Perico Noticias // En un país en crisis, donde el consumo popular se desploma, el gobierno de Jujuy opta por seguir apretando fiscalmente a los ciudadanos y a los emprendedores. En vez de aliviar la carga para reactivar la economía, prefiere recaudar a cualquier costo, incluso si eso significa perjudicar directamente a quienes producen, comercian y consumen.
La reciente publicación oficial de Mercado Libre y Mercado Pago lo deja en evidencia: a partir del 8 de julio, los costos por operar en Jujuy aumentarán, junto con Córdoba y Santa Fe, debido a las altas alícuotas del impuesto a los Ingresos Brutos, un tributo distorsivo que encarece productos, desalienta la formalización y ahoga la competitividad.

La provincia de la presión: sin alivio, sin salida
Mientras otras jurisdicciones como Formosa, Corrientes, Santiago del Estero y Santa Cruz verán reducidos estos costos —gracias a políticas fiscales menos voraces—, Jujuy mantiene y profundiza un modelo impositivo regresivo, que castiga al pequeño comerciante, al emprendedor local y al consumidor común.
No sorprende. El gobierno jujeño, subordinado a una matriz de ajuste y retención de recursos, prefiere recaudar que gobernar, aumentar tarifas en lugar de gestionar eficientemente, y apretar al vecino en vez de combatir la inflación estructural. Con un gobernador que firmó el Pacto de Mayo pero incumple su espíritu al no recortar el gasto improductivo, se aferra a un esquema que premia al Estado obeso y castiga al ciudadano productivo.
¿Por qué se encarece comprar en Jujuy?
Porque los costos adicionales que Mercado Libre ahora traslada a los usuarios no son un capricho, sino una consecuencia directa del sistema tributario provincial. Es decir, los jujeños pagarán más caro exactamente el mismo producto que alguien en otra provincia donde se ha decidido proteger el consumo y fomentar la actividad comercial.
¿Es esto desarrollo? ¿Es justicia fiscal? ¿Es federalismo real? No. Es una violación al sentido común, que pone en jaque a miles de emprendedores digitales que usan estas plataformas para sostener sus ingresos en medio de un contexto devastador.
¿Y el norte grande?
Mientras el relato del cambio productivo sigue sonando a hueco, los hechos lo desmienten. Las provincias del norte deberían liderar una agenda que simplifique la carga fiscal, estimule la inversión y favorezca la formalización del empleo. Sin embargo, en Jujuy se sigue premiando el estatismo ineficaz y el clientelismo, mientras el motor emprendedor se oxida por falta de aire.
Esta decisión de Mercado Libre, que a muchos puede parecer un tecnicismo más, marca un parteaguas: el sector privado empieza a diferenciar a las provincias según el castigo o el alivio que ofrecen a su gente. Jujuy, hoy, queda del lado de los verdugos fiscales.
El llamado
¿Hasta cuándo vamos a aceptar que nos sigan apretando el cuello con impuestos abusivos mientras los servicios públicos colapsan y la inflación devora salarios? El pueblo de Jujuy no necesita más tasas, necesita libertad para producir. Necesita una provincia que lo acompañe, no que lo exprima.
Ya es hora de discutir una reforma tributaria jujeña, que baje impuestos y levante la producción. No es la Nación la que debe resolver nuestro destino: somos nosotros los que debemos decir basta.