. Esto deja a las empresas locales fuera de la red de beneficios que podrían disparar empleo joven, exportaciones y nuevas inversiones.
La política fiscal a contramano de las reformas
Mientras el gobierno nacional de Javier Milei habla de motosierra y libertad económica, Jujuy sigue afirmando un modelo recaudatorio del siglo XX. No se trata solo del IIBB al software. La provincia tiene una presión fiscal desproporcionada respecto al tamaño del sector privado, que es minoritario frente a un aparato estatal omnipresente y altamente costoso.
En Jujuy el Estado es empleador, contratista, comprador y cobrador. Una economía de subsistencia estatal que desalienta la inversión productiva, no sólo en tecnología, sino en cualquier otro sector que no dependa del gasto público.
El precio de frenar la innovación
La tecnología y los servicios informáticos no son un “lujo”. Son la base estructural de cualquier economía moderna. Gravar esa base con un 8% de ingresos brutos es casi condenar a la informalidad a cientos de jóvenes freelancers, microemprendedores y PYMEs. Mientras en otras provincias florecen polos tecnológicos y se multiplican los coworkings, Jujuy impone un cepo fiscal sin escalas a la creatividad y la innovación.
En definitiva, ¿quién va a querer invertir en una provincia que castiga con más impuestos al programador que al puntero político?
Caminos hacia un Jujuy productivo
Para revertir este modelo anacrónico, se requieren al menos tres pasos urgentes:
- Adherir con hechos (y no solo discursos) a la Ley de Economía del Conocimiento.
- Revisar el esquema tributario y reducir las alícuotas para actividades tecnológicas.
- Fomentar un ecosistema emprendedor con reglas claras, financiamiento y apoyo logístico real.
Porque la verdadera autonomía se construye con producción y creatividad, no con más impuestos sobre un tejido productivo que apenas respira.
Si Jujuy quiere dejar de ser la tierra de los empleos públicos heredados y las promesas electorales vacías, debe abrazar la revolución digital. Pero eso será imposible si al que quiere innovar se le sigue cobrando más que al que solo quiere sobrevivir.