«La Quiaca en el mapa: El turismo de compras y el peso fuerte revolucionan la frontera»

«La Quiaca en el mapa: El turismo de compras y el peso fuerte revolucionan la frontera»

La ciudad de La Quiaca, en el extremo norte de Argentina, se ha convertido en un fenómeno turístico inesperado gracias al fortalecimiento del peso argentino y al auge del turismo de compras en países limítrofes. Este enclave fronterizo con Bolivia está viviendo días de gloria, atrayendo a miles de visitantes diarios, en su mayoría argentinos, pero también turistas internacionales que ven en esta región un punto estratégico para sus viajes.

Un fenómeno sin precedentes

El flujo de pasajeros hacia La Quiaca ha alcanzado niveles históricos. Mateo Cabana, responsable de la terminal de ómnibus, señala que las empresas de transporte han tenido que aumentar sus frecuencias para cubrir la creciente demanda. La ocupación hotelera, por su parte, ha llegado al 100%, algo nunca antes visto en esta ciudad.

“Villazón, del lado boliviano, está colapsada en su capacidad hotelera, y eso ha beneficiado a La Quiaca, que ahora recibe a turistas que buscan pernoctar y disfrutar de la oferta local antes de cruzar la frontera”, explica Cabana.

El atractivo del peso fuerte

El fortalecimiento del peso argentino frente a monedas regionales ha hecho que los precios en Bolivia sean extremadamente atractivos para los argentinos. Desde productos electrónicos hasta textiles, los turistas cruzan a Villazón para aprovechar las diferencias de precios, pero terminan extendiendo su estadía en La Quiaca.

Además, la ciudad ha comenzado a captar un turismo más sofisticado, compuesto por viajeros internacionales que ven en La Quiaca una puerta de entrada para excursiones hacia Perú o exploraciones de la región andina.

Impacto económico local

Este auge turístico está dejando beneficios tangibles en la economía quiaqueña. Comercios, restaurantes y servicios turísticos han experimentado un aumento significativo en sus ingresos. La terminal de ómnibus, que alguna vez fue un lugar tranquilo, ahora vibra con la llegada constante de colectivos y taxis provenientes de distintas provincias argentinas.

Sin embargo, este éxito también trae desafíos. La infraestructura de La Quiaca, aunque en proceso de modernización, enfrenta la presión de un flujo de visitantes que supera su capacidad original. “Es fundamental que se sigan ampliando los servicios, desde el transporte hasta la oferta hotelera, para garantizar una experiencia satisfactoria a los turistas”, apunta Cabana.

Un futuro prometedor, pero con desafíos

El fenómeno de La Quiaca es una muestra de cómo el contexto económico puede reconfigurar los flujos turísticos y comerciales en el país. Sin embargo, también expone la necesidad de una planificación estratégica para garantizar que este auge sea sostenible.

Los gobiernos locales y provinciales tienen ahora la tarea de invertir en infraestructura, mejorar los servicios públicos y promover políticas que equilibren el impacto ambiental y social con el crecimiento económico.

¿Qué sigue para La Quiaca?

La oportunidad es clara: consolidar a La Quiaca como un destino turístico regional no solo para compras, sino también como un punto de partida para explorar la cultura, la gastronomía y los paisajes de la Puna. El desafío será convertir este auge temporal en un desarrollo duradero que beneficie a toda la comunidad.

La Quiaca ya no es solo una ciudad fronteriza; se ha transformado en un punto de encuentro para quienes buscan aprovechar la fortaleza del peso argentino y disfrutar de una experiencia única en el norte del país.

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