Dólares que huyen, soberanía en jaque

Dólares que huyen, soberanía en jaque

La “solución” importada que desangra a la Argentina

La foto de hoy es brutal: dolarización de activos y fuga de divisas a toda máquina. Ni la intervención del Tesoro de EEUU —anunciada con estridencia— ni los guiños de Washington logran tapar el agujero. ¿El resultado? Un sangrado de reservas, bonos que se bambolean y un tipo de cambio que vuelve a calentarse. La política no dio certezas; dio combustible.

Esta dinámica no es un accidente: es la consecuencia directa de una estrategia injerencista que pretende “estabilizar” condicionalmente la economía argentina mientras premia la especulación y posterga la producción. Cuando el mensaje externo es “si no ganás, no hay apoyo”, lo que se inocula no es confianza sino miedo. Y el miedo, en finanzas, tiene un solo reflejo: cobertura en dólares y salida.

Tres hechos que explican la corrida silenciosa

  1. Condicionalidad política explícita. Subordinar la asistencia a un resultado electoral destruye la credibilidad de cualquier programa. El mercado descuenta conflicto, no estabilidad.
  2. Arbitraje sin desarrollo. Se prometen pesos “baratos” que terminan recomprando deuda a tasa de usura, una bicicleta que engorda balances financieros, no salarios ni empleo.
  3. Vacío de plan doméstico. Sin ancla productiva, sin política de ingresos y con tarifas y tasas al alza, la única “señal” que llega al ahorrista es: salvese quien pueda.

El costo social de la geo-finanza

Cada dólar que se fuga es menos crédito para pymes, provincias y salarios. Cada rueda que festeja un carry trade es un comedor que se llena. Esta es la contabilidad real. Cuando la macro queda al servicio de la especulación de corto plazo, la sociedad paga en recesión, desempleo y deterioro del poder adquisitivo.

  CAME planteó bajar el costo argentino

17 de Octubre: memoria y programa

En el Día de la Lealtad, el peronismo no tiene derecho a la nostalgia si no la convierte en programa de emergencia:

  • Blindaje de ingresos (paritarias móviles y refuerzo jubilatorio).
  • Crédito productivo dirigido y esquema anti–bicicleta (impuestos a rendimientos extraordinarios y desincentivo al carry).
  • Acuerdo federal de exportaciones + sustitución inteligente para sumar dólares genuinos sin arrasar el mercado interno.
  • Regla de no condicionalidad política: ningún auxilio externo puede atarse a resultados electorales. Punto.

El mensaje a Washington (y a nosotros)

La Argentina no es un “activo infravalorado” para comprar barato y vender caro. Es una nación con memoria. Cuanta más coacción externa, más rápido se vacía la base de confianza y más furiosa se vuelve la dolarización de carteras. No es ideología: es experiencia histórica.

Si de verdad se quiere estabilidad, la palanca no está en Wall Street; está en el salario, la industria, el campo y la ciencia. Sin eso, todo “rescate” será un respirador que prolonga la agonía mientras la sangre —los dólares— sigue escurriéndose.

Hoy, más que nunca, lealtad significa defender el bolsillo de la gente y la soberanía de las decisiones. Lo demás es maquillaje geopolítico que el mercado ya empezó a borrar y que el pueblo, el 26, sabrá responder.

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