Plan Caputo de endeudamiento eterno: la Nación se hipoteca y Jujuy mira para otro lado

Perico Noticias // Hay una frase que sintetiza el rumbo económico del gobierno nacional: “nueva deuda para pagar la deuda anterior”. No es un slogan opositor; es, lisa y llanamente, la descripción técnica del bono en dólares a cuatro años que el ministro Luis Caputo acaba de lanzar para cubrir los vencimientos de 2026.

Sin reservas genuinas en el Banco Central, sin superávit comercial consistente, sin plan industrial y con un país socialmente al límite, el oficialismo presenta como “hazaña” lo que en cualquier manual serio se define como huida hacia adelante: estirar plazos, mantener contentos a los mercados un rato más y dejarle a otro gobierno, y a otra sociedad, una bomba de tiempo más grande.

La película es conocida:

• Vuelta “triunfal” al mercado de capitales.
• Bonos en dólares a tasas altísimas.
• Dependencia estructural del humor de Wall Street.
• Y una economía real que se achica, se desindustrializa y pierde empleos formales todos los meses.

La novedad no es el plan –es el mismo de siempre–. La novedad es la descarada naturalización del endeudamiento eterno como única política de Estado.

Gobernadores de rodillas: sin plan, sin voz y sin coraje

Con el oficialismo nacional controlando ambas cámaras y la botonera presupuestaria, los gobernadores deberían estar haciendo exactamente lo contrario de lo que hacen:

• Deberían presentar planes propios de desarrollo provincial,
• exigir reglas claras para la producción,
• discutir un esquema federal de inversiones y empleo,
• y defender a sus economías regionales frente a la apertura importadora salvaje.

Pero salvo contadísimas excepciones, se comportan como gerentes territoriales del ajuste nacional. Se alinean, aplauden, se endeudan en dólares, firman lo que les ponen adelante y venden el relato de que “no había alternativa”.

Mientras Caputo arma su calendario infinito de bonos, muchos gobernadores imitan la lógica: más deuda, más obras atadas al crédito externo, más dependencia futura. Nadie se pregunta cómo se va a pagar si se sigue destruyendo mercado interno, industria y empleo.

Jujuy: la parálisis cognitiva hecha gobierno

En Jujuy la situación es todavía más preocupante. El binomio Morales–Sadir juega a dos puntas: acompaña disciplinadamente el rumbo nacional y, al mismo tiempo, carece de una estrategia propia para salir de la pobreza estructural que ellos mismos profundizaron.

Con un litio que se exporta casi sin dejar valor agregado, con regalías ridículas, con jóvenes que emigran porque no ven horizonte y con una estructura productiva cada vez más frágil, la provincia necesitaría un shock de creatividad política. Lo que ofrece el oficialismo es exactamente lo contrario:

• silencios,
• obediencia a la Casa Rosada,
• más endeudamiento,
• y un discurso vacío de “modernidad” que no se traduce en empleos de calidad ni en mejores ingresos para las familias jujeñas.

La Legislatura, dominada por la misma coalición que gobierna hace años, no actúa como contrapeso ni como usina de ideas. Es una escribanía de deuda y ajuste. Los intendentes, atados a la chequera provincial, se adaptan para sobrevivir. Nadie discute en serio un proyecto de provincia que mire más allá de la próxima transferencia de fondos.

Eso es parálisis cognitiva: tener todas las señales de alarma encendidas –desempleo, migración, precariedad, conflictividad social– y seguir actuando como si endeudarse un poco más fuera la solución y no el problema.

Un país hipotecado no tiene futuro, sólo prórrogas

El esquema actual es simple y brutal:

1. Abrimos la economía sin red.
2. Destruimos industria y empleo con importaciones baratas y dólar atrasado.
3. La recaudación se cae porque la economía real se achica.
4. Para pagar la deuda… tomamos más deuda.
5. Para sostener el tipo de cambio… pedimos otro rescate a Estados Unidos o al FMI.

Argentina queda encerrada en un modelo de colonia financiera: se gobierna para garantizar pagos a los acreedores, mientras provincias y municipios compiten por migajas para tapar agujeros sociales cada vez más grandes.

La pregunta no es si esto es sostenible. No lo es.
La pregunta es cuándo será el próximo estallido por tensión cambiaria y quién se hará cargo políticamente del desastre que hoy se está gestando.

En este contexto, los gobernadores –y en particular Jujuy– tienen dos caminos:

• seguir agachando la cabeza y endeudando a sus pueblos,
• o animarse a construir proyectos productivos que discutan en serio el modelo de endeudamiento eterno.

Si eligen lo primero, no habrá relato que los salve cuando la factura llegue. Porque la historia es implacable con quienes renuncian a pensar y se limitan a firmar.