En la olvidada ciudad de Yuto, donde la desidia del Estado es una rutina y la indignación duerme al borde del apagón, un rugido empieza a crecer en silencio. El rugido del pueblo. El rugido de quienes se cansaron de mendigar lo básico. Allí, en ese rincón del norte jujeño el agua potable es una quimera, no hay gas natural, el sistema eléctrico es un parche perpetuo y ni siquiera una estación de servicios permite abastecer lo mínimo, emerge un candidato que no pide permiso: Jesús Lindon, comerciante, vecino y férreo creyente del cambio que encarna Javier Milei, encabeza la Lista 135 de La Libertad Avanza dispuesto a patear el tablero.
Lindon no es un improvisado. Fue de los primeros en apostar por el “león libertario” cuando todavía era un outsider gritón en los canales de televisión. Mientras muchos se reían, él ya intuía que esa rebeldía no era solo catarsis: era proyecto. Hoy, esa leyenda televisiva es el Presidente de la Nación. Y Lindon quiere replicar esa historia desde abajo, desde Yuto, desde la trinchera de un pueblo maltratado por décadas de política oxidada.
Jesús Lindon lo dice sin vueltas: “El Estado nos asfixia. Tarifa tras tarifa, impuesto tras impuesto, sólo vemos crecer el gasto de la casta, mientras acá no tenemos ni agua para lavarnos la cara.” Y tiene razón. La precariedad en Yuto no es un relato, es una condena cotidiana. No hay derechos básicos garantizados. Ni agua regular. Ni servicios elementales. Ni gas. Ni movilidad. La desnutrición del sistema no es alimentaria, es institucional.
Lindon no se victimiza: acusa, denuncia y propone. Plantea declarar estado de emergencia en los servicios esenciales y crear un fondo de recuperación inmediata bajo control ciudadano. Propone cortar de raíz las manos que saquean los recursos del pueblo. Y llama a sus vecinos a despertar de la resignación: “Somos leones, nos hicieron creer que éramos ovejas. El domingo es la hora de rugir.”
Su campaña es austera pero incendiaria. No promete cargos ni subsidios, sino una nueva era. Apela al orgullo de los habitantes de Yuto, a ese sentimiento noble de pertenencia, de saber que aunque el sistema los haya ignorado, tienen fuerza para empezar de nuevo. Su mensaje no es político, es emocional: es una rebelión digna, popular y sin intermediarios.
Este 11 de mayo, mientras muchos apuestan por lo de siempre, Jesús Lindon es la carta del cambio verdadero. La apuesta personal de Milei en Yuto. La chispa que puede prender la mecha en una provincia acostumbrada al letargo. No hay espacio para tibiezas: o se sigue postergando la ciudad, o se le entrega el bastón de mando al vecino que no se calla más.
📌 El rugido libertario ya se escucha. Este domingo, Yuto puede hacer historia. La Lista 135 está lista para cortar las cadenas. Y vos, ¿seguís pastando o vas a rugir?