Jujuy rumbo a las urnas, entre la crisis y la búsqueda de una representación real

Jujuy rumbo a las urnas, entre la crisis y la búsqueda de una representación real

Jujuy encara las elecciones de diputados nacionales en medio de una tormenta perfecta. El gobernador se ha convertido en un satélite mendigo de las decisiones nacionales, obligado a integrar el scrum contra Milei, formación que la componen Provincias Unidas y Fuerza Patria. Un frente común “todos contra la Nación” que se sostiene más por supervivencia que por convicción.

La realidad es cruda: el modelo jujeño adherido al RIGI fracasó. No generó riqueza, mucho menos la distribuyó. El intento de cambiar la matriz productiva terminó en fiasco. La provincia arrastra un default externo, y sus sociedades del Estado, bajo maniobras legislativas, pueden transformarse en sociedades anónimas que diluyen el patrimonio público. Es la confirmación del derrumbe del otrora Cambia Jujuy, hoy refundado como JUJUY CRECE, un espacio que se deshace entre promesas incumplidas y la impotencia de sostener su relato.

El default interno tampoco da respiro: los trabajadores estatales sobreviven con sueldos de miseria, mientras que en el sector privado solo los enclaves de inversión extranjera minera resisten frente a una inflación que devora salarios y expectativas. La eliminación de retenciones a cero anunciada por Milei puede acelerar exportaciones agrícolas, pero lo hará encareciendo alimentos y profundizando la desigualdad.

El pedido de préstamo al Tesoro de Estados Unidos es otra espada sobre la cabeza de los gobernadores. Jujuy, ya asfixiada, verá aún más reducida su coparticipación. Gobernadores en jaque, provincias atadas, presupuestos inútiles. Y mientras tanto, las urgencias del pueblo siguen sin respuesta.

En este contexto, el frente Jujuy Crece se encuentra enfermo de la misma patología que carcome a la política tradicional: la corrupción. El episodio en Perico, que desnuda vínculos turbios entre dirigentes y empresarios, dejó a sus referentes expuestos y con miedo de hacer campaña cara a cara. Los escraches son la moneda corriente y la credibilidad está en ruinas.

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La LLA en Jujuy depende únicamente de la recomposición de un Milei desesperado. Sus militantes reconocen en voz baja el cansancio: muchos se convirtieron en desertores que no irán a votar. Otros, autónomos e independientes, pueden expresarse para mostrar su decepción, como ya sucedió en la provincia de Buenos Aires, apoyando al peronismo. Esa fuga de volumen electoral amenaza con repetirse en Jujuy, debilitando un espacio que había prometido revolución pero hoy ofrece desilusión.

La izquierda crece en la retórica, pero su falta de pragmatismo y creatividad le impide convertirse en alternativa real. Los jujeños ya la conocen y desconfían de su incapacidad de transformar consignas en soluciones concretas. Sin embargo, si el peronismo no logra desde la unidad integrarse a la ola ascendente nacional, la Izquierda será la opción.

En contraste, el peronismo jujeño supo leer el momento. Dejó los anclajes al camporismo y al kirchnerismo como etiquetas que dividían, y se volcó a la unidad doctrinaria, abrazando todas las corrientes del justicialismo, incluidas las mencionadas, más transversal. La consigna es clara: el peronismo es hoy, las respuestas son hoy, el empleo es hoy, la salud es hoy. No se trata de esperar 30 años para ser “grandes”, como promete Milei, sino de dar respuestas inmediatas. Esa diferencia no es menor: es la grieta entre un relato distante y la urgencia real de las familias.

El camporismo, refugiado en el sello Fuerza Patria, se limita a la propaganda sin territorialidad. La polarización real en Jujuy es entre peronismo y LLA, entre un modelo agotado y rechazado, y la esperanza de un nuevo amanecer desde la unidad, la solidaridad, la soberanía y la producción.

El rol de los diputados nacionales a elegir es vital: deben dejar de responder al poder central de Buenos Aires y representar a su pueblo. La sociedad jujeña desconfía de quienes fueron simples engranajes de decisiones ajenas. Hoy, la legitimidad solo la podrá encarnar un hijo del pueblo, alguien que entienda sus dolores y haya demostrado resolver problemas.

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Porque la política no es mañana, no es dentro de 30 años. La política es ahora. Las respuestas son hoy.

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