Monterrico: Un cambio cultural con mano firme que salva vidas

Monterrico: Un cambio cultural con mano firme que salva vidas

Monterrico, una ciudad que durante años cargó con el estigma de la tragedia vial, hoy está escribiendo una nueva historia. Con 14 lunes consecutivos sin accidentes fatales, la gestión del intendente Luciano Moreira no solo marca un récord, sino que evidencia que el cambio cultural es posible cuando hay decisión política y un compromiso real con la seguridad ciudadana.

De la tragedia a la transformación: la nueva identidad de Monterrico

Históricamente, Monterrico ha sido una ciudad golpeada por la siniestralidad vial, especialmente en noches de fiesta y fines de semana largos. El carnaval, uno de los eventos más esperados del año, solía dejar una secuela de accidentes, algunos de ellos fatales. Pero en 2024, la realidad es otra.

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El intendente Moreira decidió encarar el problema con mano firme y medidas concretas, apostando por un cambio de paradigma en el comportamiento ciudadano. Tras el cierre del carnaval, reafirmó su política de control estricto: locales bailables cerrados en días críticos y un operativo municipal y policial inapelable.

Los resultados son contundentes: 14 lunes seguidos sin muertes en las rutas. Un hito que parecía imposible en una ciudad donde las estadísticas solían ser desoladoras.

Seguridad y cultura: dos caras de una misma transformación

Lo notable de este cambio no es solo la reducción de accidentes, sino la estrategia detrás de ello. Monterrico no cayó en el autoritarismo ni en la prohibición vacía; por el contrario, impulsó una transformación cultural que pone en el centro el disfrute responsable.

Bajo el liderazgo de Moreira, la ciudad apostó a una movida cultural y turística que ofreció alternativas recreativas seguras. La gestión entendió que no se trata solo de evitar tragedias, sino de cambiar la forma en que los monterriqueños viven la noche y el esparcimiento.

El intendente fue claro en su mensaje: la diversión y la seguridad no son incompatibles, pero requieren orden, responsabilidad y planificación. Y ese cambio ya está dando frutos.

Un modelo para el siglo XXI: comunidad, control y compromiso

Monterrico está demostrando que la seguridad vial no es una cuestión de suerte, sino de decisiones políticas bien ejecutadas. La combinación de controles rigurosos, cierre estratégico de locales y un fuerte trabajo cultural es un modelo que podría replicarse en otras ciudades que enfrentan problemáticas similares.

Pero este logro no depende solo del municipio o de la policía. Es un cambio que necesita del compromiso de todos. Los vecinos deben entender que el progreso no se mide solo en infraestructura o crecimiento económico, sino en calidad de vida. Y eso incluye la seguridad en las calles.

Monterrico, un faro de cambio en la región

El caso de Monterrico no es menor. En un país donde la siniestralidad vial sigue siendo una de las principales causas de muerte entre jóvenes, lograr catorce semanas sin accidentes fatales es un mensaje potente. No se trata de números, sino de vidas salvadas, de familias que no tendrán que llorar pérdidas evitables, de una comunidad que avanza con responsabilidad.

El intendente Moreira ha demostrado que con convicción, controles eficientes y un cambio de mentalidad, se pueden revertir incluso los escenarios más adversos. Ahora, el desafío es sostener este nuevo paradigma y consolidar a Monterrico como un modelo de ciudad segura y moderna.

El mensaje a los vecinos es claro: la transformación no es una imposición, sino una invitación a ser protagonistas del cambio. Porque cada lunes sin tragedias es una victoria colectiva, una prueba de que el futuro puede ser diferente cuando se toman las decisiones correctas.

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