Ajuste Nacional vs. Estructura Intocable en Jujuy: ¿Es Viable la Motosierra en la Provincia?
Mientras Milei recorta el gasto, Jujuy sostiene una estructura insostenible
El Gobierno de Javier Milei ha dado un fuerte golpe de timón en su primer año de gestión, implementando una política de reducción del gasto público que ya se tradujo en la baja de 37.595 empleados estatales. El impacto es significativo: la Administración Pública Nacional pasó de 205.000 a 183.000 empleados, mientras que las empresas estatales redujeron su planta de 91.000 a 78.000 trabajadores. Con estas cifras, el oficialismo celebra lo que considera un avance en el achicamiento del Estado, una promesa central de la campaña libertaria que busca poner fin a lo que Milei denomina “la casta”.
Sin embargo, mientras la motosierra avanza a nivel nacional, en provincias como Jujuy la historia es distinta. La estructura estatal jujeña es desproporcionada en comparación con la media nacional y ha sido históricamente utilizada como herramienta de contención social. La provincia no ha mostrado señales de reducir su plantilla pública, pese a que los recursos fiscales son limitados y la presión sobre las cuentas provinciales es cada vez más alta. Mientras Nación busca equilibrar sus cuentas, Jujuy sigue atrapada en un modelo de empleo público que no tiene sustentabilidad a largo plazo.
El problema de fondo no es solo fiscal, sino también estructural. A diferencia de otras regiones del país donde el sector privado tiene mayor dinamismo, en Jujuy el empleo estatal es el principal sostén económico de miles de familias. Cualquier intento de ajuste sin una estrategia de desarrollo productivo que lo acompañe podría provocar un colapso social inmediato. Pero, ¿es viable sostener esta estructura indefinidamente? ¿Cuánto tiempo más podrá Jujuy esquivar el ajuste sin generar una crisis aún mayor?
Empleo Público Nacional vs. Jujuy: Una Comparación Alarmante
Para entender el nivel de sobredimensionamiento del empleo estatal en Jujuy, basta con comparar sus cifras con las del ámbito nacional. Argentina cuenta con aproximadamente 46,6 millones de habitantes, y tras el recorte llevado a cabo por la gestión de Milei, el total de empleados públicos nacionales es de 183.000, lo que representa un 0,39% de la población total. Este porcentaje, si bien elevado en comparación con economías más eficientes, ha sido históricamente manejable dentro de las cuentas públicas nacionales.
En contraste, Jujuy, con apenas 810.000 habitantes, sostiene una planta estatal de más de 90.000 empleados públicos, lo que significa que el 11% de su población trabaja para el Estado. Si la misma proporción se aplicara a nivel nacional, Argentina tendría más de 5 millones de empleados públicos, una cifra absolutamente insostenible.
El impacto de esta diferencia es profundo. Mientras Nación busca reducir su gasto mediante recortes en la administración pública, Jujuy mantiene un sistema de empleo estatal que no responde a la realidad económica de la provincia. La mayoría de los trabajadores estatales dependen de transferencias nacionales o de una coparticipación que, en un contexto de ajuste, no puede garantizarse a largo plazo. Si Nación continúa recortando recursos y Jujuy no genera mecanismos propios de financiamiento, la provincia podría enfrentarse a una crisis financiera sin precedentes.
¿Es Viable la Motosierra en Jujuy?
El ajuste en Nación ha sido brutal, pero responde a un objetivo claro: equilibrar las cuentas y reducir el déficit fiscal. En Jujuy, sin embargo, la situación es más compleja y las posibilidades de aplicar un recorte de la misma magnitud son mínimas. La razón es sencilla: el empleo estatal no solo cumple una función administrativa, sino que sostiene la estructura económica de la provincia. En otras palabras, sin empleo público, la economía jujeña colapsaría de inmediato.
A diferencia de provincias con una mayor diversificación productiva, Jujuy no cuenta con un sector privado lo suficientemente fuerte como para absorber a los trabajadores que quedarían fuera del Estado en caso de un ajuste drástico. Sectores como la minería, la producción tabacalera y el turismo, si bien tienen peso en la economía local, no generan empleo suficiente ni con la estabilidad necesaria para compensar un eventual recorte masivo en la planta pública.
El gran problema es que Jujuy no puede seguir funcionando bajo este esquema, pero tampoco puede desarmarlo sin consecuencias devastadoras. La política de los últimos 40 años ha llevado a la provincia a una trampa estructural, donde el Estado se convirtió en el único motor de la economía, a falta de un sector privado sólido que pueda ofrecer alternativas laborales reales.
El Estado como Único Motor Económico en Jujuy
La razón por la que Jujuy mantiene su estructura estatal desmesurada es simple: no hay otro motor económico capaz de sostener la actividad en la provincia. Mientras en otras jurisdicciones el sector privado es el principal generador de empleo, en Jujuy el Estado es la única garantía de ingresos para miles de familias.
📌 La falta de incentivos para la inversión privada ha provocado un mercado laboral reducido y con pocas oportunidades.
📌 Los altos impuestos y la presión fiscal hacen inviable el crecimiento de nuevas empresas que puedan competir con el Estado como empleador.
📌 Sin un plan de desarrollo industrial o comercial, la única alternativa para la mayoría de los jujeños sigue siendo el empleo estatal o la informalidad.
Este modelo es insostenible a largo plazo. El problema no es solo la cantidad de empleados públicos, sino la incapacidad del sector privado para generar empleo genuino. Mientras Jujuy siga dependiendo exclusivamente del Estado, cualquier recorte será percibido como un golpe social en lugar de una corrección fiscal necesaria.
⏳ Jujuy en la Encrucijada: ¿Ajuste o Quiebra?
El modelo jujeño está en una encrucijada. Por un lado, mantener la estructura actual implica seguir dependiendo de la coparticipación y del auxilio nacional, algo que Milei podría dejar de garantizar en el marco de su ajuste fiscal. Por otro lado, aplicar una motosierra sin generar oportunidades alternativas de empleo solo profundizaría la crisis social.
📢 El gobierno de Carlos Sadir tiene dos opciones: seguir estirando la agonía o comenzar un proceso de transformación económica real.
📢 La única salida viable es fomentar un desarrollo productivo que permita reducir la dependencia del Estado sin generar un colapso inmediato.
📢 El tiempo se agota. Si Jujuy no cambia su estructura productiva, la motosierra llegará, pero no por decisión política, sino por el colapso de sus finanzas.