El Litio en Jujuy: El Costo Invisible de la Sequía y la Licencia Social
Cristian Cartier y Martín Longo

El Litio en Jujuy: El Costo Invisible de la Sequía y la Licencia Social

Redacción Perico Noticias // El gobernador de Jujuy ha asegurado que este año la provincia alcanzará una producción de 50.000 toneladas de litio, una cifra que, bajo una mirada superficial, se presenta como un logro económico y un paso hacia la consolidación de Jujuy como potencia en la industria del litio. Sin embargo, detrás de este discurso optimista, la realidad medioambiental y social cuenta otra historia, una que cuestiona profundamente la sostenibilidad y la licencia social de esta actividad extractiva.


El Agua: El Verdadero Precio del Litio

La producción de litio a partir de salmueras no es un proceso inocuo. Para obtener un kilogramo de carbonato de litio, se necesitan aproximadamente 600 litros de agua. Si extrapolamos este dato, las 50.000 toneladas proyectadas representan un uso de 30 mil millones de litros de agua, equivalente a más de 12.000 piscinas olímpicas.

En una región árida como la puna jujeña, donde las comunidades alteñas dependen de recursos hídricos limitados para su supervivencia, este volumen es devastador. Las salmueras de litio no solo son un recurso no renovable, sino que su extracción intensiva genera un impacto irreversible en los acuíferos, reduciendo el acceso al agua dulce para los pueblos indígenas y afectando gravemente los ecosistemas locales.


La Licencia Social: Una Ilusión en un Contexto de Crisis Hídrica

El gobernador apuesta a la obtención de licencia social, un concepto que supone el consentimiento de las comunidades afectadas por la actividad minera. No obstante, en un contexto donde el proceso de sequía amenaza la subsistencia misma de los pueblos alteños, ¿cómo puede lograrse tal consentimiento? Las comunidades enfrentan ya una creciente escasez de agua para el consumo humano y la agricultura, su principal actividad económica. La presión adicional de la minería de litio exacerba un problema que no puede ser ignorado.

Además, el mecanismo de «licencia social» en muchas ocasiones se reduce a procesos superficiales de consulta, en los que las comunidades no tienen acceso a información técnica suficiente o enfrentan presiones políticas para aceptar proyectos que comprometen su futuro.


El Modelo Jujeño: Desarrollo o Explotación?

El gobierno provincial defiende el llamado «modelo jujeño» de minería como un compromiso con el desarrollo sostenible. Sin embargo, la realidad demuestra que este modelo prioriza el beneficio económico inmediato, relegando a un segundo plano los costos sociales y ambientales.

La promesa de empleos y regalías no compensa la pérdida de recursos hídricos, la contaminación de ecosistemas y la vulneración de los derechos de las comunidades indígenas. Este desequilibrio no solo pone en jaque la sostenibilidad del modelo, sino que perpetúa una relación desigual entre los intereses corporativos y los derechos de las comunidades.


La Minería en un Contexto de Emergencia Climática

En un mundo afectado por el cambio climático, las prácticas extractivas que agotan los recursos hídricos en regiones áridas no pueden considerarse sostenibles. La extracción de litio en Jujuy no solo contribuye a la crisis hídrica local, sino que también se contradice con los compromisos globales de justicia ambiental y derechos humanos.

El mercado internacional de litio se presenta como una oportunidad económica, pero esta «revolución verde» no debe construirse a expensas de los territorios y las comunidades vulnerables. Los costos invisibles de esta actividad deben ser parte del debate: el agua, el medio ambiente y las vidas humanas son recursos irremplazables.


Conclusión

La producción de 50.000 toneladas de litio en Jujuy no es un logro; es una advertencia. Una advertencia de que los modelos extractivistas, cuando no consideran el impacto ambiental y social, se convierten en una amenaza para las generaciones futuras. La licencia social no es posible en un contexto de sequía y crisis hídrica.

El desarrollo debe ser inclusivo, respetuoso y verdaderamente sostenible, o corre el riesgo de convertirse en explotación disfrazada de progreso. Los pueblos alteños de Jujuy merecen más que promesas vacías: merecen un futuro donde su derecho al agua y al territorio sea respetado.

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