Agua en Jujuy: una crisis sin solución y un gobierno que repite excusas

Agua en Jujuy: una crisis sin solución y un gobierno que repite excusas

Los jujeños amanecieron otra vez con la noticia que ya parece una postal recurrente: cortes masivos de agua en San Salvador de Jujuy y sus alrededores. El motivo, según Agua Potable S.E., vuelve a ser la rotura del acueducto principal de barrio Huaico. Pero lo que en apariencia es un desperfecto técnico puntual, en realidad desnuda una verdad incómoda: la empresa estatal Agua Jujuy S.E. y el propio gobierno provincial son incapaces de garantizar un servicio esencial de manera continua y confiable.

Una empresa sin rumbo y un gobierno que improvisa

En los últimos años se han acumulado decenas de denuncias formales en medios de comunicación y en redes sociales que exponen las enormes falencias de la empresa estatal. Vecinos de distintos puntos de la capital y del interior coinciden en la misma queja: la falta de presión, cortes inesperados, demoras en la reposición y una ausencia total de planificación.

El gobierno intenta dar señales de gestión cada vez que estalla una crisis: envía cuadrillas, promete obras y difunde comunicados optimistas. Pero esas promesas, como lo evidencia la propia prensa oficial, se diluyen en pocos días cuando nuevos cortes vuelven a dejar a miles de familias sin acceso a un derecho humano básico. El problema no es la emergencia coyuntural, sino la ausencia de un verdadero plan director que asegure soluciones definitivas.

San Salvador: la capital de los cortes

La situación golpea con especial dureza a San Salvador de Jujuy, donde barrios enteros como El Cortijo, Cuyaya, Moreno, Alto Gorriti, Coronel Arias o Los Huaicos padecen interrupciones constantes. Lo mismo ocurre en Alto Comedero, donde sectores como Bicentenario, Las Marías o La Tupac viven con la incertidumbre de no saber si mañana abrirán la canilla y saldrá agua.

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La ironía es que el agua está presente en el discurso político como una prioridad, pero en la realidad es tratada como un servicio de segunda. No hay ciudad ni desarrollo posible sin acceso confiable al agua, y hoy Jujuy es rehén de una empresa estatal que gestiona más comunicados de prensa que soluciones efectivas.

Un problema de gestión, no de casualidad

El gobierno no puede seguir escudándose en roturas “inesperadas” o eventos aislados. Lo que ocurre es consecuencia directa de la falta de inversión sistemática, de la ausencia de mantenimiento preventivo y, sobre todo, de una falta de visión estratégica.

Un plan serio requeriría inversiones millonarias, sí, pero también un compromiso político de jerarquizar el agua como política de Estado. De nada sirven anuncios de “obras clave” si no hay un cronograma público, metas de corto y largo plazo, y rendición de cuentas.

El agua no puede esperar

Los jujeños no necesitan más comunicados: necesitan abrir la canilla y que salga agua. La crisis hídrica no se resuelve con parches ni con discursos. Si el Estado provincial, a través de Agua Jujuy S.E., no asume su responsabilidad y presenta un plan integral, San Salvador y gran parte de la provincia seguirán siendo rehenes de un servicio esencial precarizado.

En Jujuy, el agua debería ser sinónimo de vida y dignidad. Hoy, tristemente, es sinónimo de improvisación y frustración.

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