Volcán sobre hielo: el sistema económico global colapsa y Trump dinamita la única salida fiscal posible

Volcán sobre hielo: el sistema económico global colapsa y Trump dinamita la única salida fiscal posible

Perico Noticias // El capitalismo global está agotado. No como metáfora, sino como dato duro: menos de 60.000 personas —el 0,001% de la humanidad— concentran tres veces más riqueza que la mitad más pobre del planeta.
Los mismos estudios muestran que un impuesto global del 3% a menos de 100.000 multimillonarios recaudaría 750.000 millones de dólares al año, suficiente para financiar la educación en todos los países en desarrollo.

La herramienta existe, los números cierran y la urgencia es brutal: desigualdad económica y crisis climática son dos caras de la misma bomba de tiempo.
Lo que falta, otra vez, es voluntad política. Y ahí entra Donald Trump, con su exigencia de excepción para Estados Unidos en el acuerdo fiscal más importante de las últimas décadas.

Un mundo al límite… y un impuesto que podría cambiar el tablero

La desigualdad no es ya un debate moral, es un riesgo sistémico: económico, político y climático.

  • Los 3.000 multimillonarios del mundo han incrementado su riqueza en billones de dólares en una década, mientras el salario real y el gasto social se achican en medio planeta.
  • Oxfam y otros centros de estudio muestran que una combinación de impuestos anuales a la riqueza del 2–5% sobre multimillonarios podría recaudar entre 750.000 millones y 2,5 billones de dólares al año, suficiente para financiar salud, educación y protección social básica para miles de millones de personas.

En paralelo, 135 países acordaron en 2021 un impuesto mínimo global del 15% a las grandes multinacionales (Pilar 2 de la reforma de la OCDE), para frenar la evasión y la carrera a la baja de los paraísos fiscales.

Sobre el papel, el combo es poderoso:

  • Gravar a las grandes fortunas.
  • Cerrar el agujero negro de la elusión corporativa.
  • Usar esos recursos para financiar transición ecológica, servicios públicos y adaptación climática.

Es, hoy por hoy, la única palanca global mínimamente realista para frenar la deriva de desigualdad y colapso ambiental.

El “carve-out” Trump: salvar a las multinacionales de EE.UU. y condenar al resto

Pero cuando el sistema empieza a crujir, los privilegios muerden.
Donald Trump, de regreso en la Casa Blanca, ha presionado al G7 para introducir un “carve-out”: una excepción hecha a medida para las multinacionales estadounidenses, que quedarían parcialmente blindadas frente al impuesto mínimo global.

Los hechos:

  • El G7 acordó un esquema que protege a empresas de EE.UU. y Reino Unido, debilitando la esencia del acuerdo: que todos los gigantes paguen, al menos, el mismo piso del 15%.
  • A cambio, Washington retiró la amenaza de un “revenge tax”: un impuesto de represalia contra países que aplicaran el mínimo global sin otorgar privilegios a sus corporaciones.
  • La reacción fue inmediata: China, Estonia, Polonia y la República Checa bloquearon la publicación del texto final de la OCDE, denunciando un acuerdo injusto, desequilibrado y contrario al espíritu original.
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Resultado:
El único marco global que teníamos en marcha para poner un freno coordinado a la evasión corporativa está hoy en cuidados intensivos. Y el mensaje que queda flotando es letal:

“Si sos grande y estadounidense, las reglas son opcionales.”

El impuesto global a los multimillonarios va al tacho… y con él, la salida menos cruel

La misma lógica que sabotea el impuesto mínimo del 15% amenaza ahora cualquier impuesto global a las grandes fortunas:

  • Los estudios muestran que con gravar a menos de 100.000 ultrarricos se puede financiar buena parte de la agenda social y climática del planeta.
  • Pero si el país donde reside buena parte de esos multimillonarios —Estados Unidos— se reserva una excepción permanente, el acuerdo se desangra antes de nacer.

Sin coordinación global:

  • El capital se fuga al territorio más laxo.
  • Los estados compiten a la baja con “régimen especial”, “ventana fiscal” y “trato preferencial”.
  • El poder de negociación de los gobiernos del Sur global se pulveriza.

Es decir: la única salida ordenada para mitigar pobreza y desigualdad —un impuesto global coordinado a los ultra-ricos y a las multinacionales— se va directo a la basura si se consolida el privilegio estadounidense.

¿Qué queda cuando el sistema se agota y la salida fiscal se bloquea?

Quedan tres escenarios, ninguno cómodo:

  1. Continuismo brutal: que todo siga igual, con desigualdad creciente, crisis climática acelerada y estallidos sociales más frecuentes.
  2. Guerra fiscal abierta: bloques regionales aplicando sus propios impuestos y represalias, en una versión tributaria de la guerra comercial.
  3. Rebelión democrática contra el privilegio: ciudadanía, sindicatos, movimientos climáticos y países del Sur exigiendo —y forzando— un nuevo pacto fiscal global.

Los informes ya no hablan de “injusticia moral” sino de riesgo sistémico: concentración obscena de riqueza, fragilidad democrática, crisis ecológica y ola autoritaria se retroalimentan.

La paradoja es obscena:

  • Con un 3% anual sobre la riqueza de menos de 100.000 personas podríamos financiar educación, salud básica y parte de la transición climática en el mundo en desarrollo.
  • Pero ese proyecto se frena porque un puñado de gobiernos y lobbies empresariales se niegan a tocar la cúspide de la pirámide.
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No es que “no haya plata”.
Lo que no hay es permiso para tocarla.

El volcán ya está despierto

El sistema económico global está funcionando como un volcán tapado:

  • La lava es la riqueza acumulada en el 0,01%.
  • La tapa son los acuerdos fiscales descafeinados, llenos de excepciones.
  • La presión son miles de millones de personas empujadas a los márgenes, mientras se agota el tiempo climático.

Si el G7 y Estados Unidos terminan de vaciar de contenido el impuesto mínimo global y boicotean cualquier impuesto coordinado a los multimillonarios, no sólo estarán defendiendo privilegios: estarán apostando a que el volcán nunca explote.

La historia demuestra que esa apuesta siempre se pierde.
La única incógnita es cuánto daño hará la erupción y quiénes quedarán, otra vez, bajo la lava.

¿Desde que asumió Javier Milei, ¿tu situación económica personal?

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