Redacción Perico Noticias // La administración pública en Argentina ha sido objeto de debate debido a su tamaño y eficiencia. Un informe reciente reveló que, bajo la gestión de Axel Kicillof, la provincia de Buenos Aires cuenta con aproximadamente 709.974 empleados provinciales, lo que la situaría como la séptima mayor empleadora mundial si fuera una empresa, superando a corporaciones como Volkswagen.
Este fenómeno no es exclusivo de Buenos Aires. En la provincia de Jujuy, el empleo público representa el 59% del total de trabajadores registrados, superando al sector privado. Un caso emblemático es el de la Municipalidad de Perico, que, con una población de aproximadamente 62.000 habitantes, emplea a cerca de 2.200 personas entre trabajadores, funcionarios y contratados. Esto equivale a un empleado municipal por cada 28 habitantes, una proporción que ha generado preocupación por su sostenibilidad fiscal, superando la planta municipal 10 veces la estructura de la Cooperativa de Tabacaleros de Jujuy Ltda., empresa exportadora emblemática, la cual genera divisas y empleo en el área rural; muy por el contrario el municipio a base de tarifazos constantes debora recursos vecinales que podrían destinarse a inversiones locales.
La expansión desmedida de la burocracia estatal ha llevado a situaciones fiscales insostenibles. En Perico, por ejemplo, se denuncian incorporaciones cada vez que hay elecciones, en consecuencia la misma conducta siempre repetida agrava el déficit municipal, siendo una constante hoy condenada por las mayorías, ya que sostener con esfuerzo vecinal los compromisos políticos, es un camino que por primera vez no volverá a repetirse según anticipa el humor electoral.
Este modelo de crecimiento del empleo público, sin una planificación adecuada, puede conducir al colapso fiscal. La carga salarial se convierte en una pesada mochila que limita la capacidad de inversión en infraestructura y servicios esenciales, afectando la calidad de vida de los ciudadanos.
En este contexto, surge un nuevo paradigma ciudadano que demanda «más democracia, pero menos burocracia». La sociedad exige una administración pública eficiente, transparente y al servicio del ciudadano, en contraposición a una «casta» política que utiliza el empleo público como herramienta clientelista.
La experiencia de Buenos Aires y Perico sirve como advertencia sobre los peligros de una estructura estatal sobredimensionada. Es imperativo que las administraciones provinciales y municipales adopten modelos de gestión más racionales, priorizando la eficiencia y la sostenibilidad fiscal, para evitar condenarse al fracaso financiero y garantizar un desarrollo equilibrado y justo para sus comunidades.