No hay espacio para el equívoco. Javier Milei y Carlos Sadir están enfrentados, y el campo de batalla es Jujuy. No se trata de una diferencia de matices, ni de una «tercera vía» civilizada. Se trata de una disputa estratégica por el control de las bancas nacionales, en un tablero electoral donde el oficialismo jujeño corre el riesgo real de quedar sin representación en Diputados y no tiene senadores propios que defender.
Mientras La Libertad Avanza cierra filas con dirigentes como Alfredo Cornejo (Mendoza), Leandro Zdero (Chaco) y Rogelio Frigerio (Entre Ríos) para blindar su avance legislativo nacional, en Jujuy se posiciona como fuerza dominante sin necesidad de pactos, convencida de que su victoria en octubre será inexorable.
En ese contexto, el gobernador Carlos Sadir difundió un mensaje en redes sociales defendiendo un supuesto proyecto federal basado en “la Argentina del campo, la industria, la minería y la energía”. Pero su discurso suena tan correcto como extemporáneo. A menos de tres meses de las elecciones, pretender instalar una tercera posición entre el mileísmo y el peronismo no solo parece ingenuo: parece desesperado.
La realidad es cruda: el radicalismo jujeño pone en juego una banca clave en Diputados, y si no logra retenerla, podría quedar totalmente fuera del Congreso Nacional. Sin senadores, sin diputados, sin voz. El silencio de los aliados provinciales de Sadir, como Morales o Rubén Rivarola, confirma que el poder real ya no apuesta a una “fuerza del centro”, sino a una polarización que se acelera como un tren sin frenos.
Desde LLA no ocultan su confianza: «Vamos a pintar Jujuy de violeta», aseguran en privado. Y ya se preparan para desembarcar con el aparato nacional, sabiendo que el electorado jujeño atraviesa una ola de desencanto con el status quo radical-peronista que lleva años de gestión sin soluciones concretas.
Lo que está en juego no es un modelo de gestión, es un botín político de alta densidad parlamentaria, en un Congreso que Milei necesita dominar, y donde cada banca vale oro. Jujuy podría ser apenas un capítulo más en su arremetida, pero para Sadir, es el todo o nada.
La polarización ya se instaló. Pretender vender federalismo sin fuerza real en la Cámara, es como gritar en una tormenta. Y la tormenta ya llegó.