La economía argentina cerró la semana con una cifra alentadora: el riesgo país bajó a 984 puntos, el nivel más bajo registrado desde agosto de 2019, momento crítico en el que la economía y la política se vieron sacudidas tras las PASO. La caída por debajo de los 1000 puntos representa no solo un alivio simbólico para el mercado, sino también una señal de confianza sobre el futuro de la deuda argentina y el acceso al crédito.
Este descenso en el riesgo país sugiere que los inversores están reevaluando su percepción de la economía argentina, atraídos posiblemente por un escenario político más estable y la esperanza de un mejor manejo de la deuda en el próximo ciclo. Sin embargo, este dato positivo no se da en un contexto aislado: viene acompañado de una alta expectativa respecto al resultado de las próximas elecciones, así como de un leve alivio en la presión inflacionaria y una relativa estabilización del tipo de cambio, factores cruciales para la evolución de la confianza en los mercados.
Para los inversores y empresarios locales, el descenso del riesgo país significa una oportunidad para avanzar en proyectos que hasta ahora habían quedado en pausa, mientras que para los inversores internacionales se abre la posibilidad de considerar nuevamente a Argentina como una plaza atractiva para la inversión. No obstante, los especialistas advierten que aún es temprano para considerar la recuperación consolidada y que el país necesita sostener políticas fiscales y monetarias que impulsen la estabilidad a largo plazo.
En definitiva, aunque la caída del riesgo país da señales positivas, los desafíos de fondo persisten, y será clave la implementación de medidas económicas sólidas para transformar este repunte en una tendencia duradera que permita al país recuperar su credibilidad financiera en el mundo.
