Superávit con hambre es déficit moral: Jujuy no necesita “reforma”, necesita pleno empleo ya

Superávit con hambre es déficit moral: Jujuy no necesita “reforma”, necesita pleno empleo ya

Perico Noticias // El gobernador de Jujuy se apuró a ponerse a disposición del Presidente para acompañar la reforma laboral. ¿En serio ese es el orden de prioridades de una provincia pobre que presume de superávit? Llamemos a las cosas por su nombre: superávit con desempleo, salarios de miseria y recesión crónica no es éxito fiscal; es un déficit moral. Si hay excedentes, deben volcarse de inmediato a un programa de pleno empleo digno. Lo demás es retórica vacía que no llena la olla ni pone en marcha los talleres, los campos ni los comercios.

Jujuy necesita trabajo, no cosmética legal. La flexibilización sin demanda de empleo solo consolida la pobreza: más “ocupados” que siguen siendo pobres. El mensaje social fue inequívoco: transformar vidas, no ajustar la letra chica. Antes que recitar artículos, el gobierno provincial tiene la obligación de mover la economía real y recuperar el poder de compra del salario. Esto no se logra bajando derechos sino encendiendo motores productivos.

¿De qué sirve un superávit provinciano si no se traduce en obras intensivas en mano de obra, conectividad logística, agua y vivienda, y un shock de mantenimiento urbano y rural que contrate a cooperativas y pymes locales? ¿Para qué se atesoran pesos cuando los jóvenes emigran, los comercios bajan persianas y los municipios piden auxilio? Superávit sin plan de empleo es el espejo contable de una provincia quieta.

La hoja de ruta es técnica y posible: un Fondo Jujeño de Trabajo Digno con ejecución trimestral y metas públicas por departamento. Llamados rápidos para: 1) vivienda social y mejoramiento barrial; 2) infraestructura de riego y caminos productivos; 3) conectividad digital y eléctrica en parques y polos; 4) turismo de todo el año (Manka Fiesta, Puna, Quebrada) con encadenamientos de servicios; 5) compre local y compras públicas que obliguen a la contratación de empleo joven y femenino formal. Así se multiplica cada peso y se formaliza.

  De Nueva York a Buenos Aires: la contraofensiva humanista que descoloca al trumpismo

El litio no puede seguir siendo relato: se necesita contenido local obligatorio, formación técnica acelerada y encadenamientos metalmecánicos, químicos y de servicios para que la renta quede en la provincia y contrate jujeños. Y no solo minería: agroindustria (frutas, hortícolas, tabaco con reconversión), energías renovables con mantenimiento local, textil, construcción en seco y economía del cuidado. Jujuy tiene con qué; falta decisión.

El salario es el verdadero estabilizador. Si el gobierno provincial cree en la “responsabilidad fiscal”, que la aplique con sentido humano: paritarias que recompongan el salario medio por encima de la inflación, bono productividad-capacitación por alta neta formal en pymes y alivios transitorios de contribuciones condicionados a sostener plantilla. Flexibilidad sí, pero con derechos y con plata en el bolsillo. De lo contrario, el consumo seguirá congelado y el superávit será un triunfo de Excel sobre la vida real.

Transparencia o nada: un tablero mensual abierto a la ciudadanía con tres números simples—empleo formal creado, salario mediano real e informalidad—por sector y por municipio. Si no mejoran, se corrige el rumbo y se reasigna presupuesto. La oposición y los gremios tienen que salir de la comodidad declarativa: controlen, propongan, exijan. El silencio frente a la precariedad no es neutralidad; es complicidad.

La interpelación es directa, gobernador: ponga el superávit a trabajar. Convoque a intendentes, universidades, sindicatos y cámaras para acordar un plan de pleno empleo con metas, presupuesto y cronograma. Acompañar a ciegas una reforma nacional que no crea puestos en Jujuy es patear la pelota afuera. La gente no votó verdugos; votó soluciones. Y la solución empieza por trabajo digno para todos.

Jujuy no necesita discursos sobre “modernización” mientras se apagan los talleres y se vacían las aulas técnicas. Necesita un gobierno que entienda que, sin empleo y salario que rinda, no hay política posible. Superávit con hambre es déficit moral. El tiempo de las excusas terminó.

  Pleno empleo primero: sin trabajo digno, la “reforma” es humo y castigo

¿Desde que asumió Javier Milei, ¿tu situación económica personal?

Comentarios

Aún no hay comentarios. ¿Por qué no comienzas el debate?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *