No es sólo Buenos Aires. En Perico también los precios aumentan de manera descontrolada, y la economía familiar ya no da más.
Cada semana se hace más difícil llenar el changuito, mantener un local abierto, comprar un remedio, encarar una obra. Pero a diferencia de lo que ocurre en otros municipios del país, donde al menos hay un gesto de empatía, en Perico hay silencio y cobro.
Ni el Concejo Deliberante ni la Municipalidad han puesto sobre la mesa ninguna propuesta concreta para amortiguar la inflación a nivel local.
No hay un plan de emergencia alimentaria, ni se regula el precio del gas, ni hay ferias populares organizadas.
Lo único que funciona, sin pausa, es la maquinaria de cobrar: impuestos, tasas, multas, reempadronamientos y nuevas ordenanzas que exprimen al que menos tiene.
“Todo sube, pero el municipio me baja la cortina con impuestos”
Comerciantes, feriantes y vecinos coinciden en una queja común:
“La inflación no la inventó el municipio, pero lo que hace no ayuda en nada. Al contrario, agrava la situación.”
En vez de generar incentivos para quienes producen o trabajan, en Perico se ha instalado un sistema de presión fiscal que castiga al que quiere salir adelante.
El que empieza una obra, recibe doble multa. El que vende, recibe reempadronamientos. El que construye, es tratado como evasor.
Y mientras tanto, el precio del pan, la carne y los medicamentos vuela sin control.
Un Concejo que mira para otro lado
Durante el último año, el Concejo Deliberante de Perico no trató ni una sola ordenanza seria para frenar el impacto de la inflación en los sectores más vulnerables.
No hay seguimiento de precios, ni control de abusos, ni subsidios, ni planes de empleo locales.
Tampoco se discutió una reforma tributaria que alivie a los sectores productivos.
Al contrario: lo poco que se legisla, se hace para reforzar el aparato recaudador del municipio. Como si el problema del vecino fuese que paga poco, y no que no le alcanza para pagar nada.
¿Qué debería hacer un gobierno local cuando el país se desmorona?
Los municipios no pueden controlar la macroeconomía, pero sí pueden regular, amortiguar y acompañar.
Pueden organizar ferias populares. Pueden subsidiar el gas. Pueden crear redes de comercio justo, ferias comunitarias, sistemas de crédito solidario, mercados municipales.
Pueden proponer congelamientos de tasas, reformas al régimen de habilitaciones y planes de regularización sin persecución. Pueden, si quieren.
Pero en Perico, no quieren. O no saben. O simplemente ya no gobiernan para el pueblo.
Reflexión de cara a las elecciones
Este 11 de mayo, Perico vota.
Y no vota solo nombres. Vota si quiere seguir soportando que cada crisis sea un negocio para el municipio.
Vota si quiere un Concejo que legisle para la gente, no para la caja.
Vota si quiere recuperar el sentido de un gobierno cercano, empático, presente.
Porque cuando el precio del arroz sube 70% y el pan 50%, pero la Municipalidad solo aumenta tasas y te cobra una multa por arreglar tu vereda, es evidente que algo está mal.