Dólar a $3.000, Milei en llamas y la mentira estadística: el experimento terminó, y la Argentina también

Dólar a $3.000, Milei en llamas y la mentira estadística: el experimento terminó, y la Argentina también


El que quiera ver, que vea. El plan ya no existe, la realidad estalló y el ajuste sólo sirve para esconder el colapso. Mientras el dólar se convierte en la medida de la desesperación, la inflación real arde bajo una estadística trucha y los que bancaban este delirio huyen del plató. Bienvenidos al final anticipado del experimento libertario más salvaje de nuestra historia.

I. El dólar de la muerte: cuando los precios hacen fila para reventar

El dólar paralelo cruzó los $3.000, no como síntoma de especulación, sino como veredicto inapelable del fracaso. La Argentina ya no tiene programa, ni anclas, ni blindaje. Tiene promesas quemadas, ajuste eterno, intereses al 60% y una recesión sin piso. La bicicleta financiera que Caputo le vende a sus amigos convirtió al Estado en rehén del carry trade: pagan fortunas por quedarse en pesos mientras vos no llegás al 20 del mes. No hay productividad, ni inversión, ni futuro.

Y si este era el “plan de estabilización más ambicioso de la historia”, entonces estamos ante la tumba del monetarismo libertario. Porque no es el kirchnerismo el que genera “riesgo”, como patalean Majul y Viale al borde del abandono; es el propio Milei, atrapado en su delirio y su egocentrismo, el que dinamita lo que queda del orden democrático y económico.


II. El INDEC trucho: la pobreza cae, pero la gente come menos

Agustín Salvia, desde la UCA, no lo dice a los gritos, pero lo deja claro: el gobierno cambió la metodología de medición de pobreza sin avisar, sin empalmar para atrás, y favoreciendo las fuentes de ingreso más convenientes al discurso oficial. Se pondera más el trabajo informal, se captan mejor los planes sociales, justo los rubros que este gobierno decía que eran “miserables”. La inflación se mide con una canasta de 2004 que no contempla ni luz, ni gas, ni transporte. Según cálculos alternativos, la pobreza sería al menos 10 puntos más alta si se midiera con honestidad.

Pero la mentira estadística es el último refugio del ajuste impopular. No pueden mostrar salarios subiendo, ni fábricas en movimiento, ni comercios vivos. Sólo pueden manipular datos y ocultar cadáveres económicos.


III. Huyen los voceros, se rompe el decorado

Luis Majul balbucea excusas. Viale mira para otro lado. Traductor Te Amo insulta a Caputo en redes. Karina Milei y Santiago Caputo se disputan los restos del poder real. El decorado se cae a pedazos, y no hay trolls suficientes para sostener la estafa. Los voceros oficialistas ya no pueden mentir sin vergüenza, y la grieta libertaria se vuelve fractura expuesta.

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Este no es sólo el fin de un experimento económico. Es el principio del fin de una fuerza política que prometió “libertad” y entregó represión, ajuste sin red y una democracia malherida. El círculo se cierra, y ya nadie quiere estar en la foto final.


IV. Economía zombie: el país se achica y los bancos engordan

La economía real se hunde: cayó la construcción, la industria, el comercio, la metalurgia. El único sector que crece es el financiero. Y no porque haya crédito o inversión, sino porque el gobierno le transfiere rentabilidad directa a los bancos para sostener el dólar a cambio de la vida de millones. Es el “plan platita”, pero para los ricos. Vos cobrás $200.000, ellos ganan $2.000 millones por mes en intereses.

Y mientras tanto, no homologan las paritarias, no hay aumentos, no hay consumo. Pero te dicen que “la economía rebota”. El promedio, ese número mentiroso donde un rico se come dos pollos y el pobre se muere de hambre, ya no engaña a nadie.


V. La batalla cultural y la persecución política

En lugar de gobernar, Milei persigue a periodistas como Julia Mengolini, inventa causas, miente desde la cuenta oficial y retuitea operaciones sucias. Se va cerrando el cerco sobre Futurock, sobre opositores, sobre cualquiera que diga la verdad. Esto ya no es sólo un problema económico: es un régimen con vocación autoritaria que sólo funciona cuando el pueblo está de rodillas.

Lo que le hicieron a Mengolini es un aviso. Lo que le hacen a la democracia es un ensayo. ¿Hasta dónde llegarán? ¿Con qué herramientas resistiremos?


VI. El grito de los arrepentidos y el nuevo 17 de Octubre

Hay madres que votaron a Milei porque se los pidió el hijo. Hay jóvenes decepcionados, jubilados desesperados, comerciantes fundidos. Las encuestas no reflejan el espanto acumulado, pero el cambio está en el aire. La paciencia se agota, la trampa se expone, la realidad asoma. Lo que viene es un nuevo clamor popular. Quizá no tenga la forma del viejo peronismo, pero va a tener su misma intensidad: rebelarse ante la injusticia, recuperar el país, construir futuro.

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Y mientras Milei calcula intereses y persigue sombras, Axel Kicillof toma la posta, organiza la resistencia y propone un nuevo programa de unidad nacional. Hay un nombre para la boleta que puede derrotar este delirio: Fuerza Patria. Y un desafío en el horizonte: que la democracia se defienda a sí misma.


VII. Final de ciclo, principio de dignidad

Todo lo que prometieron, se cayó. El dólar ya no es símbolo de estabilidad, sino de ruina. La pobreza ya no es un número, sino un rostro. El plan ya no existe, el relato se agota, y la rebelión empieza a asomar por todos lados.

El programa de Milei ya cayó. Lo que falta es que caiga Milei.

¿Desde que asumió Javier Milei, ¿tu situación económica personal?

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