Este 7 de marzo, el gobernador Carlos Sadir inaugurará el periodo ordinario de sesiones legislativas en un contexto de alta tensión política y con una cuenta regresiva marcada: el 11 de mayo, fecha límite para la inscripción de frentes electorales, se conocerá finalmente el mapa de alianzas y estrategias de cara a las legislativas. No es una elección más; es una bisagra en la historia reciente de la provincia. El oficialismo jujeño, que plebiscita una década de gestión, enfrenta su prueba de fuego en un escenario donde el electorado pide cambios estructurales y la polarización nacional arrastra sus propios efectos sobre la política local.
El plebiscito de 10 años y el desencanto social
Con 18 bancas en juego y una base de poder que muestra signos de desgaste, el oficialismo pone en la balanza algo más que su representación legislativa: enfrenta el juicio de una sociedad que ya no compra promesas. Tras diez años en el poder, las cuentas pendientes con el electorado se acumulan. Las reformas no alcanzaron para satisfacer la demanda de cambios profundos, y el humor social, marcado por la inflación y el estancamiento, se vuelve cada vez más impredecible.
El modelo de gestión que consolidó Gerardo Morales y que ahora Sadir intenta sostener llega al 2025 con más cuestionamientos que certezas. La narrativa del progreso choca contra la percepción cotidiana de una ciudadanía que no encuentra mejoras palpables en su calidad de vida. ¿Qué ofrecerá el oficialismo para renovar la confianza del electorado? ¿Qué relato construirá para defender su permanencia en el poder?
Milei, Kicillof y la reconfiguración del peronismo jujeño
La política nacional ha consolidado un nuevo eje de confrontación. La polarización dejó de ser Milei vs. Cristina; hoy es Milei vs. Kicillof, el rostro emergente del neo-peronismo. En Jujuy, este reordenamiento tiene un efecto particular: el kirchnerismo clásico ha sido absorbido por un peronismo pragmático que cierra filas con sectores de derecha, como lo evidencia el alineamiento de Rubén Rivarola con los intereses de CFK en la provincia.
El caso de Leila Chaer es sintomático: lejos de cuestionar estas alianzas, terminó diluyendo sus propias banderas de ampliación de derechos en un peronismo que hoy apuesta más a la supervivencia que a la coherencia ideológica. Este corrimiento genera una crisis de identidad dentro del electorado peronista, que no termina de encontrar un espacio que represente sus valores históricos sin caer en contradicciones estratégicas.
El desafío libertario: del fenómeno Milei al traspaso de votos
La ola libertaria ha llegado con fuerza a Jujuy, pero enfrenta un desafío clave: ¿logrará transformar la popularidad de Milei en votos para sus candidatos locales? Hasta ahora, la estrategia de La Libertad Avanza ha sido clara: el candidato importa poco, lo único relevante es que sea «el elegido» del presidente. Esta lógica les permite mantener la fidelidad de su núcleo duro, pero también les genera una fisura.
Una parte de los libertarios jujeños, aquellos que se consideran «genuinos», no están dispuestos a seguir la línea sin cuestionamientos. Para ellos, lo fundamental es la bandera anticasta, y si los designados por Milei no cumplen con ese criterio, buscarán opciones en otros espacios que representen mejor sus principios. Esto podría generar un cisma dentro del movimiento, restándole algunos puntos clave en una elección donde cada voto cuenta.
La izquierda y el laberinto del hartazgo
En este contexto, la izquierda se encuentra en una posición incómoda. Su discurso gremialista y su apego a doctrinas tradicionales no terminan de encajar con el reclamo ciudadano, que hoy demanda pragmatismo antes que ideología. Aunque su bandera de defensa del trabajador jujeño es legítima, su enfoque rígido le impide capturar un electorado más amplio que busca soluciones concretas y viables.
Si la izquierda quiere ser una alternativa real en esta elección, deberá romper con ciertas estructuras discursivas y ampliar su agenda para responder a los problemas económicos y sociales desde un lugar más estratégico y menos dogmático.
¿Emergerán nuevas fuerzas capaces de romper la inercia?
El 11 de mayo será clave para saber qué partidos emergentes logran instalarse en la contienda. «Otra Historia» aparece con una narrativa bien construida, pero enfrenta la carrera contra el tiempo: su consolidación puede quedar a medio camino si no logra estructurar una presencia territorial fuerte en las próximas semanas.
Por otro lado, el Frente Amplio se muestra activo en la búsqueda de captar el voto independiente con una propuesta transversal que combine desregulación económica con la preservación del empleo público útil. Su apuesta es clara: diferenciarse tanto del aparato estatal burocrático como del liberalismo extremo que plantea el desguace absoluto del sector público.
Este tipo de propuestas pragmáticas pueden ser clave en una elección donde la urgencia económica manda. La inflación es el principal factor que moldea el humor social y, aunque Milei sigue manteniendo un respaldo sólido, ese capital político puede desmoronarse si la promesa de estabilidad económica no se materializa pronto. La realidad se mide en cada compra, en cada góndola, en cada salario que pierde valor frente a la escalada de precios.
¿Un nuevo liderazgo jujeño o más de lo mismo?
La pregunta de fondo sigue sin respuesta: ¿surgirá en Jujuy un liderazgo capaz de interpretar la demanda ciudadana y de romper con una década de espejismos? La oferta electoral aún está en construcción, pero el electorado ya ha dado señales claras de lo que espera: propuestas concretas, soluciones efectivas y una política que se aleje de la retórica vacía.
El tiempo se agota. En esta elección, Jujuy no solo define quiénes ocuparán las bancas legislativas, sino también qué modelo político quiere para los próximos años. ¿Habrá un giro real o será solo una nueva vuelta en la rueda de la continuidad?
🔴 Las fichas están en movimiento. El 11 de mayo se develará el tablero.