“La realidad no compra humo: Milei, tus fantasías ya no convencen al país”

“La realidad no compra humo: Milei, tus fantasías ya no convencen al país”

El discurso de anoche: un embuste desesperado

Anoche, el presidente prometió inversión en jubilados, educación y obra pública —una apoteosis de populismo— pero se olvidó de mencionar qué se priorizó primero: enviar el presupuesto al Congreso como exigencia del FMI, no como una decisión soberana. El FMI no es un auditorio de aplausos, sino un árbitro que observa debilitado cómo un modelo económico tambalea bajo su propio peso.

Contradicciones que duelen

  1. Se anuncia un «plan platita» con firmas de bondad hacia jubilados y estudiantes, mientras se veta leyes de recomposición previsional y se recortan partidas reales de educación. ¿Es una oferta o una burla?
  2. Mientras promete obras públicas, el presupuesto destina apenas 0,88% del PBI a educación, luego de un recorte del 40%.
  3. El FMI, ese mismo que impulsó el envío del presupuesto, lanzó señales de alerta sobre la inviabilidad del modelo actual, y agentes del organismo criticaron el acuerdo con dureza.

La economía real devora el relato

El riesgo país supera los 900 puntos, un dólar paralelo desafía cualquier intento de control, y la cloaca de la inflación devora el poder adquisitivo día a día. Mientras Milei celebra un superávit primario del 0,4%, ese “logro” se paga con jubilaciones achatadas, universidades sofocadas y escuelas marchitas.

¿Una salida real o solo promesas preelectorales?

Este discurso no es un plan de gobierno, es un guion electoral de supervivencia. El Estado argentino no puede sostenerse con señuelos destinados a calmar las aguas. El FMI puede forzar el envío del presupuesto, pero no cambia el diagnóstico: la economía argentina es una herida abierta, sangrando bajo decisiones equivocadas.

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La última palabra

La realidad ya no cree en las fantasías. El pueblo está cansado, los jubilados no olvidan, los docentes tampoco. Si esta carta de discursos vacíos sigue, el costo será la ruina social definitiva. Milei puede prometer mil veces, pero la realidad aguanta solo un modelo verdadero. Este gobierno debe elegir: ¿acaso el elefante en la sala es el ajuste disfrazado?.

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