Perico Noticias // La historia de Aceros Zapla, ubicada en Palpalá, Jujuy, es un símbolo del impacto de las políticas de privatización en Argentina. En la década de 1990, la empresa fue vendida en el marco del modelo neoliberal impulsado por Carlos Menem, lo que llevó al despido de miles de trabajadores y dejó a la ciudad sumida en una crisis estructural. Hoy, más de treinta años después, la incertidumbre vuelve a golpear a la histórica siderúrgica, con el riesgo de nuevos despidos y un futuro cada vez más incierto.
Privatización y decadencia: El legado de los ‘90
Durante décadas, Altos Hornos Zapla fue el motor económico de Palpalá, sosteniendo el empleo y la actividad industrial de toda la región. Sin embargo, la política de privatización de Menem en 1992 desmanteló el modelo estatal y dejó a miles de trabajadores en la calle. La empresa pasó a manos privadas, pero nunca logró recuperar la estabilidad que tenía bajo la administración pública.
La privatización trajo consigo una brutal reducción de personal: de más de 5.000 empleados, solo quedaron unas pocas centenas. La economía de Palpalá se desplomó y la ciudad, que alguna vez tuvo un rol central en la industria argentina, comenzó su declive, convirtiéndose progresivamente en un barrio periférico de San Salvador de Jujuy, sin inversiones ni generación de empleo.
Una nueva venta y el fantasma del desempleo
Actualmente, Aceros Zapla enfrenta una nueva crisis que podría agravar aún más la situación. La empresa, que ya ha pasado por distintos dueños en las últimas décadas, está en negociaciones para ser adquirida por un grupo empresario salteño. Esta operación ha generado temor entre los trabajadores, ya que se habla de una posible reducción de personal, poniendo en riesgo los 230 empleos directos que aún sostiene la planta.
La Unión Obrera Metalúrgica (UOM) ha denunciado despidos encubiertos y una situación de precarización laboral. Además, ha solicitado la intervención de la Secretaría de Trabajo de Jujuy para garantizar la estabilidad de los trabajadores y evitar que la venta de la empresa termine en una nueva ola de despidos, como ocurrió en los años ‘90.
Palpalá: De polo industrial a ciudad olvidada
El deterioro de Aceros Zapla ha significado el declive de Palpalá, que alguna vez fue una ciudad pujante con una fuerte identidad obrera. La privatización destruyó el tejido económico y social, y sin nuevas inversiones ni políticas de reactivación, la localidad quedó reducida a un área marginal de la capital provincial, con altos índices de desempleo y una creciente dependencia del sector informal.
A lo largo de los años, la siderúrgica ha atravesado múltiples crisis, sin que ninguna administración lograra devolverle su protagonismo. Hoy, ante la posibilidad de que la empresa pase a nuevas manos, la preocupación vuelve a crecer, ya que no hay garantías de estabilidad laboral ni de un plan de desarrollo sostenible para la industria metalúrgica en Jujuy.
Una respuesta política insuficiente
Mientras los trabajadores luchan por mantener sus puestos, la clase política local y nacional parece ajena a la crisis. El gobierno de Javier Milei, que ha manifestado su intención de profundizar la desregulación económica, no ha intervenido en la problemática. Los gobiernos provinciales tampoco han ofrecido un plan concreto para revitalizar la empresa ni evitar nuevos despidos.
Esta falta de respuestas ha generado indignación en la comunidad de Palpalá, que ve cómo la historia se repite. Sin una política industrial clara, el destino de Aceros Zapla y sus trabajadores parece quedar nuevamente en manos del mercado y de la especulación empresarial.
Reflexión Final
Lo que ocurre con Aceros Zapla es el reflejo de un modelo económico que prioriza la rentabilidad de las empresas sobre el bienestar de los trabajadores y las comunidades. La historia de Palpalá es la de muchas ciudades argentinas que, tras las privatizaciones, quedaron devastadas y sin alternativas de desarrollo.
Si el futuro de la planta no se garantiza con una política de inversión y protección del empleo, la crisis social en Jujuy se profundizará aún más. La pregunta es si las autoridades estarán dispuestas a intervenir o si, una vez más, serán los trabajadores quienes deban enfrentar solos las consecuencias del abandono estatal y la especulación privada.