Argentina al borde del colapso: el gobierno de Milei ya no gobierna, improvisa

Argentina al borde del colapso: el gobierno de Milei ya no gobierna, improvisa

¿Qué es lo que más te preocupa hoy en Jujuy?

Hay momentos en la historia de un país en los que todo se reduce a una pregunta brutal y sin anestesia: “¿Quién está a cargo?” Esta semana, la Argentina volvió a confirmar que la respuesta es: nadie. O peor: alguien está a cargo, pero no sabe qué hacer. Y lo que está en juego no es solo una gestión de gobierno, sino la suerte —y la salud mental— de 47 millones de personas.

El presidente Javier Milei, acorralado por su propia verborragia, desbocado por encuestas que ya lo muestran en caída libre, y acuciado por una economía que se le desangra día a día, está cruzando todos los umbrales del delirio institucional. Mientras el país pierde reservas, los precios vuelan y el dólar acecha, la estrategia del oficialismo consiste en emitir más humo, ensuciar a la oposición y amenazar con fantasmas de golpes de Estado y prisiones políticas. Argentina se volvió una telenovela bizarra, pero con consecuencias reales: los supermercados remarcan 5% por semana, y la gente no puede más.

En un mismo día, siete voceros del gobierno salieron a “explicar” —en versiones contradictorias— el supuesto acuerdo con el FMI por 20.000 millones de dólares. El ministro Caputo dijo que era todo junto. Adorni lo corrigió. Milei dijo que depende. Furiase salió más tarde a oscurecer lo que supuestamente debía aclarar. Y mientras tanto, el mercado respondió como responde cuando lo tratan de estúpido: vendieron 84 millones de reservas.
Nada de lo que prometieron generó confianza. Todo lo que dijeron, aceleró el desastre.

Y es acá donde se abre la herida profunda: el ajuste fue brutal, el pueblo hizo el esfuerzo, pero la inflación sigue, la devaluación se insinúa, y la sensación de estafa se generaliza. ¿Valió la pena? ¿Qué ganamos con este plan salvaje? Nada. Prometieron inflación del 1%, hay 3%. Prometieron equilibrio fiscal, hay bicicleta financiera. Prometieron un nuevo orden, hay un viejo caos.

Lo más grave no es el error: es la mentira sistemática. Mienten con los datos. Mienten con los dólares. Mienten con la deuda. Y cuando ya no pueden sostener ni siquiera su ficción económica, vuelven a Cristina. Porque la desesperación es tan grande que necesitan fabricar una enemiga para tapar el fracaso.

Milei, que prometía ser distinto, ahora repite lo peor del macrismo, pero sin pericia ni contención política. El presidente no gobierna: tuitea, insulta, improvisa. Su gabinete no comunica: se desmiente en cadena nacional. Y mientras tanto, la gente sufre en silencio, con tickets de supermercado que ya no se pueden mirar.

La Argentina es hoy un paciente terminal conducido por médicos sin formación, sin diagnóstico y sin corazón. Cada día que pasa, se pierden más dólares, más empleos, más confianza. Y la duda ya no es si el gobierno tiene margen de maniobra: la duda es si queda tiempo para evitar la explosión.

Este modelo no es libertario: es irracional. No es nuevo: es una repetición cruel de nuestras peores decisiones. Un país que vuelve una y otra vez al mismo pozo, pero que sigue esperando que esta vez sea diferente.

Argentina ya no aguanta más mentiras. Y Milei ya no puede sostener su ficción. Es hora de asumirlo: el problema no era la casta. El problema es un gobierno sin programa, sin ética y sin límites. Y si no frena, nos arrastra a todos al abismo.

Comentarios

Aún no hay comentarios. ¿Por qué no comienzas el debate?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *