Perico Noticias // En el Congreso, mientras se celebraba la aprobación del Presupuesto 2026 como una “señal de orden”, Mayans tiró la frase que no se dice en los powerpoints: “van a tener que emitir bonos”. Lo contó como advertencia de UN gobernador: cuando se desploma la coparticipación, la provincia empieza a caminar el mismo túnel de siempre. Primero recorta. Después difiere pagos. Después patea deudas. Y cuando el sistema ya no da, aparece la herramienta más desesperada del federalismo pobre: la cuasimoneda.
No es nostalgia noventista. Es contabilidad de crisis.
¿Por qué Mayans habla de bonos? Porque la coparticipación ya viene cayendo
El corazón de su argumento no es ideológico: es flujo de fondos. Y ahí hay evidencia: informes privados registraron que en noviembre de 2025 los recursos nacionales de origen tributario y la coparticipación mostraron caídas reales interanuales, asociadas principalmente a la baja real de IVA y Ganancias.
Traducido a gestión pública: si la recaudación se enfría, la Provincia se queda sin caja operativa. Y sin caja, el “modelo” se vuelve irrelevante: manda la urgencia.
Servicios dolarizados + importaciones abiertas: la pinza que estrangula al interior
Mayans describe una pinza conocida en Perico y en Jujuy: tarifas y servicios con dinámica dolarizada + competencia importada en un mercado interno débil. Cuando eso pasa, el interior no debate teoría económica: cierra persianas.
Y ahí entran los otros números que duelen: distintos relevamientos reportaron pérdida de empresas y empleo registrado desde el inicio del ciclo Milei. Un informe citado públicamente indicó más de 19.000 empleadores menos y cerca de 280.000 empleos registrados perdidos entre fines de 2023 y agosto de 2025.
Menos empleo = menos consumo = menos IVA = menos coparticipación. Es un dominó, no una opinión.
Presupuesto 2026: “orden” para la deuda, incertidumbre para las provincias
El oficialismo vende el Presupuesto como previsibilidad. Pero Mayans apunta a una zona crítica: artículos que amplían la discrecionalidad del Ejecutivo para reestructurar pasivos. En particular, el artículo 56 fue señalado por analistas y medios como la cláusula que habilita operaciones de “administración de pasivos” con margen amplio.
En paralelo, el Gobierno volvió a los mercados internacionales colocando deuda en dólares para cubrir vencimientos de enero de 2026, buscando evitar usar reservas.
Mensaje para el interior: el sistema financiero se alimenta primero; las provincias, después. Y si “después” llega tarde o llega menos, el ajuste se provincializa.
La frase que quema: “reventaron el presupuesto educativo”
Mayans fue deliberadamente brutal al describir el costo social, con foco en educación y ciencia. Y aunque su tono es político, el trasfondo tiene anclaje: Reuters citó a ACIJ señalando que, aun con algunas subas nominales en áreas sociales, el Presupuesto 2026 no recompone totalmente recortes previos y sigue por debajo (en términos reales) de niveles asociados al último presupuesto aprobado en 2023.
Acá está el punto: cuando se desfinancia lo que forma y produce, el país no ahorra; hipoteca productividad. Y el interior paga doble: menos recursos y menos movilidad social.
¿Qué significa esto para Jujuy y Perico? Tres impactos inmediatos
- Caja provincial tensionada: si la coparticipación cae o se estanca en términos reales, se recalienta la pelea salarial (docentes, salud, seguridad) y se deteriora el consumo local.
- Economía real debilitada: con caída de empleo/empresas, se rompe el músculo comercial del corredor Perico–San Salvador–ramales productivos.
- Riesgo de “bono” como salida de emergencia: no porque sea deseable, sino porque es el último bypass cuando la tesorería se queda sin sangre.
El Presupuesto 2026 puede ser ley, pero el interior es el que paga la cuenta
La advertencia de Mayans no es una profecía: es una memoria operativa del país. Cuando la Nación concentra recursos y el sistema económico no tracciona, el federalismo se convierte en una sala de terapia intensiva: cada provincia conectada a un gotero. Y si el gotero baja, aparece el bono.
La pregunta incómoda —para todos— es esta: ¿vamos a esperar a que vuelva la cuasimoneda para recién ahí indignarnos?
Porque cuando el Estado provincial empieza a pagar con papel alternativo, no es “una decisión política”: es el certificado de que se rompió el contrato económico.
Si el Presupuesto 2026 es “orden”, entonces que lo demuestren donde duele: coparticipación que no caiga, empleo que no se destruya, escuelas que no se apaguen. Si no, el interior no va a “ajustarse”: va a incendiarse en cámara lenta.
