Redacción Perico Noticias // En un país acostumbrado a los desafíos climáticos, el verano 2025 se presenta como una prueba de fuego para la administración de Javier Milei. Tras el fracaso del «Plan Verano», diseñado para prevenir cortes eléctricos en los meses de calor extremo, la realidad golpea duro: Argentina podría enfrentar una crisis energética similar a la vivida en épocas de Sergio Massa, con un sistema al borde del colapso y soluciones tan improvisadas como cuestionables.
Un plan de verano que se derrite
El plan de contingencia anunciado con bombos y platillos incluía medidas como la instalación de unidades móviles de generación eléctrica en puntos críticos, la reactivación de centrales eléctricas fuera de operación y acuerdos con industrias para disminuir su consumo. Sin embargo, ninguna de estas promesas se concretó.
Empresas del sector eléctrico se niegan a invertir en mantenimiento hasta que las tarifas les resulten rentables, y las unidades móviles prometidas son insuficientes para atender las demandas. Por su parte, las industrias exigieron compensaciones millonarias por reducir su consumo energético, un costo que el Estado no parece dispuesto a asumir.
Mientras tanto, los consumidores enfrentan un escenario desolador: altas temperaturas que elevarán la demanda eléctrica a niveles récord, un sistema que ya opera al límite de su capacidad, y la posibilidad de cortes masivos que afectarían tanto a hogares como a empresas.
La «solución turca»: un parche caro y polémico
Ante el panorama crítico, Cammesa, la mayorista del mercado eléctrico, evalúa la contratación de buques generadores de energía de la empresa turca Karpowership. Estas «centrales flotantes» pueden proveer entre 500 y 1.000 MW, lo que aliviaría parcialmente la demanda. Sin embargo, el costo de esta solución es exorbitante.
Los contratos incluirían un cargo fijo por mantener los buques amarrados, además del costo variable por la energía generada, mientras que el combustible sería financiado por el Tesoro Nacional. Más preocupante aún es la falta de transparencia en la decisión. La conexión a través de Central Puerto, una empresa controlada por Nicky Caputo, pariente del ministro de Economía Toto Caputo, levanta sospechas de favoritismo y contratos adjudicados sin licitación.
De la cancelación a la improvisación
La urgencia actual es consecuencia directa de decisiones tomadas en el pasado. La cancelación de las licitaciones de las centrales eléctricas Terconf, adjudicadas en la gestión de Sergio Massa, dejó al sistema eléctrico sin alternativas sustentables de largo plazo. En su lugar, se optó por soluciones temporales que benefician a empresas privadas cercanas al poder, perpetuando un ciclo de ineficiencia y corrupción.
Los costos invisibles de la improvisación
El impacto de esta crisis no se limitará a cortes eléctricos. La incertidumbre energética afecta la competitividad industrial, aumenta los costos operativos para las empresas y profundiza las desigualdades sociales. Las familias de menores ingresos, que ya soportan tarifas crecientes, se enfrentarán a interrupciones del servicio en momentos críticos, mientras el Estado gasta millones en parches temporales.
¿Un déjà vu político?
El «verano caliente» de Milei recuerda a los peores momentos de la administración de Sergio Massa, cuando los argentinos enfrentaron cortes masivos y promesas incumplidas. Sin embargo, el contexto actual es aún más grave. La concentración del poder económico en manos de unos pocos actores, la falta de planificación y la opacidad en las decisiones son señales de una administración que, en lugar de romper con el pasado, parece repetir sus errores.
Una advertencia al gobierno y un llamado al cambio
La crisis energética debe servir como un llamado de atención para el gobierno. Los argentinos no pueden seguir siendo víctimas de políticas improvisadas que privilegian intereses privados sobre el bien común. Es hora de apostar por soluciones sostenibles y transparentes, que prioricen el acceso equitativo a la energía y fortalezcan la infraestructura nacional.
En lugar de continuar con el modelo de dependencia externa y contratos sospechosos, Argentina necesita una visión estratégica que combine inversión pública, eficiencia energética y generación sustentable. La política energética no puede ser un terreno para negocios oscuros; debe ser un pilar para el desarrollo y la equidad.
El pueblo argentino merece algo mejor que barcos turcos y promesas vacías. Merece un sistema energético robusto, justo y transparente que esté a la altura de sus necesidades y sueños. ¿Será este el verano en que el gobierno finalmente escuche?