Redacción Perico Noticias // El paisaje político de Perico está cargado de tensiones que anticipan un cambio profundo e inevitable. Tras décadas de dominio por una estructura clientelar anquilosada, el hartazgo ciudadano parece haber alcanzado su punto de ebullición. Los problemas acumulados, la falta de transparencia y una gestión que se muestra insensible a las demandas del cambio cultural y económico que atraviesa el país, colocan al municipio en el centro de una tormenta política histórica.
Un municipio desbordado por su propia ineficiencia
Con un aparato estatal que emplea 20 veces más personas que la empresa más importante de la ciudad, la Cooperativa de Tabacaleros, el municipio de Perico es un reflejo de lo que los ciudadanos denuncian como un «elefante blanco». La productividad del gobierno local no solo es nula, sino que se contrasta brutalmente con los niveles récord de recaudación fiscal. Los vecinos, lejos de ser beneficiarios de esos ingresos, soportan una presión tributaria asfixiante que los deja desprotegidos ante una economía que se deteriora día a día.
El parque industrial y la zona franca, proyectos que debieron ser motores de desarrollo, han resultado ser monumentos a la ineficiencia. Ni un solo puesto de trabajo de calidad ha surgido de estas inversiones multimillonarias. La infraestructura deficiente, los problemas energéticos y las incógnitas ambientales son apenas algunos de los síntomas de una gestión que parece más preocupada por sostener una narrativa vacía que por generar cambios reales.
El descontento ciudadano y la amenaza del mercado
Mientras tanto, las redes sociales han logrado lo que el municipio no: sostener la economía local. Jóvenes emprendedores generan ingresos a través de servicios, ventas y promociones, en contraste con la burocracia improductiva del municipio. Sin embargo, este ecosistema emergente se ve amenazado por el avance de grandes corporaciones que, ante la ausencia de políticas municipales, podrían desmantelar lo poco que queda de la economía local.
El municipio, en lugar de actuar como un facilitador del desarrollo y defensor de su economía, se mantiene al margen. En un contexto de inflación nacional desbordada, no ha tomado medidas para aliviar a los vecinos. Por el contrario, sigue aplicando tasas e impuestos cuestionables, ignorando decretos presidenciales y el mandato ético de proteger a su comunidad.
Nepotismo y continuidad: el error del oficialismo
El oficialismo local parece no haber aprendido nada de los vientos de cambio que soplan en el país. El rumor de que el hijo del intendente, sin experiencia ni cargo formal, será apuntalado como sucesor, reafirma el ADN nepotista de una gestión que ha perdido completamente el contacto con la realidad. Este movimiento no solo profundiza el descontento ciudadano, sino que también posiciona al oficialismo en el centro de una tormenta que amenaza con desmantelar su hegemonía.
La UCR, tras 10 años de dominio, enfrenta un desgaste insostenible. El descontento no solo proviene de los ciudadanos, sino también de actores políticos locales que ven en el Concejo Deliberante un posible bastión de resistencia contra la burocracia y el inmovilismo. Las elecciones que se aproximan no serán simplemente un trámite más: marcarán un antes y un después en la política de Perico.
Un cambio inevitable
Los vientos del cambio son claros. La cultura clientelar, el nepotismo y la inacción ya no encuentran lugar en una sociedad que reclama recortes, transparencia y un modelo de gestión orientado al desarrollo del sector privado. Perico está al borde de un cambio inexorable, impulsado por el agotamiento ciudadano y las necesidades de una economía que no puede seguir sosteniendo estructuras obsoletas.
El desafío para la próxima administración será monumental. Desregular, combatir la burocracia, proteger la economía local y generar políticas activas para el desarrollo serán las claves para reconstruir la confianza de los ciudadanos. Las calles de Perico no piden menos que un cambio radical, y la política tradicional parece incapaz de resistir la presión de una sociedad que ya no tolera más promesas incumplidas.
En la tormenta que se avecina, solo quedará en pie quien sea capaz de entender el momento histórico. Perico está en la antesala de un nuevo capítulo, uno que promete reescribir las reglas del juego y dejar atrás una era marcada por la ineficiencia y el descontento. El cambio no solo es necesario, es inevitable.