“De opositores a operadores: la LLA jujeña se devoró a sí misma y ahora teme estrellarse en las urnas”

“De opositores a operadores: la LLA jujeña se devoró a sí misma y ahora teme estrellarse en las urnas”

Por Redacción Perico Noticias

Hasta hace unos meses, los libertarios se jactaban de “manejar la Ferrari electoral”. Hoy, el motor está fundido, los pilotos discuten entre ellos y el GPS lo configuró el radicalismo de Gerardo Morales.
Lo que parecía un aluvión imparable de votos en Jujuy, con picos de intención del 45%, se diluyó entre internas vacías, boletas clonadas, listas desorientadas y el abandono absoluto de las bases militantes que alguna vez hicieron vibrar el discurso contra la casta.

La Libertad Avanza, que nació como una impugnación al poder tradicional, en Jujuy se convirtió en su apéndice más obediente. Las designaciones a dedo, la eliminación de referentes locales, el cierre de listas sin diálogo territorial y los pactos subterráneos con sectores del oficialismo provincial desmoralizaron al votante genuino, que ya no ve en las boletas libertarias una expresión de rebeldía, sino una copia degradada del viejo sistema.


Boletas truchas, confusión y complicidad

La denuncia sobre boletas “mellizas” con la cara de Milei no es un hecho aislado: es la síntesis de una estrategia. La Justicia Electoral jujeña, bajo el ala del aparato radical, aprovechó la desorganización deliberada del partido libertario para sembrar confusión, fragmentar el voto y garantizar que el oficialismo retenga los resortes legislativos suficientes para evitar el desmoronamiento de su régimen provincial.

Los popes de la LLA, en lugar de construir poder ciudadano, eligieron ocupar cargos nacionales y replegarse en la comodidad de la rosca vertical. Hoy, se quejan —entre comillas— de los competidores internos que ellos mismos dejaron florecer por negligencia, autoritarismo y desprecio a la militancia que, cuando Milei era solo un panelista furioso, salía a pegar carteles sin pedir nada a cambio.


De Milei vs. Morales, a Milei obedeciendo al modelo Morales

Lo más paradójico es que el Milei original fue, en su momento, uno de los críticos más furiosos de Gerardo Morales: lo acusó de nepotismo, autoritarismo y manejo feudal del poder.
Hoy, su espacio en Jujuy reproduce exactamente ese modelo.
Listas cerradas, pactos de cúpula, dirigentes escondidos en Buenos Aires, y un aparato electoral que responde más a los intereses de supervivencia de un puñado de diputados y senadores que al mandato popular de cortar con los privilegios.

La comparación con Santa Fe no es casual. Allí, el voto bronca se fugó hacia opciones realmente independientes. Si el 11 de mayo ocurre algo similar en Jujuy, los actuales representantes —como Ezequiel Atauche o Manuel Quintar— deberán rendir cuentas, y quizás también abdicar a los espacios conquistados en nombre de un libertarismo que ya no representan.


La rebelión silenciosa

A pesar de las maniobras, muchas localidades bajaron candidatos locales, formaron partidos libertarios auténticos, o simplemente se retiraron de un esquema que ya no los contiene.
La gran incógnita del 11 de mayo no es si ganará el oficialismo: es cuánto caerá el voto libertario que alguna vez prometió ser disruptivo, y hoy se parece demasiado a lo que juró destruir.

La Ferrari está en la banquina. Y si no la chocan, es porque muchos votantes decidirán no subirse.

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