“Pedro Pascuttini convoca a la revolución del pleno empleo: Jujuy ya no será tierra de éxodo”

“Pedro Pascuttini convoca a la revolución del pleno empleo: Jujuy ya no será tierra de éxodo”

Jujuy está cansada de sobrevivir. Años de gobiernos locales, provinciales y nacionales convirtieron a esta tierra fértil en un desierto de oportunidades. Cada familia carga con la angustia de un hijo que se va, de un sobrino que emigra, de una juventud que no encuentra aquí lo que el mundo les ofrece afuera. El aeropuerto y la terminal se volvieron símbolos del éxodo, no del progreso.

Pero una voz empieza a abrirse camino con fuerza: Pedro Pascuttini convoca a la revolución del pleno empleo, una transformación integral que promete cortar de raíz esta agonía. No más parches, no más discursos vacíos, no más provincias condenadas a la dependencia. El proyecto es claro: generar trabajo digno en cada rincón de Jujuy.

Pascuttini no habla desde la improvisación. Conoce el rigor del sector privado, la crudeza de sostener la producción tabacalera en medio de tempestades económicas. Y sabe que ese esfuerzo compartido con la gente es la base de todo crecimiento real. Hoy propone volcar esa experiencia en una revolución productiva que combine la seriedad empresarial con la creatividad de la juventud.

“Jujuy no puede seguir exportando cerebros y manos jóvenes”, repite. Su plan es industrializar el litio, el azúcar, el tabaco, los frutos, la cultura y hasta la energía solar. No basta con producir: hay que agregar valor, transformar, diversificar y exportar. Cada taller, cada fábrica, cada comunidad puede convertirse en motor de trabajo.

La propuesta es transversal y generacional: los mayores aportando su experiencia, los millennials y centennials poniendo la innovación, la tecnología y la creatividad. Esa es la fórmula que Pedro llama el “pacto histórico de hermandad jujeña”: un screawn que une a todas las generaciones para liberar a la provincia del atraso.

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El pleno empleo no es un sueño abstracto. Pascuttini lo plantea como objetivo alcanzable si se reorganizan los recursos, se eliminan los privilegios de la política y se apuesta al desarrollo integral. “No quiero más jujeños condenados a la supervivencia; quiero jujeños viviendo con dignidad en su propia tierra”, afirma.

A diferencia del libertarismo que solo ajusta y del oficialismo provincial que fracasó con promesas de “matriz productiva”, Pascuttini pone sobre la mesa un programa concreto: parques industriales, polos tecnológicos, incentivos al emprendedor joven, créditos blandos para pymes, y el corredor bioceánico como ruta estratégica para llevar la producción jujeña al mundo.

El mensaje es contundente: “Con pleno empleo, Jujuy dejará de ser tierra de éxodo para convertirse en tierra de futuro.” Esa es la verdadera revolución que propone Pedro Pascuttini. Una revolución pacífica, productiva, creativa y profundamente humana.

Y en cada hogar jujeño se empieza a encender una esperanza distinta: la certeza de que esta vez, la política no será un verdugo sino un puente hacia el progreso. Que el 26 de octubre no solo se elija una boleta, sino que se abrace una causa: la de un Jujuy de pie, libre, productivo y con trabajo para todos.

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