Redacción Perico Noticias // Jujuy atraviesa una de las crisis más profundas de su historia contemporánea. En un contexto de estancamiento económico, desigualdad social y falta de oportunidades, la provincia parece atrapada en un círculo vicioso que afecta tanto a los trabajadores como al sector productivo.
Con una planta estatal que supera ampliamente al sector privado y un segmento informal indigente, el panorama es desalentador. Muchos empleados públicos recurren a trabajos informales para complementar ingresos que no alcanzan para cubrir las necesidades básicas. Esta combinación de un estado «elefante» y un mercado privado «ratón» ha resultado en una economía incapaz de generar el crecimiento y desarrollo que Jujuy necesita desesperadamente.
La paradoja del cambio de matriz productiva
El denominado cambio de la matriz productiva, promocionado como la solución estructural a los problemas de la provincia, ha derivado en una serie de empresas estatales que no solo no han cumplido sus objetivos, sino que en algunos casos han terminado transformándose en SAU privadas de forma inexplicable.
El problema central radica en la falta de transparencia y auditoría. Estas empresas, creadas con fondos públicos, operan con total impunidad, sin rendir cuentas claras de sus balances ni del impacto que generan en la economía jujeña. Lejos de diversificar la producción y fomentar el desarrollo, estas iniciativas han engrosado el gasto público sin distribuir beneficios para los ciudadanos.
La falta de infraestructura productiva y el acceso limitado a crédito han dejado al sector privado, especialmente a las pequeñas y medianas empresas, en una situación de parálisis. Mientras tanto, el modelo de endeudamiento y déficit fiscal, replicado incluso en los municipios, ha perpetuado un sistema insostenible que sigue cargando sobre las espaldas de los trabajadores.
El precio psicológico del estancamiento
El jujeño promedio vive bajo una presión psicológica constante. El día a día se ha convertido en una carrera por la supervivencia, mientras los altos funcionarios disfrutan de sueldos obscenos y las familias acomodadas permanecen ajenas a la realidad de la mayoría. Esta división no solo es económica, sino también moral: un sistema que premia el privilegio y penaliza el esfuerzo.
La falta de esperanza en un cambio real ha llevado a un clima de resignación. Sin embargo, este contexto debe ser un llamado a la reflexión colectiva, no un motivo para la apatía.
Alternativas y caminos posibles
Para sanar la crónica patología económica y social de Jujuy, se requieren medidas audaces, responsables y transparentes que prioricen el bienestar de los ciudadanos. Algunas propuestas incluyen:
- Reestructuración del estado provincial:
- Reducir el tamaño del aparato estatal, pero sin afectar a los trabajadores más vulnerables. Esto debe hacerse con planificación, mediante jubilaciones anticipadas, reconversiones laborales y reducción de áreas redundantes.
- Fomento del sector privado:
- Crear incentivos fiscales para pequeñas y medianas empresas.
- Facilitar el acceso al crédito para emprendimientos productivos y cooperativas locales.
- Transparencia en las empresas estatales:
- Realizar auditorías independientes de todas las sociedades estatales y semiestatales.
- Transformar estas empresas en fuentes de generación de valor real, con rendición de cuentas públicas y beneficios tangibles para la población.
- Inversión en infraestructura productiva:
- Priorizar proyectos que conecten a Jujuy con mercados nacionales e internacionales, mejorando caminos, puertos secos y zonas francas.
- Apostar por energías renovables en modelos participativos, como cooperativas energéticas al estilo alemán.
- Participación ciudadana:
- Impulsar foros y debates públicos sobre el uso del presupuesto provincial.
- Fomentar el control ciudadano en la gestión pública mediante herramientas tecnológicas.
Un llamado a la reflexión colectiva
El cambio estructural que Jujuy necesita no será posible sin la participación activa de sus ciudadanos. Es imperativo que el pueblo reclame transparencia, eficiencia y equidad en la gestión de los recursos.
Las herramientas democráticas, sociales y civiles están al alcance. Desde la organización comunitaria hasta el voto informado, cada acción puede contribuir a construir una provincia más justa y equitativa.
La resignación no puede ser una opción. Jujuy tiene un enorme potencial humano y natural que debe ser aprovechado para crear un futuro sostenible. Es hora de dejar atrás los modelos ineficientes y corruptos que han perpetuado la crisis y apostar por un camino que beneficie a todos, no solo a unos pocos.
