Redacción Perico Noticias // El escenario político en Jujuy se encuentra en plena ebullición mientras los rumores de un posible adelantamiento electoral para 2025 crecen sin cesar. Aunque aún no hay un decreto que confirme oficialmente la fecha, el ruido en los círculos políticos es ensordecedor. La posibilidad de que las elecciones provinciales se realicen antes de lo previsto responde a una estrategia de desgaste que busca aprovechar el reacomodamiento de fuerzas nacionales, en un contexto donde La Libertad Avanza (LLA) sigue ganando terreno en la provincia. El electorado jujeño ha demostrado en reiteradas ocasiones su hastío con la falta de transparencia, el nepotismo y la corrupción enquistada en la dirigencia tradicional. En este clima de hartazgo, la pregunta clave es si la ola libertaria será suficiente para canalizar ese descontento o si surgirá una alternativa inesperada que sacuda el tablero político.
Los libertarios en Jujuy no son un fenómeno improvisado. Tienen territorio, estructura y recurso humano alineado con la interpretación nacional del proyecto de Javier Milei. Sin embargo, su desafío no es solo doctrinario, sino político y pragmático: ¿podrán encuadrar su crecimiento con las demandas específicas del pueblo jujeño? La provincia ha sido durante décadas un feudo de alianzas entre el radicalismo, el peronismo y sectores empresariales que se han repartido el poder a través de acuerdos poco transparentes. Para que el proyecto libertario se convierta en una verdadera opción de gobierno y no solo en una herramienta de voto castigo, deberán demostrar que están a la altura de las exigencias ciudadanas en materia de gestión y transparencia.
Mientras en Buenos Aires LLA avanza en fusiones estratégicas con dirigentes de otras extracciones políticas, en Jujuy la dinámica podría no ser tan distinta. La incorporación de figuras del PRO, del peronismo disidente o incluso de sectores independientes con volumen propio podría fortalecer el armado libertario, otorgándole mayor capilaridad territorial. Pero esto también conlleva riesgos: si las incorporaciones no responden a la expectativa de cambio real, podrían interpretarse como una traición al discurso antisistema. La gran incógnita es si existe en la provincia otro sector político con suficiente volumen y dirigentes que sean al menos críticos con el gobierno provincial y que, al mismo tiempo, puedan atraer a los votantes que buscan una alternativa seria al oficialismo.
En este contexto, el radicalismo provincial se encuentra ante una disyuntiva compleja. El desgaste del actual gobierno es evidente y la imagen del oficialismo se encuentra en caída libre. El electorado jujeño ha manifestado en diferentes encuestas y estudios cualitativos su voluntad de cambio, pero la cuestión de fondo es quién logrará canalizar ese deseo. La Libertad Avanza se posiciona como el espacio que mejor capitaliza el descontento, pero ¿será suficiente la marea violeta o existe margen para el surgimiento de un cisne negro, una fuerza disruptiva que rompa con la polarización actual? Hasta ahora, ningún otro sector ha logrado consolidarse como una alternativa viable, pero en un escenario de incertidumbre, nada está escrito.
El crecimiento de LLA en Jujuy ha sido sostenido, extendiéndose desde los grandes centros urbanos hasta las zonas rurales y la puna. Este fenómeno demuestra que el discurso de Milei ha calado hondo en un electorado que, hasta hace pocos años, era mayoritariamente conservador en sus estructuras partidarias. Sin embargo, la velocidad con la que crece este movimiento también pone en juego su capacidad de organización y su coherencia interna. Para que la marea violeta no se convierta en una ola efímera, necesitarán consolidar liderazgos claros, propuestas concretas y un equipo de gestión que pueda sostener el discurso del cambio con hechos tangibles.
De cara a las elecciones de 2025, la pregunta que resuena en cada conversación política es si el electorado ya ha definido su rumbo o si aún queda espacio para giros inesperados. El radicalismo buscará resistir con la estructura territorial que aún conserva, mientras que el peronismo provincial intentará reconfigurarse para no quedar completamente relegado. En el medio, La Libertad Avanza se posiciona como la garantía de un cambio profundo, pero el desafío será demostrar que es más que una simple herramienta para castigar al oficialismo.
Con un electorado impaciente por una renovación real, el espacio que mejor interprete este pedido se quedará con el premio mayor. Si las elecciones se adelantan, el tiempo será un factor clave: ¿podrá LLA consolidarse a tiempo o emergerá una nueva fuerza capaz de capitalizar el descontento? Lo único seguro es que el 2025 traerá una de las elecciones más impredecibles y decisivas de la historia política de Jujuy.