Redacción Perico Nocticias // En el círculo más cerrado de decisiones del gobierno de La Libertad Avanza, Santiago Caputo destaca como un estratega meticuloso, tanto por su capacidad de operar detrás de escena como por las implicancias de sus decisiones. Sin exponerse mediáticamente, su influencia se hace sentir en las líneas principales de una agenda política que busca transformar a Argentina. Sin embargo, las decisiones recientes y el perfil que lo acompaña abren preguntas sobre el horizonte al que pretende conducir al país.
Un Estratega de la Disrupción
Caputo representa un perfil poco común en la política argentina: discreto, calculador y obsesionado con los datos. Según informes recientes, su enfoque se centra en la eficiencia y en tomar decisiones basadas en información dura, sin ataduras emocionales ni concesiones populistas. Esta postura pragmática lo convierte en una figura clave para Javier Milei y Karina Milei, quienes confían en su visión para articular un gobierno que rompa con las estructuras tradicionales.
Pero su pragmatismo plantea dudas. La reciente decisión de encargar una encuesta nacional para medir si los argentinos aceptarían un régimen autoritario refleja no solo su habilidad para prever escenarios, sino también una inclinación preocupante hacia modelos de poder concentrado. En un país con una historia marcada por golpes y dictaduras, esta línea de pensamiento no pasa desapercibida.
¿Autoritarismo bajo Disfraz Libertario?
Una de las grandes contradicciones que surge en torno a la figura de Caputo y el gobierno que representa es su discurso contra el autoritarismo de otros países, particularmente China, mientras exploran métodos que no están tan lejos de esa práctica. China es señalada por su control férreo del Estado y la falta de libertades civiles, pero también es vista como un ejemplo de eficiencia económica. Es precisamente esa eficiencia lo que parece seducir al círculo íntimo de La Libertad Avanza, aunque con una narrativa que intenta justificarlo como un «orden necesario».
Sin embargo, la adopción de un modelo autoritario disfrazado de pragmatismo puede generar más problemas que soluciones en un país como Argentina. A diferencia de China, que ha construido un modelo basado en la disciplina productiva y la inversión sostenida, Argentina enfrenta desafíos estructurales que un gobierno autoritario no resolvería automáticamente. La pobreza, la inflación y la desigualdad social son problemas que requieren consenso, innovación y adaptabilidad, no imposición.
El Riesgo de Gobernar por Encuestas
El uso de encuestas como herramienta para justificar decisiones de alto impacto es una muestra de la metodología que guía a Caputo. En lugar de plantear un proyecto político basado en valores y objetivos claros, parece que el rumbo se mide por lo que la sociedad está dispuesta a aceptar en un momento determinado. Este enfoque oportunista podría derivar en una desconexión con las verdaderas necesidades de la población y en un gobierno que priorice la percepción sobre la acción.
Además, la idea de medir la aceptación de un régimen autoritario plantea un debate más profundo: ¿hasta dónde están dispuestos a llegar para imponer su visión de “estabilidad”? Y lo que es más importante, ¿qué costos está dispuesta a pagar la sociedad argentina por ello?
El Dilema del Orden y la Libertad
En un contexto internacional donde los modelos autoritarios han demostrado ser efectivos a corto plazo, pero devastadores en el largo, la apuesta de Caputo parece arriesgada. Si bien un gobierno autoritario podría imponer reformas de manera rápida y sin resistencia, también podría ahondar las divisiones sociales, erosionar derechos fundamentales y, en última instancia, debilitar las instituciones democráticas.
Argentina no tiene margen para errores de este tipo. La historia reciente ha demostrado que las crisis económicas y políticas no se resuelven con mano dura, sino con estrategias inclusivas y sostenibles. La obsesión por el control puede ser útil en ciertas circunstancias, pero no en un país donde la diversidad de voces y perspectivas es clave para encontrar soluciones reales.
El Horizonte de Caputo
Santiago Caputo parece ser el cerebro detrás de una transformación que promete romper con el pasado, pero sus métodos y objetivos despiertan más preguntas que certezas. ¿Es el autoritarismo un precio aceptable por la estabilidad? ¿Qué rol jugarán las libertades individuales y los derechos sociales en este nuevo esquema de poder? La respuesta a estas preguntas definirá no solo el futuro de Argentina, sino también el legado de quienes hoy lideran el país.
Caputo, con su perfil bajo y su enfoque calculador, tiene en sus manos una enorme responsabilidad. La construcción de un modelo político que combine eficiencia y respeto por las libertades es el desafío más grande que enfrentará, y la sociedad argentina estará observando cada uno de sus movimientos.
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