Redacción Perico Noticias // En el convulsionado panorama político y económico de Argentina, Jujuy emerge como un escenario donde todo puede suceder. Las elecciones anticipadas del 11 de mayo han puesto en jaque a las estructuras de poder tradicionales, y el fenómeno del cisne negro -un acontecimiento inesperado que cambia el curso de los acontecimientos- podría materializarse en el norte argentino, ante el hartazgo social y la crisis económica que golpea con fuerza.
Por un lado, la UCR y sus aliados se encuentran atrapados en un ciclo de desgaste irreversible. Luego de tres derrotas consecutivas, su estructura demoledora ya no es garantía de triunfo, sino un lastre de promesas incumplidas y nepotismo. La sociedad jujeña ya no tolera más a los acomodados, a los privilegiados y a los parientes que han hecho de la política un negocio personal. La casta local espera su juicio final en las urnas, y la sentencia parece cada vez más inapelable.
Por el otro, La Libertad Avanza (LLA) enfrenta su propia encrucijada. Si bien Milei sigue siendo un fenómeno nacional, la falta de un partido oficializado en Jujuy, la nula instalación de propuestas locales y la carencia de figuras con peso político dejan al espacio libertario sin una base sólida en la provincia. La imagen del presidente, aún fuerte, comienza a resquebrajarse ante la inminente devaluación que el FMI exige y que podría ser postergada solo hasta después de las elecciones. La remarcación de precios, la crisis social y la reciente decisión del Gobierno de meter mano en la ANSES generan un clima de irritación popular que podría erosionar su base electoral antes de consolidarse.
Este escenario deja un espacio abierto para una tercera vía, un fenómeno que está cobrando cada vez más fuerza: el Frente Amplio, que ha logrado instalarse con decenas de reuniones en toda la provincia, absorbiendo oficialistas que huyen del naufragio, gremialistas desencantados y sectores sociales que buscan una opción real de transformación.
A diferencia de la UCR y de LLA, el Frente Amplio ha entendido el momento político. No pretende ser una simple oposición sin ideas ni un grupo de reciclaje de viejas estructuras, sino un espacio con un sello identitario jujeño. Sabe que el país ha entrado en una etapa de desregulación y que el modelo del feudo burocrático infinito es insostenible. Su apuesta es clara: reducir el Estado a su expresión más productiva, desterrando el clientelismo y utilizando los decretos nacionales para impulsar la inversión, la producción y el financiamiento a emprendedores, en lugar de alimentar a una casta estatal improductiva.
En contraste, el oficialismo se verá obligado a hacer campaña con la boca cerrada, ya que no tiene logros para mostrar. La «cambio de matriz productiva» resultó ser un montaje, un simulacro de desarrollo que solo sirvió para desviar fondos y consolidar estructuras de poder. Su relato está agotado y sus candidatos son ignorados por la ciudadanía.
Los libertarios, por su parte, recién abrirán la boca cuando debieron haber hablado hace meses. En lugar de actuar con coherencia respecto a la doctrina de Milei, han sido oportunistas y erráticos, desperdiciando la oportunidad de liderar la oposición al oficialismo en Jujuy.
Con ambos espacios políticos convertidos en una decepción, el Frente Amplio se posiciona como la gran alternativa. Su construcción política no se basa en el marketing vacío ni en la nostalgia del pasado, sino en un gran consenso que reúna a los sectores productivos, culturales, deportivos y sociales de la provincia. En un mundo donde la política ha sido capturada por fuerzas ajenas al pueblo, el auténtico poder jujeño se está organizando desde la base, con los trabajadores, emprendedores y líderes comunitarios que realmente sostienen la provincia.
El 11 de mayo, las fuerzas del cielo -los libertarios que han vivido del discurso mesiánico- se enfrentarán a las fuerzas de la Pachamama, la identidad jujeña real, la de quienes generan trabajo, riqueza y cultura. La elección ya no será entre el pasado decadente o un futuro incierto, sino entre lo auténtico y lo impostado, entre quienes han gobernado Jujuy para sí mismos y quienes quieren gobernarla para todos.
La cuenta regresiva ha comenzado y el cisne negro está listo para emerger. ¿Será Jujuy el epicentro del gran cambio político del país?.