En el marco del Día de la Independencia, cuando se evocan gestas patrias, libertad y soberanía, Jujuy se muestra como el reverso de esa historia. Lejos de ser una provincia libre, hoy Jujuy es rehén de un modelo de dependencia múltiple: económica, política, institucional y mediática. Y como si eso no bastara, hasta su propio elogio debe importarlo, trayendo economistas ajenos a la realidad local para validar con tecnicismos pagos una gestión en retirada.
¿De qué independencia hablamos?
Mientras se iza la bandera y se cantan himnos, la provincia permanece atada a la lógica extractivista, a los designios de empresas multinacionales, y a una coparticipación provincial injusta que asfixia a los municipios más alejados. La dirigencia festeja una independencia que no se refleja en el rostro del pueblo jujeño, ni en su salario, ni en su acceso a servicios básicos, ni en su participación democrática. Jujuy no decide, ejecuta. No proyecta, obedece.
El modelo «Jujuy» es dependencia maquillada
El reciente evento organizado por el Centro de Estudios Sociales y Políticos, donde se “pondera” el modelo económico jujeño, es apenas una puesta en escena que busca instalar una imagen ficticia de progreso. En la nota de El Tribuno, economistas traídos de Buenos Aires elogian a coro los “logros” de una gestión que, puertas adentro, vive de deuda, represión y propaganda.
¿Dónde está el desarrollo si la provincia encabeza los índices de conflictividad social, la migración juvenil, y el vaciamiento de hospitales y escuelas? ¿Qué soberanía puede reclamar un territorio donde el litio se extrae sin control estatal y los beneficios se concentran en manos de unos pocos?
La democracia como cascarón vacío
La independencia no es solo una fecha: es una práctica cotidiana de participación, justicia y equidad. En Jujuy, la democracia ha sido reducida a un cascarón formal. El oficialismo acapara todos los poderes del Estado, la oposición peronista actúa como furgón de cola, y los libertarios electos son funcionales a la misma maquinaria.
Los pueblos no son decorado, son protagonistas
Desde La Quiaca hasta Susques, desde Tilcara hasta Libertador, las comunidades viven bajo una gestión que las utiliza como fondo de pantalla para spots, pero les niega protagonismo real. El pueblo jujeño, que tuvo un rol fundamental en la historia nacional con el Éxodo y la lucha por la independencia, hoy está excluido de las decisiones fundamentales que afectan su presente y su futuro.
El desafío de una nueva independencia
Este 9 de Julio debe ser más que un acto escolar o un desfile. Debe ser un grito colectivo por una segunda independencia: no contra un imperio extranjero, sino contra el imperio del ajuste sin sentido, de la mentira institucionalizada y de la dependencia extractiva.
Jujuy necesita una soberanía verdadera, que distribuya la riqueza, democratice las decisiones y devuelva la palabra a quienes hoy solo son espectadores del poder.
Porque no hay independencia sin soberanía,
ni libertad sin justicia social.