BANCOS EN RETIRADA, PUEBLO A LA DERIVA: LA ARGENTINA QUE YA NO CALIFICA NI PARA EL CRÉDITO

BANCOS EN RETIRADA, PUEBLO A LA DERIVA: LA ARGENTINA QUE YA NO CALIFICA NI PARA EL CRÉDITO

Mientras en los discursos oficiales se habla de “orden macroeconómico”, los bancos que mueven la aguja de verdad acaban de emitir su veredicto silencioso… y es brutal: BBVA y Santander están cerrando la canilla del crédito en la Argentina. No es una opinión, es un dato. Y cuando dos gigantes internacionales deciden que este país ya no es un buen negocio ni para prestar plata, el problema dejó de ser ideológico: es de supervivencia económica.

En una entrevista quirúrgica, la economista Natalia Motyl lo puso en palabras sencillas: con tasas reales del 60% al 70%, “es imposible ganar dinero prestando”. Traducido:

  • El sistema financiero no confía en el rumbo del país,
  • las empresas no dan garantías mínimas de repago,
  • y el riesgo de default generalizado es tan alto que los bancos prefieren no jugar.

¿A quiénes sí les prestan? A los de siempre: minería, energía, agroexportadores.
¿A quiénes dejan afuera? Comercio, industria, construcción, pymes y todo el entramado productivo que sostiene ciudades como Perico, Monterrico, El Carmen, San Pedro. Es decir: nos dejaron en la banquina.

Un sistema financiero que decidió abandonar a la Argentina real

Cuando un banco corta el crédito no es un gesto técnico, es un mensaje político y económico:

“No creemos en tu futuro cercano.”

Motyl explica que los bancos están mirando:

  • Balances destruidos.
  • Empresas sin espalda financiera.
  • Consumo planchado.
  • Un gobierno que juega a la bicicleta financiera y a la tasa alta como si eso fuera un programa de desarrollo.

Y mientras tanto, la función básica del sistema financiero —prestar plata para producir y crecer— está rota. Los bancos se repliegan, sobreviven con negocios de corto plazo, comisiones, servicios y especulación. La Argentina productiva, mientras tanto, mira desde afuera cómo cierran fábricas, talleres, comercios y galpones.

El nuevo “trabajo argentino”: repartir pedidos y sobrevivir en plataformas

Hay un dato que debería ser tapa todos los días:

  • miles de jóvenes no consiguen su primer empleo formal,
  • el empleo privado registrado está estancado o en caída,
  • y el crecimiento del “trabajo” viene de plataformas como Rappi, Uber, PedidosYa o incluso OnlyFans.

Ese es el nuevo mercado laboral al que están empujando a una generación entera:

  • sin estabilidad,
  • sin derechos,
  • sin obra social,
  • sin futuro previsible.

En paralelo, empresas como Whirlpool se van del país, las pymes bajan la persiana cada semana y los bancos dicen: “acá no hay negocio, solo riesgo”. Si eso no es un modelo de colapso, ¿qué es?

Tasas, cepos y miopía: cuando la política económica destruye lo que dice querer salvar

Motyl señala algo que la tecnocracia del poder evita decir:

  • La suba de encajes,
  • las tasas reales altísimas,
  • el atraso cambiario,
  • y un esquema monetario que premia la timba y castiga la producción,
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terminaron de asfixiar a los bancos para hacer lo que deberían hacer: prestar.

En lugar de un sistema financiero apoyando inversión productiva, Argentina quedó atrapada en un modelo donde:

  • crece la intermediación financiera,
  • pero se derrumba la economía real.

Hay números, pero sobre todo hay rostros:

  • comerciantes que ya no reponen stock,
  • constructores que frenan obras,
  • industriales que apagan máquinas,
  • productores que ya no invierten ni en un empleado más.

El mensaje es devastador: el crédito no está para vos, está para un puñado de sectores concentrados que pueden jugar en la liga global. El resto, que se arregle.

2026: la Argentina que viene si nadie toca el freno

La advertencia de Motyl es clara:
Si todo sigue así, 2026 traerá:

  • una clase media aún más empobrecida,
  • salarios planchados y licuados,
  • menos productividad,
  • y miles de empleos destruidos que no van a volver.

El problema no es solo económico, es social y político:

  • Sin crédito, no hay inversión.
  • Sin inversión, no hay trabajo.
  • Sin trabajo digno, el tejido social se rompe.
  • Y cuando se rompe, no lo recompone ni el mejor discurso ni el dólar planchado.

¿Dónde estamos parados en el NOA?

Para regiones como el NOA y ciudades como Perico, el mensaje de los grandes bancos internacionales es doblemente peligroso:

  1. Nos confirman que el país está en la mira roja del sistema financiero global.
  2. Ratifican que el modelo en curso solo sirve si sos gran jugador exportador o ligado al negocio de la renta.

¿Qué queda para el resto?

  • Resignarse a la lógica de la aplicación de reparto.
  • O construir alternativas locales de financiamiento, redes productivas y modelos de desarrollo que no dependan de un sistema financiero que ya nos dio la espalda.

No alcanza con denunciar: hay que cambiar el rumbo

La entrevista de El Presto a Natalia Motyl no solo describe un problema; pone contra la pared a toda la dirigencia política:

  • Al oficialismo, por sostener un esquema que enamora a los capitales especulativos pero arruina al que produce.
  • A la oposición, por no ofrecer aún un programa serio, integral y consistente que restituya tres palabras básicas: estabilidad, crédito e inversión.

Desde Perico Noticias lo decimos sin anestesia:

  • Si la Argentina no recupera un sistema financiero que vuelva a creer en su propio futuro,
  • si no se ordenan las reglas de juego para que producir sea negocio,
  • y si no hay un rumbo claro más allá de 12 meses,

los jóvenes seguirán huyendo del país o refugiándose en trabajos precarios de plataformas.
Ese no puede ser el destino de una nación que alguna vez soñó con ser motor de la región.

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No es solo una alerta financiera: es una alarma social

Cuando BBVA y Santander dicen que “no se puede ganar dinero prestando en Argentina”, están diciendo algo más profundo:

“No creemos que el país vaya a crecer como para pagarnos de vuelta”.

Esa frase, detrás de los números, significa:

  • menos fábricas,
  • menos comercios,
  • menos changas,
  • menos obras,
  • y menos oportunidades para los pibes que hoy cargan una mochila y se suben a la bici para repartir pedidos.

Si la política no entiende la magnitud del mensaje, el 2026 no será un año de “rebote”, será un año de fractura social más profunda.

La pelota ya no la tienen los bancos.
La tienen quienes gobiernan y quienes dicen querer gobernar.
O se animan a construir un programa serio de estabilidad y crédito productivo,
o el país seguirá siendo lo que hoy muestran los bancos internacionales:
un territorio donde prestar es demasiado peligroso… pero especular sigue siendo un gran negocio.

¿Desde que asumió Javier Milei, ¿tu situación económica personal?

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