INDUSTRICIDIO LIBERTARIO: UN PAÍS SIN FÁBRICAS, SIN TRABAJO Y SIN FUTURO

INDUSTRICIDIO LIBERTARIO: UN PAÍS SIN FÁBRICAS, SIN TRABAJO Y SIN FUTURO

Mientras el gobierno de Javier Milei festeja una inflación mensual del 1,5%, en las entrañas del país real, la Argentina productiva se desangra a cielo abierto. No hay épica en la caída del consumo ni futuro en un modelo que aniquila empleo, cierra fábricas y destruye el tejido social. El experimento libertario, promovido con marketing de redes y doctrina dogmática, se traduce en un brutal retroceso económico, donde la única variable de ajuste es la vida del pueblo.

La realidad es irrefutable: más de 1.000 tambos cerraron desde que Milei asumió la presidencia, según un informe reciente de BAE Negocios. El consumo de leche cayó de 200 litros a 160 litros por habitante, en una nación históricamente lechera. La producción nacional colapsa mientras los precios internos se dolarizan y los salarios se achican. Pero la leche no es un caso aislado: es un síntoma.

Las suspensiones en Topper y la paralización de Scania en Tucumán se suman al cierre de Nissan en Córdoba. En Jujuy, el ingenio Ledesma redujo personal por caída de ventas. Cada semana, nuevas empresas se suman a una lista negra de cierres, achicamientos y despidos, mientras el gobierno grita «éxito» desde las pantallas. En palabras del gobernador tucumano Osvaldo Jaldo: “Si Milei no incluye a las provincias, no va a poder gobernar”.

La propia Unión Industrial Argentina (UIA) encendió todas las alarmas. En su informe de mayo, la entidad reportó una caída de la actividad del 17% interanual, con desplomes superiores al 40% en sectores clave como la producción de maquinaria y textiles. La economía real se cae a pedazos, y ni el superávit fiscal ni la baja de inflación logran sostener el andamiaje.

Según el INDEC, el desempleo ya ronda el 8,3% y las consultoras privadas proyectan que antes de fin de año alcanzará los dos dígitos. En paralelo, el salario real perdió más de un 18% solo en los primeros cuatro meses de 2025, de acuerdo al CEPA (Centro de Economía Política Argentina). ¿De qué sirve un dólar barato para exportar, si nadie puede producir?

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El modelo libertario fracasó antes de nacer. Fue diseñado para la especulación y el poder financiero, no para una nación con tejido PyME, industrias medianas y familias que necesitan comprar para que el mercado exista. Milei apostó por la licuadora del gasto y la motosierra al Estado, pero el efecto real fue una brutal recesión autoinfligida. Hoy Argentina es más cara para exportar, menos competitiva, más endeudada y con la mitad de su clase media al borde de la pobreza.

Como si fuera poco, el gobierno suma deuda externa a una velocidad récord. Según datos del Banco Central, en los primeros cinco meses de 2025, la deuda pública creció más de 20.000 millones de dólares, empujada por compromisos en moneda extranjera con el FMI, bonos en dólares y Letras del Tesoro colocadas a tasas astronómicas.

¿Dónde está el derrame? ¿Dónde el renacer económico? ¿Dónde la libertad prometida? En el altar del dogma libertario, la Argentina está sacrificando su aparato productivo. La palabra «industria» fue sustituida por “importación”. La palabra “empleo” por “uberización”. Y la palabra “esperanza”, por “ajuste”.

Estamos ante un modelo sin rumbo nacional y sin una sola política industrial. Los libertarios confundieron libertad con desprotección, eficiencia con desregulación salvaje, y mérito con abandono. Mientras tanto, el pueblo argentino paga con hambre y desempleo un experimento ideológico que ni siquiera el mercado respalda.

La historia será implacable con esta etapa. Será recordada como el gran industridicio argentino, un tiempo de vaciamiento nacional orquestado desde la cima del poder político con la complicidad de grandes grupos mediáticos y económicos que no pisan fábricas ni conocen almacenes.

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Es momento de despertar. El país no se construye desde un Excel, ni con fórmulas importadas. Se construye con trabajo, industria y soberanía económica. Y en ese camino, no hay espacio para un modelo que solo favorece al capital financiero mientras el pueblo pierde todo.

¿Desde que asumió Javier Milei, ¿tu situación económica personal?

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