Por Jorge Lindon // Perico fue, durante décadas, “la ciudad comercial por excelencia” del norte argentino. Mercado, feria, tránsito permanente de camiones, compradores de toda la provincia y de provincias vecinas. Hoy, ese modelo se está desmoronando frente a nuestros ojos, no por un cataclismo natural ni por un complot extranjero, sino por algo mucho más simple y brutal:
Las plataformas de servicios tomaron el mercado local… y Perico no reaccionó.
Mientras el comercio, el transporte, la logística y hasta los servicios profesionales migran a sistemas digitales, la ciudad sigue atrapada en estructuras institucionales anacrónicas, con un andamiaje político que funciona en modo “off line” en un mundo on line.
El resultado es claro: colapso de modelos económicos, vaciamiento de valor local y una sensación creciente de muerte lenta.
Las plataformas llegaron, el mercado cambió… y Perico se quedó quieta
Hoy cualquier vecino compra por apps, paga con billetera virtual, compara precios en tiempo real, manda encomiendas con un clic y hace trámites desde su celular.
Mientras tanto, en Perico:
- Comercios que todavía dependen del cliente de vereda, sin catálogo digital ni presencia fuerte en redes.
- Productores que no tienen una plataforma local de acopio, venta y distribución, y terminan dependiendo de intermediarios externos.
- Servicios clásicos (remises, fletes, oficios) sin integración a marketplaces digitales, viendo cómo otros les comen el mercado.
Las plataformas globales y nacionales hacen lo que cualquier actor racional haría:
- Entran, ofrecen conveniencia y tecnología, se quedan con la relación directa con el cliente.
- El comerciante local pasa a ser un eslabón débil o directamente queda fuera de juego.
El problema no es que las plataformas existan. El problema es que Perico no generó sus propias plataformas, ni sus propias reglas, ni sus propios acuerdos de integración.
No hay estrategia digital de ciudad. No hay “Perico App”, no hay “Mercado Periqueño”, no hay “Fintech Perico”.
Hay improvisación, anuncios sueltos y, sobre todo, silencio
Instituciones del siglo XX para una economía del siglo XXI
La política local —toda, sin excepción: oficialismo, oposición, viejos partidos, sellos nuevos e incluso los autoproclamados “libertarios”— sigue atrapada en la lógica de:
- Ord. + expediente + sello + mostrador.
- Reuniones interminables sin métricas.
- Puestos y cargos como botín, no como estructura de gestión.
Se habla de “industrialización”, “parque industrial”, “turismo”, “servicios”, pero:
- Las ordenanzas no crean APIs.
- Los decretos no montan servidores ni diseñan UX.
- Las fotos en redes no construyen algoritmos de distribución.
La política analógica de Perico está desfasada tecnológicamente una o dos generaciones respecto de la generación on line que ya vive y piensa en pantallas, códigos QR, billeteras virtuales y reputación digital.
La generación off line, que todavía controla casi todas las decisiones, se resiste a ceder espacio:
- Levanta muros burocráticos del paleolítico para frenar lo que no entiende.
- Bloquea o ralentiza nuevas alquimias tecnológicas que podrían generar trabajo, trazabilidad y valor agregado.
- Confunde “control” con “traba”, “gestión” con “trámite”, “participación” con “acto y foto”.
Mientras tanto, los jóvenes que sí entienden el nuevo mundo se van, o trabajan para plataformas externas que capturan el valor fuera de la ciudad.
Asimetrías brutales: el comerciante periqueño contra el algoritmo
Pongamos ejemplos concretos:
- Un comercio de Perico compite con:
- Un marketplace que ofrece envío en 24/48 horas,
- Cuotas,
- Programas de fidelización,
- Reseñas,
- Atención 24/7 por chatbot.
El comercio local suele ofrecer:
- Horario cortado,
- Pago en efectivo o débito,
- Escasa presencia online,
- Cero data de clientes.
No es culpa del comerciante:
Es la ausencia total de una política pública de reconversión digital de la ciudad.
Perico podría:
- Crear una plataforma local de comercio electrónico, con marca de ciudad.
- Integrar logísticas locales para reparto de última milla.
- Montar una fintech municipal/regional para pagos y microcréditos.
- Capacitar masivamente a comerciantes y productores para vender online.
Pero para eso hace falta cerebro digital, decisión y coraje político.
En lugar de eso, se repiten las mismas recetas: créditos aislados, ferias sin digitalización, oficinas sin sistemas integrados, expedientes en papel.
La muerte de Perico no será un estallido: será un apagón lento
El peligro real no es un “boom” dramático. Es algo peor: un apagón progresivo.
- Primer síntoma: baja el movimiento en el mercado.
- Segundo síntoma: cierran pequeños comercios que no pudieron reconvertirse.
- Tercero: los jóvenes que saben programar, diseñar, vender online, se van a Salta, Tucumán, Córdoba o directamente trabajan en remoto para otro país.
- Cuarto: el Estado local se vuelve cada vez más irrelevante, sosteniendo una estructura pesada para una economía que ya no pasa por ahí.
Se habla de “Perico muere” como si fuera una frase exagerada.
En realidad, es una descripción bastante precisa de lo que ocurre cuando una ciudad comercial pierde el control de su propio ecosistema económico.
No se trata solo de pérdida de puestos de trabajo, sino de pérdida de centralidad: la ciudad deja de ser nodo y pasa a ser periferia de plataformas que toman decisiones en Buenos Aires, San Pablo o California.
La vieja política como bloqueo activo de la nueva economía
La política local no es solo ineficiente:
- Es, en muchos casos, un verdadero factor de bloqueo.
Ejemplos conocidos en cualquier municipio:
- Proyectos tecnológicos que “duermen” porque nadie quiere firmar algo que no entiende.
- Emprendedores tech que chocan contra mesas de entrada medievales, normas pensadas para un mundo sin internet y funcionarios que creen que “digitalizar” es subir un PDF escaneado.
- Licitaciones pensadas para el papel, no para soluciones de software como servicio.
La ciudad necesita nuevos marcos normativos y nuevos perfiles de gestión:
- Data analysts,
- Programadores,
- Especialistas en UX pública,
- Expertos en economía digital.
Pero la vieja política —insisto: toda, de todos los colores— sigue discutiendo cargos, sellos y alianzas como si estuviésemos en 1995.
Advertencia final: o Perico se rehace digital… o se termina
Esta editorial no es un ejercicio de pesimismo; es una alarma.
Si Perico no:
- Construye su propio ecosistema de plataformas,
- Digitaliza en serio su administración,
- Alinea educación, producción y comercio con la economía del dato,
- Abre las puertas a nuevas generaciones que piensen en código y en redes, entonces la frase “muerte de Perico” dejará de ser metáfora y se convertirá en diagnóstico.
La ciudad que fue mercado se convertirá en showroom vacío de lo que alguna vez supimos ser.
El tiempo corre en contra.
Las plataformas no esperan.
Los jóvenes tampoco.
Perico tiene una sola opción real: salir de la política analógica, romper el corset burocrático paleolítico y abrazar con inteligencia —no con improvisación— la revolución tecnológica.
Si no lo hacemos, que no nos sorprenda el desenlace:
la ciudad comercial por excelencia, apagada en silencio por la inacción de su dirigencia.
