Perico Noticias | Análisis económico exclusivo
Anticipo confirmado: Argentina devaluó nuevamente y liberó el dólar en medio de un colapso del régimen de control de cambios. Tal como venimos adelantando en Perico Noticias desde hace una semana, la caída total de la confianza en el sistema de administración cambiaria, el agotamiento de reservas y la presión ineludible del Fondo Monetario Internacional precipitaron el anuncio oficial de un nuevo esquema: el tipo de cambio pasará a flotar entre bandas, en un intento desesperado de evitar un salto hiperinflacionario sin respaldo.
Con este movimiento, el Gobierno de Javier Milei consuma una nueva devaluación que redefine por completo el escenario económico argentino. A partir de ahora, el dólar se moverá entre una banda de flotación de $1.000 a $1.400, una decisión que busca darle una “salida técnica” a lo que en los hechos ya era un derrumbe inevitable. La medida fue presentada por el ministro Luis Caputo como parte de un “nuevo régimen de normalización económica”, pero lo cierto es que el mercado venía operando con un tipo de cambio ficticio que ya nadie creía.
El fin de un sistema que ya estaba muerto
El control de cambios no murió hoy. Murió hace semanas. La diferencia fue que el Gobierno finalmente firmó el certificado de defunción. En Perico Noticias anticipamos este final: el cepo no solo se volvió inviable por la falta de reservas, sino que se transformó en un factor de atraso, distorsión y corrupción sistémica. La dolarización de hecho del comercio y el turismo, sumada a las operaciones paralelas sin control, había vaciado de contenido al régimen oficial.
El FMI lo sabía y lo exigió. El acuerdo técnico con el organismo por un nuevo programa de facilidades extendidas exigía, como condición implícita, la liberación progresiva del mercado de cambios. Pero la situación se aceleró cuando la brecha entre el dólar oficial y los paralelos superó el 80%, y el BCRA no pudo sostener ni una semana más la ficción del tipo de cambio administrado.
¿Qué significa para vos esta nueva devaluación?
Para el ciudadano de a pie, este nuevo esquema implica una aceleración de precios inminente. Ya lo anticipó el dato de inflación de marzo: un 3,7% que marcó el mayor salto en siete meses. Con la liberación del dólar, los precios mayoristas y minoristas volverán a reajustarse al alza en alimentos, combustibles, medicamentos e insumos básicos. El pass-through (traslado a precios) será más veloz, más crudo y más regresivo.
Para las empresas, el nuevo régimen podría destrabar importaciones y permitir mayor previsibilidad, siempre y cuando no haya una nueva corrida. Pero el riesgo de overshooting (sobre-reacción del dólar) no es menor: si el BCRA no interviene con credibilidad, el tipo de cambio podría irse por encima del techo de $1.400, alimentando nuevas tensiones inflacionarias.
Hipótesis: ¿estabilización o antesala del caos?
Todo depende ahora de la respuesta del mercado y de la consistencia política del Gobierno. Si la liberación del dólar no viene acompañada por un plan integral —con ancla nominal, meta fiscal y horizonte claro—, la Argentina podría ingresar en un nuevo ciclo de inestabilidad crónica, sin red de contención social ni política.
La devaluación puede ser un paso necesario, pero si no se articula con medidas que protejan el tejido productivo y contengan a los sectores más vulnerables, lo que hoy se presenta como “sinceramiento” puede terminar siendo la chispa de una nueva crisis.
Conclusión: ¿el principio del orden o el orden del derrumbe?
En este momento histórico, el Gobierno apuesta todo a la liberalización. Pero los mercados no responden a discursos, sino a realidades. Y la realidad argentina sigue marcada por déficit fiscal, inflación persistente, caída de la actividad y deterioro social. El fin del cepo era inevitable, pero no asegura nada por sí solo. Lo que venga dependerá de la capacidad (o incapacidad) del Estado para conducir esta transición con inteligencia, sensibilidad y coraje.
En Perico Noticias, lo dijimos antes que nadie: el cepo iba a caer. Ahora, el desafío es evitar que con él se desplome el país.