África, ¿el nuevo mejor amigo de Israel?

 África, ¿el nuevo mejor amigo de Israel?

Buena parte de África se solidariza con los palestinos desde hace mucho. Ahora, Israel y algunos Estados de ese continente estrechan sus vínculos con intereses muy concretos en mente. El acercamiento tiene su precio.

En 2016, cuando visitó Kenya, Uganda, Etiopía y Ruanda, Benjamin Netanyahu se convirtió en el primer jefe de Gobierno israelí en muchas décadas en viajar a África. Las buenas relaciones que el Estado de Israel había sostenido durante lustros con ese continente se vieron empañadas por la guerra de Yom Kipur, que tuvo lugar entre el 6 y el 25 de octubre de 1973.

Tras un ataque militar sorpresivo de la coalición de países árabes liderada por Egipto y Siria, las tropas israelíes entraron y se expandieron por el territorio egipcio. “Egipto acusó a Israel de ocupar suelo africano. Juntos, los Estados árabes se esmeraron en persuadir a los países africanos de cortar sus nexos con Israel”, explica Steve Gruzd, del Instituto Sudafricano para las Relaciones Exteriores.

La insidia tuvo éxito: en un continente con más de treinta Estados, sólo cuatro conservaron sus relaciones diplomáticas con los israelíes. Y esa constelación política dejó huellas; por ejemplo, los palestinos tienen estatus de observadores en la Unión Africana (UA) y los israelíes no.

Por otro lado, cuando el líder libio Muamar el Gadafi fue derrocado en 2011, la UA perdió a una de sus voces antiisraelíes más fuertes. La situación parece estar cambiando: Netanyahu no sólo regresó a casa satisfecho por la simpatía con que fue recibido por sus homólogos africanos el año pasado, sino que, desde entonces, ha retornado al continente en dos ocasiones. En junio participó en la cumbre de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO).

Kenia Besuch des israelischen Ministerpräsidenten Netanjahu (picture-alliance/AA/Kenyan Presidency) Netanyahu al serrecibido por Kenyatta en Kenya (2016)

Se disipan las reservas

Las reservas de los africanos de cara a Israel parecen disiparse. El pasado 6 de diciembre, cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reconoció a Jerusalén como capital de Israel, sólo Mauritania protestó airadamente. “La mayoría de los políticos africanos son muy pragmáticos; ya no se orientan por sus convicciones ideológicas, como lo hacían en el pasado. Y el respaldo que les dan a los palestinos ya no es tan fuerte como hace algunos años”, señala Gruzd. El jefe de Estado de Kenya, Uhuru Kenyatta, celebró la visita de Netanyahu con las siguientes palabras: “Creemos que debemos cooperar de nuevo con Israel sobre una base positiva”. Y es que, a los ojos de los africanos, Israel tiene mucho que ofrecer en varios ámbitos.

La colaboración en la lucha contra el terrorismo es de gran interés en países como Kenya. Medios reportan que expertos israelíes asesoraron a tropas antiterroristas kenianas tras el atentado contra el centro comercial Westgate, en 2013. En su breve gira por África, Netanyahu ofreció más apoyo. “Israel siempre ha puesto a la orden su respaldo militar y sus entrenamientos. Muchas unidades de élite africanas han sido formadas por Israel”, confirma el politólogo keniano Martin Oloo. A eso se suma la ayuda para el desarrollo prestada por los israelíes; desde principios de diciembre, estos están involucrados en el programa de desarrollo estadounidense “Power Africa” que busca abastecer de electricidad a unos 60 millones de personas de aquí al año 2030.

Uganda Besuch des israelischen Ministerpräsidenten Netanjahu (picture-alliance/AP Photo/S. Wandera) Netanyahu junto al presidente de Uganda, Yoweri Museveni (izq.) (2016)

Muchos intereses en juego

La posibilidad de acceder a tecnología de punta israelí aplicable a la agricultura también predispone positivamente a ciertos Gobiernos africanos. Israel, por su parte, nunca ha ocultado su interés en adquirir estatus de observador en la Unión Africana; Netanyahu insistió en ese punto durante su periplo por el continente. Además, según un artículo publicado por el diario Times of Israel poco antes de su más reciente viaje a África, el primer ministro dijo querer “desmantelar el gigante bloque de 54 países africanos que siempre hace posible una mayoría automática contra Israel en las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales”. Está por verse si lo logra; Israel no las tendrá fácil en África.

Estados africanos con poblaciones mayoritariamente musulmanas –como Marruecos, Senegal, Mauritania y Sudán, por ejemplo– siguen mirando a Israel con recelo. Sudán prohíbe la entrada de ciudadanos israelíes a su territorio. Mauritania rompió sus relaciones diplomáticas con Israel en 2010, en respuesta a un bombardeo israelí sobre la Franja de Gaza. También Sudáfrica asume una posición crítica de cara a Israel debido a su antigua cercanía con el régimen que impuso el apartheid en ese país y que lo gobernó hasta 1994. Y la cumbre Israel-África, que ya debería haberse realizado en Togo, no se ha materializado todavía.
Daniel Pelz / Martina Schwikowski (ERC)

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